El cuidador debe tener descansos para evitar la fatiga

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“¿Por qué me grita cosas tan groseras, si él no era así?”, le preguntó una paciente a la psicóloga Marianela Esquivel.

Él era un esposo ejemplar, vecino comprometido con el desarrollo comunal y hasta líder en la iglesia del barrio.

De pronto, empezó a cambiar: olvidaba las cosas y hasta el nombre de su esposa. Un día de tantos, ella le sirvió el picadillo de chayote que tanto le encantaba, y él le reventó el plato en el piso y le gritó groserías.

El relato de esa paciente describe uno de muchos episodios a los que tienen que enfrentarse las personas que cuidan a un adulto mayor con alguna demencia.

Dichos enfermos no solo pierden sus capacidades cognitivas. Muchos (el 92%) también desarrollan problemas de conducta que se convierten en una prueba de paciencia para el cuidador.

“Quienes tienen rato de convivir con una persona así, vienen emocionalmente muy cargados. Su cuidado es muy duro, porque claro, tratan de complacerlos y de chinearlos. Pero ellos mismos, en su delirio, se pierden. La persona que está consciente no entiende cómo lidiar con estas situaciones”, explica Esquivel.

En casa. En hospitales como el Nacional Psiquiátrico y el de Geriatría y Gerontología hay programas de apoyo para cuidadores.

Los especialistas de esos centros médicos insisten en que el hogar es el mejor lugar donde puede estar un adulto mayor con algún tipo de demencia y en manos de un cuidador responsable.

El primer consejo para las familias de adultos mayores en esas condiciones es buscar información sobre el proceso que está enfrentando el paciente y, sobre todo, organizarse para su cuido.

“Hay que tomar en cuenta que tenemos dos pacientes: el adulto mayor con la demencia y el cuidador. Si al cuidador no lo cuidamos, tendremos dos enfermos y no uno”, advirtió Valerio.

“Lo más fácil es dejarle esta responsabilidad a la hija mujer, al hermano menor o al soltero, limitarse a dar dinero o a una llamada de teléfono. Pero no. La persona es pariente de todos y todos deben asumir con responsabilidad su cuido”, advirtió Esquivel.

“La demencia es una enfermedad familiar”, aclaró el geriatra Erick Miranda. “Por definición, un paciente en esas condiciones requiere que otros miembros de la familia se hagan cargo de él. Cuando empieza el ‘yo no puedo, yo trabajo, yo tengo hijos’... ahí es donde comienza el conflicto”, agregó.

Los consejos para proteger la salud del cuidador incluyen la conveniencia de desconectarse de esta función, al menos, tres horas al día. La familia debe establecer horarios para reemplazarlo en sus descansos y que estos sean efectivos.

Al cuidador se le recomienda evitar las discusiones con el enfermo, mantener la calma y tener presente siempre que el paciente no es culpable de sus actos.

Las personas que deseen más información sobre este tema, pueden asistir a los talleres gratuitos de la Clínica de la Memoria, del Hospital Geriátrico. Los próximos serán el 9 y el 23 de setiembre, de 9 a. m. a 11:30 a. m., en el auditorio del hospital.

También pueden escribir a Marianela Esquivel (apapachecuidador@gmail.com).