Apelando a la intercesión de la Virgen de los Ángeles, la Conferencia Episcopal Costarricense lanzó un llamado a superar la división y el resentimiento, en un mensaje emitido esta tarde, pocas horas después de que trascendieran los resultados de la segunda ronda electoral.
En un comunicado de prensa, los obispos católicos encabezados por el arzobispo José Rafael Quirós Quirós, manifestaron su "total disponibilidad en la construcción del bien común".
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"Hoy imploramos a nuestra querida madre, Reina de Los Ángeles, nos conduzca a todos por el camino de la comunión con su hijo resucitado y entre nosotros como hermanos, superando toda división y resentimiento.
"Nuestra oración por don Carlos Andrés Alvarado Quesada, presidente electo de todos los costarricenses, para que el Espíritu Santo derrame sus dones sobre él y quienes le acompañarán en esta misión que el soberano les encomienda. Dios les ayude a gobernar para todos", manifestó Quirós, presidente de la Conferencia Episcopal.
Los obispos felicitaron al mandatario electo y elevaron una oración para que tenga la sabiduría para fortalecer a Costa Rica con justicia y paz, "y todos los valores que la inmensa mayoría profesa desde la fe en Cristo".
"La nutrida participación en las celebraciones de Semana Santa nos llena de mucha alegría al ver en ello, una respuesta de comunión y fe ante los elementos de división que se quisieron introducir en los últimos tiempos.
"Confiamos en la fuerza transformadora del resucitado, que conduzca a nuestro país por los senderos de la paz, la justicia y la verdad", manifestó la Conferencia.
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Durante el pasado proceso electoral, el tema religioso estuvo en la palestra. Tanto es así que una sentencia del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) determinó que un manifiesto conjunto de la Conferencia Episcopal y la Federación Alianza Evangélica Costarricense constituyó una amenaza para el libre ejercicio del sufragio.
Este mismo Tribunal lanzó reiteradas advertencias a los líderes de diferentes denominaciones religiosas, incluida la católica, a no utilizar los púlpitos y templos para hacer propaganda política.