Menos lluvia llega a acuíferos debido a crecimiento urbano

Recurso se pierde por evaporación o provoca que ríos se desborden

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Tierras que antes absorbían agua llovida durante el invierno, quedaron cubiertas por cemento o asfalto debido a la expansión urbana, sobre todo en el Valle Central

Esta situación es una de las causantes de las inundaciones en áreas urbanas, pero también desnuda la poca planificación y mínima infraestructura para mitigar el impacto del cambio climático en las alcantarillas, ríos y acueductos.

El desbordamiento del río María Aguilar, en San José, ocurrido en setiembre, por ejemplo, podría convertirse en un problema rutinario, lo mismo que el anegamiento de carros y casas en San Pedro de Montes de Oca, Zapote, Desamparados, barrio Luján, Tibás y Goicoechea.

El asunto va más allá de la basura en las alcantarillas que tapan el paso del agua: las alcantarillas y ductos actuales ya no aguantan la presión y carga de agua por un fenómeno denominado el síndrome del río urbano .

Este fenómeno se vincula a la impermeabilidad del suelo por el cemento urbano, lo cual hace que menos agua recargue acuíferos subterráneos pues más líquido se pierde por evaporación y corrientes superficiales.

“Los ríos tienen dimensiones de caudal natural, pero hoy también deben cargar el excedente de agua superficiales. Por eso se salen del cauce y por eso las alcantarillas colapsan”, explicó el doctor Ricardo Sánchez, hidrólogo e investigador del fenómeno de la Universidad Nacional.

De seguir la construcción en zonas donde debería filtrarse agua al subsuelo, asegura Sánchez, las corrientes superficiales desbordarán aún más alcantarillas y otras obras creadas hace décadas.

Esta previsión se basa en que los patrones de variabilidad climática serán más agudos en este país donde los rezagos en infraestructura para recurso hídrico rondan los $1.500 millones, aseguró Carlos Herrera, intendente de Agua de la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep).

“Ha faltado planificación para enfrentarnos al cambio climático. El indicador más claro de esta falta de eficiencia es el agua sin contabilizar por fugas o captaciones ilegales”, expresó el funcionario.

Al 2015, el Instituto de Acueductos y Alcantarillados (AyA) solo cobró 49% del agua bajo su administración. En el 2014 cobró solo 48% y 47,3% en el 2013, indican sus estadísticas.

Costa Rica tiene agua, afirmó Herrera, pero necesita mejorar su gestión, crear nuevas conexiones, obras para almacenarla y, sobre todo, para trasvase.

“Nos sobra agua en el Caribe y se nos inunda San José, pero el líquido nos falta en el Pacífico y la Región Chorotega”, recordó.

Rezago. Yamileth Astorga, presidenta del AyA, reconoció el grave déficit de infraestructura, pero advirtió de que no es sencillo construirla ahora, aun teniendo recursos económicos, pues los criterios técnicos y científicos han sido ignorados en el pasado.

En su criterio, Costa Rica necesita obras diferentes y de mayores dimensiones para afrontar el cambio climático, aunque las decisiones clave no se tomaron.

“Mire los acuíferos costeros; hace años se sabía que construir en las costas era sensible y debíamos tomar previsiones para asegurar nuestra afluencia de agua y, sin embargo, no se tomaron las medidas necesarias”, afirmó.

La jerarca insistió en que el recurso hídrico es sostenible si prevalecen criterios correctos.

Para los próximos cinco años, la entidad se propone invertir ¢965.000 millones en acueductos y plantas de tratamiento de aguas. El énfasis, dijo, recaerá en las gestión de cuencas hidrográficas superficiales que sean de “extrema vulnerabilidad”.

El plan incluye facilitar usos de suelo que permitan la filtración del agua y la vigilancia en cantidad y calidad de este tipo de captaciones del líquido.

Esta ruta, afirma Astorga, responde a una “preocupación principal” como es la ejecución presupuestaria de inversiones del AyA que hoy ronda al 60%. Al cabo de cinco años, se espera sea de 75%.

Este plan estratégico, afirma la funcionaria, considera el exceso o mal uso del recurso hídrico por los cambios en los patrones de lluvia que enfrenta el planeta y los cuales afectan la cantidad y calidad de agua de la población.