Niños ‘bucean’ en botadero ilegal frente a relleno de La Carpio

Menores de edad recogen chatarra y se llevan alimentos en mal estado

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Mientras camiones cargados de basura levantan polvaredas, niños y mujeres escarban en el botadero ilegal más grande de la capital, ubicado en La Carpio de La Uruca.

Entre animales muertos, restos de comida y moscas, su misión es encontrar chatarra para venderla.

El vertedero clandestino está en una propiedad privada, conocida como finca Las Ánimas, cuyo propietario es de apellido Buckles Bonilla. Pese a que el Ministerio de Salud ha clausurado dos veces el sitio, el dueño no acata y la basura se acumula en la calle.

“El olor es insoportable y hay niños que se suben a los camiones a sacar chatarra y otros que vienen a buscar en el basurero. Los papás son los que los mandan y las autoridades raras veces entran aquí”, dijo Nortel Jiménez, líder comunal de La Carpio.

Hernaldo Gadea, uno de los buzos de la zona, comentó que hay familias enteras sin trabajo y van a buscar algo en la basura.

“Desde las 7 a. m. se ven los chiquillos. También vienen mujeres embarazadas. Eso, aquí, en La Carpio, es un secreto a voces. Solo que a nadie le gusta reconocer que cuando no tiene trabajo, hay que venir a pulsearla de cualquier manera”, manifestó Gadea.

El administrador del botadero clandestino declinó referirse a la situación y a dar su nombre.

Hedor. El mal olor es otra de las incomodidades que aqueja a los vecinos de La Carpio, del residencial Bosques de Doña Rosa y de Cariari de La Asunción de Belén.

Los vecinos de Cariari aportaron fotografías, en una denuncia que presentaron en el Tribunal Ambiental, que demuestran la quema de plástico y cables.

“Por más que el Ministerio ha hecho el cierre que corresponde, los propietarios hacen caso omiso y nosotros tenemos que soportar malos olores en las noches”, manifestó Eddie Brunner, quien vive en Cariari.

El Ministerio de Salud colocó, nuevamente, los sellos de clausura del lugar, el 29 de enero; sin embargo, hubo desacato y continuaron las quemas.

“Desde el lunes pasado presentamos la denuncia ante el Tribunal Ambiental. Hemos solicitado medidas cautelares y se ordenó la paralización de cualquier actividad. Esos camiones depositan la basura en ese terreno ilegal, porque les cobran más barato que en el relleno sanitario legal ”, dijo el director regional de Salud, Allan Varela.

No obstante, el cierre no soluciona la cantidad de basura que ahora se acumula en la calle, que está frente a la planta de tratamiento operada por la empresa EBI.

“Vamos a dar seguimiento al caso. El cierre se ordenó por la contaminación ambiental que produce este vertedero clandestino. En las denuncias no nos habían señalado nada de los niños”, agregó Varela.

La encargada de prensa del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), Fanny Cordero, afirmó que no se había denunciado este tipo de casos ante esa institución.

“Hoy (ayer) hubo una intervención en La Carpio, donde se encontró a tres menores de edad en condiciones insalubres. Sin embargo, sobre el tema del botadero, no tenemos reportes”, manifestó Cordero.

Los vecinos de La Carpio coinciden en que los niños que escarban en la basura se integran a la rutina, desde las 7 a. m. hasta las 2 p. m.

“El riesgo para estos chiquitos es enorme. Los mandan al botadero y nadie hace absolutamente nada. Los problemas con la basura y los malos olores ha sido un caso que lleva 14 años, sin que las autoridades logren poner un verdadero freno. Por más que hay una plata de tratamiento de EBI, este botadero ilegal todos los días crece”, dijo Zulay Valverde, vecina de La Carpio.

Pese a las denuncias, los camiones chatarreros siguen llegando, mientras a los “buzos” les espera una nueva jornada.