‘La Nación’, 75 años escribiendo juntos la historia

El sábado 12 de octubre de 1946, hace 75 años, comenzó a publicarse ‘La Nación’. Esta es su historia y 27.394 días después, su compromiso con Costa Rica sigue intacto, tal y como lo planteó su primer editorial titulado “Nuestro derrotero”.

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Domingo 15 de setiembre de 1946. Ese día estaba marcado para el lanzamiento de La Nación desde una casona en el centro de San José. Pero, un imprevisto técnico impidió salir en una fecha tan memorable, como eran los 125 años de la Independencia.

Todo se movió para 27 días después, el sábado 12 de octubre de 1946, entonces Día de la Raza. Así, hace 75 años, La Nación puso por primera vez sus pies en la calle, luego de una angustiosa madrugada de trabajo donde todo estuvo a punto de sucumbir.

Esta es parte de su historia. El viernes 11 de octubre, noticias, editorial y páginas publicitarias estaban listas. A la medianoche, vino la orden para poner a funcionar la impresora italiana marca Nebiolo, reconstruida en Estados Unidos y traída dos años antes en barco hasta Limón.

El aparato comenzó a imprimir, pero se negó a cortar el papel para conformar cada ejemplar. En la zozobra, un montón de manos se unieron a hacer esa tarea. Eran operarios y hasta reporteros quienes, juntos, lograron poner en la calle los primeros 6.000 ejemplares en un San José de apenas 88.000 habitantes y en un país que si acaso llegaba a 760.000 personas.

En la esquina del entonces Teatro Raventós (hoy Melico Salazar), Lila Sánchez se convirtió en una de las primeras pregoneras en gritar “¡La Nación, La Nación! El precio era de 10 centavos y el costo de la suscripción de 2 colones por mes.

El Diario de Costa Rica y La Tribuna, dos de los diarios influyentes de la época, pronosticaron que el “tabloidito” no duraría ni tres meses. Sin embargo, este 12 de octubre de 2021, este medio de comunicación cumple 900 meses. Son 27.394 días de escribir e incidir en la historia de Costa Rica.

¿Qué pasaría si La Nación no existiera?

“Si La Nación no existiera, Costa Rica sería diferente. Si ha habido un periódico en América Latina que se ha entregado a defender los valores democráticos, morales, ha sido La Nación. No es un periódico que se vende solo para hacer dinero. Por el contrario, nació y se mantiene en esa línea de defender los valores del pueblo de Costa Rica. Lo ha hecho de manera cumplida y completa”, dijo el 8 de setiembre del 2013 el connotado editorialista Julio Rodríguez Bolaños, fallecido el 20 de julio del 2014 luego de más de tres décadas en este diario.

Para Carlos González Jiménez, presidente ejecutivo de Grupo Nación, es clarísimo el papel de este medio de comunicación: “El rol de La Nación en estos 75 años ha sido proteger la democracia. Las democracias son muy frágiles y si no hay una labor constante y vigilante, no sabría yo dónde podría estar Costa Rica. Hay muchísimos ejemplos en América Latina de cuando eso sucede. Una prensa vigilante es esencial para la protección de la democracia”.

Agregó que, en ese sentido, La Nación ha sido fiel a su primer editorial, del 12 de octubre de 1946, titulado “Nuestro derrotero”, en el cual se marcó la misión.

“Aspira La Nación, en resumen, a ser la más libre de las tribunas, desde donde los ciudadanos todos –y nosotros en la primera fila de combate– defiendan honrada, libre y tenazmente los elevados intereses nacionales”, dice el editorial.

Y agrega: “Constituyendo los altos intereses nacionales la única preocupación que sentimos, ha de quedar terminantemente establecido que este periódico no será dominado por sectarismos: ni partido político, ni credo social intransigente, ni inclinación pertinaz de género alguno. No tendrá partido político, como en Costa Rica se entiende lo que es un partido político. Pero esto no puede significar, ni mucho menos, que vamos a desentendernos de la alta y verdadera política nacional”.

Sergio Carballo fue el primer director, y Ricardo Castro Beeche –exdirector del Diario de Costa Rica–, el primer gerente de este rotativo que vio la luz en una casa de madera, de dos pisos, a pocas cuadras del parque Central.

Esa casona del doctor José Victory Marchena estaba en la calle 3, entre avenidas 1 y 2, donde apenas cabían sus 25 empleados. Para mejores señas, la dirección era 50 metros al sur del Bar Azul, hoy AutoMercado Central Morazán.

Tan solo siete reporteros conformaban la planilla. Adrián Vega Aguiar, Eduardo (Lalo) Chavarría, Salvador Lara Bustamante, Joaquín Vargas Gené, Claudio Ortiz Oreamuno, Federico González Ocampo y Hortensia Echeverría, la cronista social.

Los textos se tecleaban en máquinas de escribir de diferentes marcas –Adler, Olympia y Remington– y el diario se imprimió por nueve años (hasta 1955) en la querida Nebiolo, la cual fue armada por Adán Calvo Arias (1888-1971). “Él era la persona de la época con más conocimiento en rotativas. Incluso, cada vez que fallaba, salía corriendo a arreglarla”, recuerda Rolando Moreno Calvo, su nieto, hoy de 85 años.

En 1956 La Naciónestrenó oficinas cerca de su sitio de nacimiento. Construyó un edificio en forma de “L” al costado este de la Librería Lehmann, con salida también a la avenida primera.

Y no dudó en promocionarlo: “En solo diez años, La Nación pudo pasar de inquilina a propietaria de uno de los edificios periodísticos mejor instalados del istmo”, describía un redactor en una nota publicada en la página 18 de la edición del 12 de octubre de 1956.

En 1978, 22 años después, se pasó a su casa en el cantón de Tibás, donde opera actualmente en un edificio construido en 2013 en el cual se integran todos sus medios en la Sala de Redacción Fernán Vargas Rohrmoser, en honor al miembro con más años de trayectoria en su Junta Directiva.

Hoy, no solo se celebran los 75 años de historia de La Nación. También se reafirman los compromisos para el futuro de este influyente medio de comunicación.

Su presidente ejecutivo, Carlos González Jiménez, dice: “Yo no me siento dueño de La Nación. Lo que me siento es custodio de un activo que creó gente antes que uno y en el que han trabajado muchísimas personas como accionistas, miembros de Junta Directiva, directores, periodistas... Todos han hecho una labor importantísima en el tiempo y lo único que pretendo es custodiar ese activo para poder entregarlo, en un futuro, mejor de lo que yo lo recibí”.

Pedro Abreu Jiménez, director ejecutivo de Grupo Nación, también apunta hacia el futuro.

“Nuestro propósito es seguir cumpliendo la misión para la cual fue fundado el periódico en 1946. Quizás la forma por la cual se va a distribuir la información va a ser distinta. Ahora, cada vez más, estamos migrando hacia un mundo digital. El periódico (papel) sigue siendo importantísimo, pero no sabemos, en el futuro, si va a ser por móviles, desktop o por alguna otra plataforma por donde vamos a distribuir nuestro contenido. Pero, lo que sí vamos a mantener, sea la plataforma que sea, es la misión que marca “Nuestro derrotero” y que es por lo cual todos seguimos aquí”, dice Abreu.