Defensoría y MEP chocan en Sala IV por supuesto racismo en 'Cocorí'

Defensora pide excluir su lectura de escuelas y colegios al afirmar que reproduce efectos discriminatorios en la población afrodescendiente

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San José.

La Defensora de los Habitantes, Monserrath Solano Carboni, solicitó la mañana de este jueves a los magistrados de la Sala Constitucional, excluir el libro Cocorí como lectura obligatoria en escuelas y colegios porque, afirma, reproduce efectos discriminatorios en la población afrodescendiente.

Así lo planteó en una audiencia convocada por la Sala Constitucional a raíz de un recurso de amparo que Solano presentó en el 2015 contra la obra del escritor Joaquín Gutiérrez, publicada por primera vez en 1947.

Solano también pretende que el libro no se lea sin que primero exista una debida mediación pedagógica.

La audiencia también consideró otro recurso planteado en mayo del 2015 por varios diputados (el número 5493-0007-CO) el cual propone eliminar el libro del menú de lecturas oficiales del Ministerio de Educación Pública (MEP).

Este segundo amparo lo habían presentado los legisladores Epsy Campbell, Ottón Solís, Marta Arauz y Marvin Atencio, del Partido Acción Ciudadana, así como Sandra Piszk, del Partido Liberación Nacional.

Sin embargo, ninguno de ellos acudió a la audiencia de este jueves argumentando que no deseaban "politizar el tema", según expresó el apoderado del grupo, Juan Carlos Gutiérrez, quien en la audiencia le cedió la palabra a la defensora.

Solano afirma que la discriminación puede ser directa o indirecta cuando, por ejemplo, políticas que no tienen la intención de discriminar crean efectos discriminatorios que, "en este caso, se manifiestan en burlas, apodos, comparaciones degradantes y el reforzamiento de estereotipos contra la población afrodescendientes".

Según la defensora, este caso se perfila como una reparación para quienes sufren o sufrieron este tipo de problemas a raíz de la política del Estado de incluir un libro que, "sin que su autor lo quisiera", da pie para un ambiente de apodos y estereotipos que, según ella, hace de las escuelas espacios menos pacíficos y seguros para los afrodescendientes.

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"Hoy solicito al Tribunal que tutelen el derecho de los niños y niñas afrodescendientes de crecer en sus escuelas sin que sus compañeros les digan Cocorí en son de burla", argumentó Solano.

Por su parte, la viceministra de Educación, Alicia Eugenia Vargas, argumentó que es simplificador etiquetar un texto literario como "racista" y pretender con ello vaciarlo de historia. Para el MEP, Cocorí no es racista ni tampoco debe excluirse.

Según Vargas, la libertad de escritura debe ir acompañada de libertad de lectoras y lectores a leer. Cuanto más libre la palabra (de quien escribe y de quien lee y opina), más lejana estará de los estereotipos y los prejuicios sociales, comentó.

"Los estereotipos, la violencia física y psicológica se dan por multiples causas y para restaurar los derechos estudiantiles existe necesidad de más acciones que de censuras literarias", explicó Vargas.

Esta funcionaria solicitó dejar sin lugar los recursos. Si se excluye un libro, dijo, en el futuro habrán de excluirse más, si alguien los declaras "racista" por algunos extractos.

En su lugar, Vargas abogó por fortalecer el diálogo y así prevenir el racismo, más que obviar el tema con la exclusión de un libro.

La viceministra sí reconoció que no existen lecturas escolares y colegiales oficiales centradas en la cultura afrodescendiente de Costa Rica. Aseguró que ese problema ya se está trabajando.

Del mismo modo, recordó que el MEP ya aplica protocolos contra el racismo y el acoso y recalcó que los educadores están lo suficientemente formados para hacer una debida intermediación entre la obra y los estudiantes.

Incluso, recordó que el Ministerio gestiona ante el Consejo Superior de Educación trasladar la lectura del libro de escuela, al noveno año de colegio, con el fin de propiciar su consumo entre estudiantes con más madurez para enfrentarse al texto.

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Concluida esta audiencia, los magistrados constitucionales continuarán con el estudio de las declaraciones de las partes y sus coadyudancias y posteriormente emitirán un fallo.

Cocorí de la "discordia". El MEP descartó, en agosto de 2015, que Cocorí fuera racista, argumentando que la obra responde a un contexto histórico específico del país y que evidencia elementos útiles en las aulas con los cuales los maestros pueden enseñar a sus alumnos a identificar y luego suprimir posibles actitudes "racistas".

Ese mismo mes, el Comité contra la Discriminación Racial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) pidió a Costa Rica tomar medidas contra la discriminación racial y retirar libros escolares que tuvieran "connotación racista" y se señaló el caso de Cocorí.

Aquel pedido vino luego de que Costa Rica rindiera un informe sobre discriminación racial en el país en ese mismo mes. El tema de Cocorí se incluyó en informes alternos presentados por oganizaciones sociales y por la Defensoría de los Habitantes. Las diputadas Campbell, de Acción Ciudadana, y Maureen Clarke, de Liberación Nacional, aplaudieron la recomendación de ese foro de la ONU.

El MEP aclaró que el libro nunca ha sido de lectura obligatoria y que desde el 2003 dejó de formar parte del currículo de enseñanza de primaria, sino que es parte de los títulos a los que pueden acudir los docentes para desarrollar los programas.

El 22 abril del 2015, las diputadas ya habían presentado un recurso de amparo para prohibir la lectura de Cocorí en las escuelas del país. Campbell argumentó que el texto reproduce estereotipos racistas y pone "lo blanco como bonito y lo negro como feo".

Ese mismo día, la entonces ministra de Cultura, Elizabeth Fonseca, prometió a estas dos congresistas no utilizar recursos públicos para promover o financiar conciertos inspirados en la obra de Gutiérrez Mangel, decisión que frenó presentaciones de la Orquesta Sinfónica Nacional de un músical para estudiantes de primaria y secundaria basado en la obra.

Sin embargo, poco después, el 23 de mayo del 2015, la Sala Constitucional resolvió un recurso de amparo contra la entonces ministra Fonseca en el que señalaron que la jerarca incurrió en censura previa y violentó la libertad de pensamiento y publicación al retirarle el apoyo económico al musical Cocorí.

El recurso de amparo (presentado por el jurista Yashin Castrillo) planteó que la decisión de Fonseca iba contra otra resolución de la Sala Constitucional del año 1995, cuando los magistrados descartaron en Cocorí elementos lesivos para una población específica del país.

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Sin racismos. Víctor Hurtado Oviedo, miembro honorario de la Academia Costarricense de la Lengua, sostiene que las críticas al supuesto racismo implícito en Cocorí datan de los años ochenta y que el mismo Joaquín Gutiérrez negó las acusaciones. No obstante, el autor modificó luego partes del texto original, publicado en Chile en 1947.

Así, en las ediciones posteriores desapareció la comparación de Cocorí con un mono (idea expresada por la niña rubia) y el pequeño ya solo fue considerado "raro".

Los objetores del libro, según Hurtado, atribuyen a otros pasajes una idea de primitivismo en la familia de Cocorí y de su ambiente rural, lo cual contrasta con la impresión de belleza y civilización que da la niña rubia.

A su vez, el decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional, Albino Chacón Gutiérrez, ha expresado: "con sus valores literarios y sus contradicciones (que las tiene), Cocorí ofrece una buena oportunidad para que el medio educativo ponga en claro los malentendidos que forman parte de nuestra historia cultural. Lo peor es considerar que la solución 'políticamente correcta' pase por el silenciamiento de un texto".

Según el historiador Iván Molina, Cocorí ha demostrado ser "uno de los más vulnerables a las acusaciones de racismo".

Molina lo argumenta así porque es el primer relato producido por uno de los más importantes escritores ticos en el cual la comunidad y la cultura afrocaribeñas están en el centro de una obra literaria. Según afirma, Cocorí supuso una ruptura y una innovación decisivas en la literatura nacional, con todos los riesgos que eso implicaba.

Para Molina, diversas exclusiones contra Cocorí parecen obedecer más a dificultades de los docentes para contextualizar históricamente el libro y facilitar su comprensión y apropiación crítica por parte de niños y jóvenes.

"Para enfrentar la brecha cultural, cada vez más amplia, entre el pasado en que esos libros fueron escritos y el presente de los estudiantes de escuelas y colegios, lo que procede es mejorar la preparación de maestros y profesores, no excluir las obras literarias. Entre excluir y educar, hay que escoger siempre lo segundo", concluyó el historiador.

Argumento. Blanco de fuertes críticas por reproducir estereotipos contra la comunidad afrodescendiente, Cocorí ha sido una de las obras más traducidas de la literatura costarricense y, desde 1995, fue incluido como parte del ciclo de enseñanza en escuelas y colegios.

Formalmente escrito como un cuento, el relato de 81 páginas, narra la historia de su protagonista, Cocorí, un niño que habita en un pueblo cerca del mar y de un exuberante bosque tropical.

La historia arranca cuando un barco se acerca al puerto y Cocorí tiene ocasión de subir a conocer a sus tripulantes; entre ellos, una niña rubia.

Cocorí se sorprende al verla porque nunca había visto a nadie que luciera como ella. En su intercambio, la niña concluye que la piel de Cocorí se llenó hollín y por eso es oscura. La niña solo ha vivido entre personas de piel blanca.

Después de un rato, la niña le dá un beso y una rosa a Cocorí, y él le promete traerle un mono tití. Cocorí deja la rosa en un vaso de agua y luego se aventura en la selva en busca del mono pero cuando regresa a la playa para entregarlo, el barco se ha ido.

Decepcionado, vuelve a su casa donde descubre su rosa marchitada. Es entonces, cuando se pregunta: ¿por qué la rosa vivió sólo un día? Motivado por este dilema, recorre la selva buscando respuestas. Luego de atravesar diversidad de peligros y dificultades, se une a quienes serán sus compañeros de viaje: doña Modorra la Tortuga, y el monito Tití.

El grupo se ausenta días de la casa y, al regreso a su hogar, sigue sin saber el porqué. No obstante, se encuentran entonces con el personaje del Negro Cantor, quien finalmente le da una respuesta. Satisfecho, Cocorí vuelve a su casa, donde esta vez descubre que, del tallo seco que había sobrado de su rosa, su madre cultivó un rosal.