Jugadores afrontan gran especulación para sorteo del Gordo navideño

Vendedores cobran hasta ¢3.000 por las fracciones más buscadas

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Si busca un número de los “bajos”, como el 13, (fecha del sorteo del Gordo navideño) es muy probable que le digan que ya se vendió todo, o que lo puede adquirir, pero a un precio superior al que estableció la Junta de Potección Social (JPS).

A pesar de que el valor oficial de la fracción es de ¢1.750, en algunos puestos los números más buscados llegan a ofrecerse, inclusive, a ¢2.500 o ¢3.000.

Ese fue el caso de una consulta realizada a un vendedor, en la avenida central de San José: “El 14 solo a ¢2.500 lo vendo porque lo buscan más. Si no lo quiere, váyase”, fue su respuesta.

Delia Villalobos, presidenta de la JPS, informó de que para este sorteo han recibido 65 denuncias, aunque eso no es un reflejo claro de las irregularidades en las que incurren muchos vendedores, por lo que presumen que los infractores son muchos más.

“Nosotros tenemos inspectores en las calles, pero para nadie es un secreto que son muy pocos para la cantidad de vendedores”, añadió. Por eso, ella apela a los clientes, con el fin de que denuncien a los chanceros que ofrezcan fracciones o enteros de lotería a un precio más alto del aprobado.

Consecuencias. Algunos chanceros presumen que la venta a precios más altos también es el motivo por el que muchos clientes están optando por comprar números más altos.

“Eso ha desnivelado mucho, que la gente prefiera comprar uno bajo con uno alto, o que los compradores no quieran darles el lujo de pagar más por los más buscados, entonces prefieren jugar alto”, manifestó Ana Mejías, quien se dedica a vender “la suerte” desde hace casi una década.

La comerciante aseguró que, aunque eso implique para ella obtener una ganancia más baja que la competencia, prefiere hacerlo y dejar la lotería al precio establecido. Además, por eso mismo, sus clientes confían en ella.

Técnicas de venta. Cobrar más del precio fijado no es la única estrategia que utilizan quienes reparten la lotería navideña.

Mejías contó que guarda los números más bajos para venderlos el mismo día del sorteo, para complacer a clientes regulares.

Eso sí, justo en el momento en que uno de esos compradores regulares pregunta por un número bajo y ella le responde que sí lo tiene y lo muestra, se duplica la cantidad de interesados que rodean su puesto de lotería.

“Cuando yo saco esto, vea como llega la gente. A esto le llamamos la chuleta. Cuando saco este puñito, es automático: todo el mundo llega preguntando por los números bajos, como si estuvieran oliendo carnita”, añadió.