Laura Chinchilla: Bloquear el diálogo es tan dañino como bloquear calles

Expresidenta afirma que, aunque algunos sectores tienen motivos para desconfiar del Gobierno, decirle ‘no’ al diálogo es condenar la toma de decisiones al mismo secuestro en que estuvimos los días pasados con bloqueos de carreteras

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La expresidenta Laura Chinchilla alertó, al iniciar la tarde de este jueves, sobre el riesgo de permitir que unos cuantos actores obstruyan la búsqueda de soluciones a la crisis fiscal.

“Bloquear el diálogo es tan dañino para la democracia, como bloquear carreteras”, escribió la expresidenta en su cuenta de Twitter a las 2 p. m.

En entrevista con La Nación, la exgobernante afirmó que, aunque algunos sectores tienen motivos para desconfiar del Gobierno, cerrar la puerta de la negociación significa condenar al país, justo cuando el tiempo se acaba.

“No creo que se le deba poder dar poder de veto a un único gremio”, dijo Chinchilla, en referencia a la negativa de la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (Uccaep) a participar de la mesa de diálogo multisectorial.

Minutos después de la conversación con este medio, el temor de la expresidenta se materializó, y dicha mesa se canceló.

Pese a eso, en un comentario adicional, Chinchilla llamó a no dar por descartada cualquier posibilidad de negociación, y urgió a la Casa Presidencial a actuar de inmediato para encontrar una nueva alternativa.

-Usted alerta de que bloquear el diálogo es tan peligroso como cerrar calles, ¿por qué son tan graves estas negativas?

"La democracia fundamentalmente es negociación, y es claro que la democracia costarricense es muy viva, muy compleja, siempre requiere la participación de sectores, de consultas, etcétera.

"En muchas ocasiones nos hemos entrabado ya en momentos determinantes; uno de los más complejos fue la negociación del TLC, pero hubo una vía de escape que fue una vía democrática, a través de la convocatoria de un referendo.

"En este momento nos encontramos en una verdadera encrucijada, tenemos que tomar una decisión. No hay opción, no hay por dónde transitar que no sea el camino de esa decisión, de si vamos o no vamos a plantear una negociación ante el Fondo Monetario Internacional y en qué términos la vamos a plantear. Esa es una negociación que no podemos someter a ninguna otra instancia, como por ejemplo a un referendo, porque contempla materia impositiva. Pero, además, no hay tiempo.

"Tenemos, además, la circunstancia doblemente agravante de un Gobierno muy debilitado, que tuvo una salida en falso terrible, que fue la propuesta que le hizo al país, seguida de una ausencia de negociación efectiva para haber podido salvar aunque sea algunos aspectos de esa propuesta, y regresamos a cero. La única salida posible es volver a intentar un proceso de diálogo, de consulta y de negociación.

"No es que yo desconozca las preocupaciones de algunos sectores, ya la brecha de credibilidad entre algunos para con el Gobierno es muy grande. ¿Por qué? Porque la palabra diálogo ha sido utilizada, desafortunadamente, con anterioridad, sin que generara ningún producto concreto en donde los sectores se viesen reflejados.

"La principal queja detrás de la propuesta que el gobierno presentó, hace ya más de un mes, es que muchos sectores dijeron que no los tomaron en serio. Hubo una convocatoria, mandamos propuestas y no se reflejaron en esta iniciativa que el Gobierno presentó.

"Entonces es cierto, y eso hay que admitirlo, que ya los sectores no quieren ir a un diálogo donde sientan que van a perder el tiempo, o que van a terminar tomando, con su presencia, decisiones totalmente distanciadas de sus preocupaciones.

"Sin embargo, yo creo que, en este momento, al menos el Gobierno reconoció esa seria limitación en su poder de convocatoria y esa brecha de credibilidad, e incorporó al Estado de la Nación, para precisamente dar garantías de seriedad, de que iba a haber un método, una estructura que rigiera ese diálogo y me parece que fue un gesto importante, que debería ser correspondido por parte de los sectores.

"Hay muchas otras cosas que se han discutido en estos días, de cuánta representación, del plazo, de si los diputados, etcétera. Pero vea que las dificultades, curiosamente, en este momento no vienen de los sectores políticos.

"Las fracciones han estado a la altura de las circunstancias, en la mayoría, diciendo ‘está bien, vamos a darle una oportunidad más a este Gobierno'. Los problemas están viniendo de los sectores y me parece que cometen un grave error, porque decirle que no al diálogo en este momento es prácticamente condenar el proceso de toma de decisiones al mismo secuestro en que estuvimos los días pasados en los bloqueos de carreteras.

“Para efectos prácticos, las consecuencias pueden ser similares. Yo sé que una es mucho más evidente y dañina desde el punto de vista de que materialmente hubo daño a la economía y a la gente, y que, además, se violentaron normas legales y penales. Pero en términos del impacto que tiene sobre los resultados que el país demanda y la urgencia con la que tenemos que trabajar, sí siento que bloquear el diálogo en este momento no es lo más sensato, ni lo más democrático. Pero muchísimo menos es lo más conveniente para la estabilidad económica que todos estamos demandando”.

-Llama la atención que los grupos con más objeciones son a los que se les dieron mayores cuotas de representación.

"Yo no conozco muchos intríngulis del proceso, pero uno esperaría que, aunque la propuesta inicial tuviera limitaciones, se hubiese abierto una negociación para revisarla. Creo que eso se habría podido comprender, pero la negación a acudir al llamado de un Gobierno que por lo menos está dispuesto a revisar la forma en la que ha trabajado antes, a hacerse acompañar de garantes, y además en un momento en que el tiempo corre en nuestra contra, porque son muy pocos los meses que nos quedan para resolver el tema del Fondo, me parece que es algo muy difícil de comprender.

"Me ha resultado muy difícil, yo apelo a la enorme responsabilidad que históricamente el sector empresarial de Costa Rica ha mostrado, particularmente en momentos difíciles. Tradicionalmente el sector empresarial ha sido un sector reflexivo, sensato y visionario de los riesgos que el país corre cuando se toman decisiones poco convenientes.

"Me parece que estamos en uno de los momentos más sensibles para el futuro y la estabilidad de nuestro país, y esperaría que esa negativa de Uccaep no sea definitoria y que, si no, otras cámaras empresariales compensen la ausencia de Uccaep en ese diálogo.

“No sé cuál será la decisión del presidente y de los convocantes del diálogo al final, pero yo no creo que se le deba poder dar poder de veto a un único gremio, de manera que la representación empresarial no se agota en la Uccaep, aunque ciertamente es la más representativa, pero me parece que si otros gremios se unen, podríamos salvar un momento de verdad crítico para nuestra democracia”.

-Pensando en las desconfianzas que puedan tener algunos sectores, ¿la garantía que da el Gobierno de apegarse al menú de opciones que elabore la mesa, podría ser un elemento de confianza?

"Yo creo que no haber atendido una invitación a acudir a un diálogo en las mismas condiciones que en el pasado, sí habría sido comprensible, no haber querido volver a chocar contra la misma piedra. Me parece que aquí hubo un intento de poner algunas garantías de que la situación iba a cambiar. Pero además, si las garantías no son suficientes, siento que es posible pedir garantías adicionales.

"Porque si estamos actuando de buena fe, lo que queremos es que el diálogo no sea una burla, sino una certeza de compromisos futuros del Gobierno, con acciones concretas para resolver los problemas. Entonces, de lo que se trata no es de desacreditar el diálogo, o de negar la participación, sino de sugerir formas de fortalecerlo.

“Si se quieren garantías adicionales, que se planteen, pero es difícil comprender que se diga que no”.

-¿Usted podría pensar en algunas garantías adicionales que se podrían dar, para generar más confianza?

"Yo no quisiera cargar más la cachimba pidiendo cosas en momentos en que pareciera que hay demasiada gente pidiendo cosas, no quiero cometer ese error.

"Sí he visto que mucho se le está recargando al Estado de la Nación en esta negociación de la convocatoria, creo que el Estado de la Nación es un garante, pero no puede sustituir al Gobierno en momentos críticos, que posiblemente se van a presentar a lo largo del diálogo.

"Mi consejo sería que el presidente directamente se emplee a fondo a tratar de desatorar esta situación. El presidente debería entender que en este momento no solamente se podría estar jugando el futuro de ese diálogo, sino también el futuro de su Gobierno, en un momento de mucho estrés para el país.

“Mi consejo sería que se emplee a fondo a tratar de ver cuáles pueden ser algunas garantías adicionales que podrían salvar el diálogo, con la mayor representación posible. Y el llamado a los sectores es a la sensatez y, llegado el momento, comprender que, en el marco de las circunstancias, hay que hacer todo lo posible por salir adelante, sin otorgarle a nadie en particular el poder de veto sobre el mecanismo”.

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-¿Añadiría algo a su reflexión, ante la cancelación del diálogo mediado por el Estado de la Nación?

"Me parece que la reflexión sobre el riesgo de bloquear un diálogo se está materializando, porque efectivamente cuando el diálogo se bloquea, simplemente la democracia deja de fluir en el proceso de toma de decisiones. Ese es el riesgo que viene ahora.

"En ese sentido, creo que aún cuando el Estado de la Nación ha anunciado que se retira, no deberíamos necesariamente asumir que se ha roto cualquier posibilidad de diálogo. Creo que Jorge Vargas deja un mensaje al final con elementos de relativo optimismo, sobre los cuales el Gobierno tiene que dar un paso adelante.

“El Gobierno debe tratar de salvar los mecanismos de diálogo, afianzar eso que Jorge destaca que es, de alguna manera, haber propiciado un reencuentro entre la Asamblea Legislativa, los partidos políticos y el Gobierno. Evitar que sea la calle la que vuelva a tomar la iniciativa, y cuanto antes buscar alternativas, ya sea para vincular esa misma propuesta del Estado de la Nación con otros facilitadores, o buscar una alternativa. Pero eso tiene que ser ya”.