Diputados tienen sesiones de solo 44 minutos: ¿A qué se debe el bajón de trabajo en Asamblea?

Tiempo de trabajo en plenario bajó un 44%; Gobierno expone sus razones, pero la oposición afirma que la paciencia se agota

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El año legislativo 2022-2023, el primero que se inicia con la agenda de proyectos bajo el control del Gobierno, arrancó con un ritmo de trabajo muy inferior al registrado hace cuatro años. Durante las tres semanas iniciales, los nuevos diputados sesionaron un 44% menos que sus antecesores en el mismo periodo, en el plenario legislativo.

Las sesiones del plenario, que en principio deberían realizarse de lunes a jueves durante al menos tres horas (dos los miércoles), duraron en promedio hora y media en este inicio de periodo y, en cuatro ocasiones, no llegaron ni siquiera a los 60 minutos.

Diputados de las cinco fracciones de oposición argumentan que la agenda demarcada por el Poder Ejecutivo es escasa y se les notifica tan a destiempo que no tienen materiales suficientes para trabajar.

Este martes, por ejemplo, los diputados no pudieron trabajar en el plenario legislativo, porque Casa Presidencial envió la agenda faltando solo dos minutos para el mediodía, la hora límite para incorporarla al orden del día. Como no dio tiempo de procesarla, los legisladores se presentaron en el plenario a las 3 p. m., emitieron sus discursos de control político y se retiraron 44 minutos después.

En total, en las 12 sesiones de las últimas tres semanas, los diputados trabajaron en el plenario 1.157 horas, un 44% menos de las 2.056 horas que acumularon, en la misma cantidad de días, los legisladores del periodo anterior.

Durante los tres primeros días de trabajo regular, una vez que pasaron las sesiones protocolarias de toma de posesión y traspaso de poderes, los diputados no discutieron ni aprobaron ningún proyecto de ley. (Consulte al final de esta nota la tabla con la duración de cada sesión, en ambos periodos).

La primera votación llegó hasta el jueves 12 de mayo, cuando se aprobó en primer debate un plan que eliminó leyes tributarias desactualizadas e inactivas emitidas entre 1825 y 1912. La mayoría de planes aprobados desde entonces son derogatorias, desafectaciones de terrenos y autorizaciones de compras a instituciones públicas.

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El único proyecto sustantivo que se votó en primer debate, en estas primeras tres semanas, fue un plan presentado por la administración del expresidente Luis Guillermo Solís para ordenar el otorgamiento de exoneraciones tributarias. No obstante, el proyecto después quedó congelado, debido a que el presidente Rodrigo Chaves lo sacó de la agenda.

Además, se aprobó el 23 de mayo, en segundo debate, la reforma a la Ley de Aduanas (el primer debate fue del anterior Congreso).

La dinámica en las semanas iniciales de la nueva Asamblea Legislativa contrasta con la registrada en mayo del 2018. Durante las mismas 12 sesiones de trabajo en el plenario legislativo, los diputados aprobaron una reforma a la Constitución Política que permite destituir a los legisladores que violen el deber de probidad, un préstamo para impulsar las energías renovables; un proyecto para fomentar la competitividad de las pequeñas y medianas empresas (pymes) y una inyección de recursos al régimen de pensiones no contributivas, entre otros.

El cambio constitucional en el control de la agenda

Por disposición de una reforma constitucional aprobada en el 2020, Chaves inició su mandato con el control de la agenda de la Asamblea Legislativa, y lo mantendrá hasta que termine el periodo de sesiones extaordinarias, el 31 de julio. Por el momento, los diputados solo pueden discutir y votar los proyectos de ley que el mandatario convoque, tanto iniciativas nuevas como expedientes con un trámite avanzado, heredados de administraciones anteriores.

El objetivo de la reforma fue que cada nuevo presidente tuviera la oportunidad de impulsar, en sus primeros días de Gobierno, las reformas que les prometió a los ciudadanos durante la campaña.

“Nuestro trabajo ha estado muy atado de manos a lo que el Ejecutivo quiera, porque ellos son los que cambian y deciden la agenda, algo que en 2018 no existía”, dijo Daniela Rojas, jefa de la bancada de la Unidad Social Cristiana (PUSC). “Si no convocan proyectos sustanciales, nosotros no tenemos mucho más que avanzar”, añadió la legisladora.

Kattia Rivera, jefa de la bancada del Partido Liberación Nacional (PLN), la de mayor número de bancadas en el Congreso, afirmó que el rezago en el trabajo legislativo “es perceptible”. La vocera alegó desconocer la razón por la que persisten las convocatorias escasas y al filo del tiempo, pues las fracciones de oposición tienen semanas de sugerirle proyectos al Ejecutivo y de pedirle que la agenda se envíe con suficiente tiempo antes de cada sesión.

“Creo que de todas, solo una nos llegó en la tarde para el día siguiente, pero todas han llegado al filo del mediodía, y la segunda vez que lo hicieron corrimos en la reunión de jefes de fracción para que pudiera entrar en el orden. Yo no sé si existe un desconocimiento de cuál es el trámite parlamentario, pero enviando estas cosas al filo del mediodía no ayuda”, afirmó Rivera.

Por su parte, el oficialista Partido Progreso Social Democrático (PPSD) y la ministra de la Presidencia, Natalia Díaz, aseguran que el “escollo” para el avance está en el hecho de haber empezado el Gobierno en sesiones extraordinarias, en la necesidad del Gobierno de tomarse su tiempo para seleccionar los proyectos que se ajustan a sus prioridades, y a la negativa de las fracciones de votar los proyectos que les propone el Ejecutivo.

Ministra de la Presidencia: ‘Estamos siendo prudentes’

En declaraciones a La Nación, Díaz reconoció el 25 de mayo que el arranque de labores en el Congreso ha sido lento. Según dijo, la complicación radica en el hecho de haber empezado su gestión en sesiones extraordinarias, pues los proyectos de ley disponibles para análisis y votación son heredados de administraciones anteriores, y las iniciativas nuevas que presenta el Ejecutivo deben pasar antes por el trámite previo en las comisiones.

“Tenemos la mejor voluntad de convocar proyectos, lo que pasa es que también requieren de un análisis y que vayan de acuerdo con los ejes que el presidente ha prometido en la campaña. Ese ha sido el análisis que se ha hecho.

“Ha habido negociaciones con las fracciones que hemos querido respetar, para que las cosas se vayan dando. Ese ha sido el motivo por el que no ha habido más convocatorias en el plenario, estamos trabajando con ellos. Por eso no ha avanzado, estamos siendo prudentes para que la agenda vaya caminando”, declaró Díaz.

Se acaba la paciencia

No obstante, las fracciones de oposición resienten que ese trabajo de selección de proyectos de ley no se realizara antes del inicio del nuevo Gobierno.

“Yo no creo que tengamos que resignarnos a que el arranque va a ser lento. La idea de esto es que todo partido que aspire a gobernar sabe lo que va a ir a hacer y conoce la agenda, conoce el Poder Legislativo, así como el Poder Ejecutivo, y no tiene que esperar hasta asumir para empezar a revisar, eso es parte de la responsabilidad tenemos que asumir cuando nos postulamos a gobernar al país”, declaró Daniela Rojas.

Jonathan Acuña, jefe de la bancada del Frente Amplio, coincidió con sus colegas sobre la dificultad que supone para un nuevo Gobierno empezar labores en periodo de sesiones extraordinarias. Además, dijo que el PPSD llega al poder sin ningún tipo de experiencia política y, por lo tanto, sin proyectos maduros en el Congreso.

El frenteamplista afirmó que al Ejecutivo también le ha tomado tiempo entender que convocar proyectos no es suficiente para darle viabilidad a los proyectos, sino que también hace falta que el presidente y sus ministros negocien con la oposición. Según dijo, la semana pasada, la ministra Díaz empezó a sostener reuniones y a dar señas de que dicha deficiencia podría irse corrigiendo.

Sin embargo, la jefa de los verdiblancos advirtió de que la paciencia se agota en un momento crítico para entablar puentes entre el Gobierno y la oposición. Dijo que una “actitud de omisión” por parte del Ejecutivo podría dar al traste con la posibilidad de generar consensos para sacar adelante los proyectos que le interesan al presidente Chaves.

“Yo misma le dije a la ministra de la Presidencia ‘si en un par de semanas no cambia, la actitud de todos va a ser otra’. Esto es una carrera contra el reloj”, sentenció Rivera.

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