Laura Chinchilla pide optimismo a Guanacaste y sale bailando de Nicoya

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Nicoya, Guanacaste. El griterío en la explanada frente al templo de Nicoya era ensordecedor.

La alegría y el sudor corrían, por igual, en las caras de los nicoyanos que bailaban al ritmo de música folclórica.

Entusiastas aplaudían a la presidenta de la República, Laura Chinchilla, quien agitaba un pañuelo y le hacía “el torito” al alcalde local, Marco Jiménez.

Chinchilla llevaba la cadencia del baile. Lo hacía poco después de entrar en calor con los pobladores, luego de subir a la tarima y gritar: “¡Viva Nicoya!”.

Más tarde, en un brevísimo discurso, dijo que Guanacaste es mucho más “que lo que dicen algunas páginas sombrías de algunos medios de comunicación”.

Nocturno. La sesión fue nocturna, porque el Concejo Municipal de Nicoya la trasladó de las 10 a. m. a las 5 p. m., debido a que un grupo de manifestantes protestó contra el Gobierno en la mañana.

Para evitar las críticas, la presidenta aprovechó el tiempo y se fue con el ministro de Seguridad, Mario Zamora, a visitar La Cruz, en donde participó en la entrega de 40 patrullas para vigilar la frontera con Nicaragua .

Luego se trasladó al hotel Riu, en playa Matapalo, en Sardinal de Carrillo, donde se hospedó desde el martes; sin embargo, antes de llegar al baile en el parque nicoyano, la mandataria tuvo problemas de transporte, pues el helicóptero presentó fallas técnicas.

Al llegar a Nicoya saludó y agradeció a los regidores por mover la celebración de la mañana para la noche, porque “a la larga, hasta podemos amanecer”.

Y con esa frase se ganó el primer gran aplauso del público,

Luego habló de su gestión como gobernante y de la “tradición”, que según ella, impuso de celebrar la Anexión visitando los cantones guanacastecos.

“Ojalá Guanacaste entera la defienda, y que un presidente no venga tan solo a celebrar el 25 de julio aquí a Nicoya, sino que saque su semana para reunirse con todos los pueblos de Guanacaste”.

De esta forma, Chinchilla dio por terminada su gira de tres días por las calles guanacastecas, en la que visitó, además, de Nicoya, Liberia, La Cruz, Carrillo y Hojancha. Fue su última visita a la pampa como presidenta de la República.

Sobre la rendición de cuentas, dijo que ya había cumplido con ello en Carrillo, durante la sesión del Consejo de Gobierno. Luego, volvió a su discurso de cariño.

“Lo único que de verdad me mueve a estar con ustedes es el profundo cariño que le tengo a este pueblo. La gran admiración a un pueblo, que dejó por siempre gravada en el alma nacional una hermosa lección de Anexión, que no es más que la lección de unirnos a las causas por nuestra propia voluntad”.

Luego empezó a sonar la trompeta, a ritmo de “El torito” y ahí fue cuando la presidenta empezó a bailar frente a la Iglesia, los ministros, presidentes ejecutivos y la muchedumbre que acostumbrada a alegrarse con su música, agitó pañuelos y batió palmas. No hacían falta más discursos. Después de eso, se fue en medio de abrazos y fotos, empujones y sudor.