Renuncia de Daniel Soley afecta al Gobierno, según analistas

Salida de viceministro pondría en apuros al PAC de cara a sus alianzas en el Congreso

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La renuncia del viceministro de la Presidencia Daniel Soley, lejos de ser una salida dejó al gobierno de Luis Guillermo Solís mal parado ante los ciudadanos y demás sectores que solicitaban respuestas contundentes.

Así lo señalaron analistas políticos consultados por La Nación, quienes aseguran que la acción evidencia una falla de comunicación y es contraria a la promesa de cambio que Solís hizo tras asumir su mandato.

Rotsay Rosales, analista político, considera que el "punto negro del Gobierno, sigue siendo la mala acción al momento de comunicar.

"Están fallando muchísimo en la comunicación (...) con este nuevo hecho se evidencia que hay fallos muy serios de la comunicación del Gobierno hacia la ciudadanía y hacia los actores políticos opositores y propios".

Por su parte, Gustavo Araya afirmó que lo acontecido este sábado, denota una forma tradicional de hacer política y no el cambio que el Gobierno había ofrecido y añadió que "nos somete a un tema de oscurantismo", al advertir que hacen falta respuestas.

Los expertos además coincidieron en que la decisión de sacrificar la figura de Soley era esperable.

Para Araya, no hay duda en que Soley fue encomendado para "neutralizar" la labor de la procuradora Ana Lorena Brenes (mediante el ofrecimiento de una embajada).

Según Araya, el ahora exviceministro era una figura de ejecutor político necesario para llevar a cabo tareas encomendadas, pero que además no era indispensable.

Rosales añadió que la decisión causa extrañeza ya que los días anteriores, el discurso del presidente había sido de minimizar esa situación y desviar la atención sobre el viceministro y reivindicar el dicurso a favor de la independencia de la procuradoría.

Derrota para el Gobierno

Rosales aseguró que la renuncia de Soley se puede interpretar desde dos puntos.

Primero como un "triunfo" de todas las otras fuerzas políticas como Liberación Nacional y el Frente Amplio, que habían solicitado el despido del exviceministro, y de paso como una derrota del gobierno.

"Con esos dos puntos de vista, el ciudadano común puede sacar sus conclusiones, pero si el Presidente no es contundente de qué fue lo que pasó, entonces el hecho puede ser interpretado como una pérdida del gobierno y de ceder ante la presión de opositores", agregó Rosales.

Araya, añadió que otro de los problemas que ahora deberá enfrentar Solís, es la comunicación y las alianzas en el Congreso, principalmente de cara a la elección del directorio legislativo.

"Va a ser bastante complicado porque ya no cuenta con la figura de Soley y la de Melvin (Jiménez) está bastante deteriorada.