Pastores temen persecución y cierre de templos evangélicos

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Pastores, diputados y representantes de la Alianza Evangélica Costarricense dicen temer una persecución del Gobierno en procura de cerrar templos por orden del Ministerio de Salud.

La negativa de la viceministra de Salud, María Esther Anchía a reabrir una comisión mixta que interprete el reglamento de funcionamiento de templos les hace temer una seguidilla de clausuras como la que hubo en el 2005.

Para el presidente de la Alianza Evangélica Costarricense, Juan Luis Calvo, la posición del Gobierno refleja un desinterés por el futuro de los templos evangélicos.

“Hoy día el Gobierno ha sido de oídos sordos, no ha demostrado voluntad política para que pudiéramos volver a la normalidad en nuestro trabajo”, dijo Calvo.

El diputado de Alianza Demócrata Cristiana (ADC), Mario Redondo, consideró que las iglesias necesitan más acompañamiento para poner en orden sus papeles con el Ministerio de Salud.

Datos de la propia Alianza Evangélica Costarricense señalan que no hay claridad sobre los permisos de funcionamiento de 1.500 iglesias evangélicas.

Redondo aseguró que hay preocupación “por las señales de este Gobierno”, que no se ha mostrado interesado en reunirse con ellos.

“Hasta ahora no se observa como un Gobierno amigo”, lamentó.

Años sin permisos. El desorden al rededor de los permisos de funcionamiento de los templos evangélicos es un problema de varios años.

Si bien el reglamento del 2005 intentó ordenarlos, lo cierto es que nueve años después la mayoría de las iglesias opera sin permisos ni garantías de seguridad para los feligreses que acuden a ellas.

Por ejemplo, el pastor Manuel Jiménez de la iglesia Sendas de Paz en Goicoechea, comentó que ese ministerio tiene 35 años de trabajar sin permisos de Salud.

Jiménez explicó que a pesar de que no tienen permiso cuentan con una infraestructura adecuada según los requisitos de ley.

“Tenemos todo lo que la ley pide. La verdad, la verdad, ha sido como una negligencia, no solo de parte nuestra, sino de las instancias gubernamentales”, afirmó.

Jiménez se quejó de la tramitomanía que, a su entender, le impidió ponerse en orden en el pasado. Otro ejemplo es el que viven los feligreses de la iglesia Oasis, en San Diego de La Unión. Allí, el culto se realiza desde hace 6 años en un salón comunal, sin permisos, según explicó su pastor Rafael Ramírez.

El pastor añadió que ante todo, su ministerio opera en beneficio de la comunidad.