Ticos dicen interesarse en ambiente, pero hacen poco por protegerlo

Disposición a cambios y costumbres respecto a hábitos personales y del hogar contradicen supuesto interés, asegura Estado de la Nación

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Para la mayoría de costarricenses, la protección del ambiente es tan importante como mejorar la educación, los servicios de salud o reducir la pobreza y la corrupción. Sin embargo, el supuesto conocimiento e interés en el tema no se traduce en acciones en su rutina diaria.

Esa es la principal conclusión que se desprende de la encuesta Patrones y Percepciones Ciudadanas sobre el Ambiente y Condiciones para el Cambio realizada por el Programa Estado de la Nación (PEN), que descubrió que un 57% de los ticos opina que esa protección no se considera incompatible con el desarrollo.

Pese a esa percepción, otras respuestas recopiladas evidencian una clara desvinculación entre ese criterio manifestado y los hábitos personales y en el hogar que en su gran mayoría no apunta a la sostenibilidad ambiental.

Por ejemplo, la encuesta descubrió que en más del 70% de los hogares se reutilizan o separan de residuos sólidos, pero menos de la mitad ahorra agua o electricidad.

La consulta, primera que hace el PEN sobre esta problemática, también halló que generaciones más jóvenes muestran un índice de acción personal significativamente más bajo que personas de más edad: solo 12% de los jóvenes consultados dijo hacer “mucho” en favor del ambiente, contra 25% del grupo de 45 años o más.

Ese índice se obtuvo de la observación regular de actividades individuales o ajustes personales, como llevar bolsas propias al comprar víveres, solicitar mercadería sin bolsa o en caja, apagar aparatos eléctricos o luces sin uso, cambiar de medio de transporte por razones ambientales y rechazar artículos con empaques contaminantes.

Este tipo de hallazgos confirman un patrón visible en varias entregas del Informe Estado de la Nación donde se ha señalado que en Costa Rica persiste esta paradoja que detecta la encuesta: el país posee una gran fortaleza en materia de conservación que co-existe con patrones insostenibles de uso del territorio y los recursos, los cuales provocan severos impactos y una creciente huella ecológica.

"Esta situación es cada vez más difícil de revertir si no hay prioridad política, fuertes capacidades públicas y un cambio cultural en las personas, empezando por uno de los factores menos explorados, como son los hábitos de las personas en su entorno diario", resaltó Karen Chacón, investigadora del Estado de la Nación y quien analizó los resultados de la encuesta.

Las consultas tomaron la forma de un cuestionario de siete secciones y compuesto por 65 preguntas. La empresa Unimer Centroamérica se encargó de hacer la consulta entre el 24 de junio y el 17 de julio de este año con 1.200 entrevistas personales entre adultos de 18 a 65 años, todas a domicilio (700 en la Gran Área Metropolitana y 500 en el resto del país). El diseño muestral fue aleatorio, estratificado por nivel de ingreso.

Barreras para el cambio

Según la encuesta, la disposición al cambio se entorpece por dos tipos de barreras: la falta de alternativas y la falta de políticas públicas para estimular –o forzar– el cambio de conductas (como sucede en materia de transporte público).

"La percepción mayoritaria es que el ambiente interesa y mucho pero las personas no realizan acciones específicas para protegerlo; todos se sienten en parte responsable, pero le “pasan la pelota” a las autoridades, y creen que son estas, no ellos, quienes incumplen su tarea", explicó la investigadora.

Sin embargo, estas percepciones chocan con lo que los propios consultados admitieron.

En el lado positivo, por ejemplo, más de 70% de las personas indicó que sus familias sí reutilizan empaques, separan recipientes de vidrio y plástico y usan bombillos eficientes pero menos de 50% se esfuerza por controlar la frecuencia semanal con que se enciende la cocina o se enciende la lavadora porque esto supone modificar hábitos.

La encuesta también buscó identificar a quién atribuyen los encuestados la responsabilidad de proteger el ambiente. Para ello, se les propuso una serie de afirmaciones sobre la población costarricense y su preocupación por el ambiente. El ejercicio evidenció más contradicciones.

El 73% opinó que la población no hace nada en concreto para resolver los problemas ambientales, aunque sí se preocupa por ellos; y 17% consideró que el conjunto de la sociedad del todo no está interesada en el tema.

Al sumar ambos porcentajes se obtiene que, para 90% de los consultados, en el país este tema no genera interés o acción, lo cual pareciera contradecir otros resultados según los cuales existe un importante grado preocupación y el reporte de prácticas ambientalmente responsables.