Pobreza aqueja al 43% de niños que viven en costas y fronteras

Falta de recursos propicia abandono de aulas, trabajo infantil y embarazo precoz

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De los 516.300 menores de 18 años que viven en costas y fronteras de Costa Rica, 223.000 son pobres, según la Encuesta Nacional de Hogares 2013, del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) .

La cifra representa un 43% de la niñez que habita en esas zonas, mientras que en la Gran Área Metropolitana (GAM) los niños y jóvenes pobres son el 27%.

Las carencias de vivienda, alimentación, calidad de la educación y otros servicios básicos insatisfechos forman parte de la rutina de familias enteras, que resienten la falta de políticas públicas en beneficio de sus comunidades.

“Los políticos solo vienen cuando tienen que pedir votos. Nos hacen ilusiones, pero pasan cuatro años y seguimos siendo pobres. No hay avance. En el barrio hay gente con hambre, y aunque una trabaja, la plata no alcanza”, manifestó Juliana Guevara, del distrito de Chacarita, en Puntarenas.

Guevara tiene cuatro hijos y sobre ella recae el peso económico del hogar, como en el 40% de las familias pobres del país.

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), los niños de hogares pobres tienen más dificultad para acceder al sistema educativo, permanecer en él y culminarlo.

“Empezar el día sin qué comer u obligado a realizar trabajos peligrosos, dificulta la capacidad cognoscitiva y el crecimiento físico. En Costa Rica, el 10,6% de los niños (unos 140.618) viven en pobreza extrema, y en ocasiones, esto propicia el abandono escolar”, aseguró Tanya Chapuisat, representante de la Unicef para Costa Rica.

Minorías. Según la encuesta del INEC, en el país la pobreza golpea con más fuerza a niños indígenas (7 de cada 10 son pobres), a discapacitados, inmigrantes y afrodescendientes.

“En las zonas urbanas, uno de cada tres niños tiene necesidades básicas insatisfechas, y en las zonas rurales son casi cuatro de cada diez, y la pobreza es aún más fuerte en minorías”, precisó Chapuisat.

Las cadenas de la pobreza atan a algunos niños y jóvenes a ser víctimas del maltrato físico, el abandono de sus padres, el embarazo adolescente y los trabajos forzados.

“En términos de educación y acceso al empleo, hay una brecha importante entre las zonas rural y urbana. En las costas, también hay mayor número de casos de embarazo adolescente y de chicos que se desmotivan y dejan las aulas.

”Son muchos los que asumen roles de adultos y se desvinculan del sistema educativo”, expresó Karin van Wijk, coordinadora en la organización Defensa de Niños Internacional (DNI).

En las regiones Brunca y Pacífico Central, un 47% (75.000) de los niños y jóvenes son pobres.

Acciones. Para atender la vulnerabilidad de los niños pobres en estas zonas, el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) plantea un proyecto de unidades móviles de atención en las regiones Chorotega, Brunca, Atlántica y Huetar Norte, que entraría en vigencia en el 2015.

“La idea es tener un equipo interdisciplinario permanente en esas zonas, que realice actividades de prevención para atacar las áreas de vulnerabilidad social y económica para esta población”, dijo Ana Teresa León, presidenta ejecutiva del PANI. El proyecto representa unos ¢450 millones del presupuesto del PANI para el próximo año.

“No es posible que la pobreza siga estancada en los mismos cantones. Hay que ejecutar medidas preventivas para bajar la deserción en esas zonas”, agregó León.

En la familia Guevara Castro, de Puntarenas, los cuatro niños dependen del comedor escolar para alimentarse.

Según el INEC, Limón y Guanacaste son las provincias que aglutinan mayor población infantil.

“El PANI se concentrará en trabajar en oportunidades para los cuatro polos: las costas y comunidades fronterizas. Hay niños que cruzan solos de Nicaragua hacia Costa Rica, y de Panamá vienen familias de indígenas.

”Es imposible romper los círculos de pobreza si las oportunidades en esas zonas están limitadas”, concluyó la presidenta ejecutiva del PANI.