La estrategia de la jerarca del Ministerio de Educación Pública (MEP), Anna Katharina Müller, para atender el apagón educativo en el que los alumnos llevan sumidos más de cuatro años, no ha trascendido hasta el momento.
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Esta información ni siquiera es conocida por diputados que han solicitado una y otra vez audiencias con la jerarca para saber sobre este plan.
La Nación conversó con Müller acerca de cuándo va a dar a anunciar el plan de este gobierno para atender el rezago de los estudiantes producto de las huelgas docentes y la pandemia y sobre el cual alertó el VII Informe del Estado de la Educación, en 2021.
“Ese plan estaba en funcionamiento desde que ingresé, no es cuestión de que haya uno anterior o posterior, sino que los docentes han tomado con mucha seriedad las áreas que le están faltando a sus estudiantes y yo tomé las evaluaciones que se ingresaron en el sistema de evaluación (Sirimep), hice un análisis, y sí detectamos que hemos recuperado bastante bien la parte académica”, declaró Müller ante la consulta.
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La ministra afirmó que los alumnos “van bien”. Así lo manifestó a partir de los datos arrojados por el Sistema para la Recopilación de Información de la Evaluación de los Aprendizajes (Sirimep), en el cual los docentes ingresan las notas que los alumnos obtuvieron en cada materia al finalizar cada periodo del curso lectivo.
Según el MEP, en el semestre que recién finalizó, 9 de cada 10 estudiantes de primaria aprobaron las asignaturas de Matemáticas, Español e Inglés. En el caso de los estudiantes de sétimo a noveno, fueron 8 de cada 10, y de décimo a undécimo, 7 de cada 10.
Sin embargo, estos resultados surgen de las distintas evaluaciones que aplican los docentes en el aula, las cuales difieren incluso entre un grado y otro en un mismo centro educativo; no es ni la misma materia que se evalúa ni el mismo instrumento de medición. En esos resultados se incluye también el trabajo cotidiano, tareas, proyectos, etc .
La forma para medir el desempeño general de los alumnos en las distintas materias ha sido, normalmente, pruebas estandarizadas que se han elaborado científicamente con ese propósito: establecer los conocimientos que los alumnos deben tener de acuerdo a su nivel y plan de estudios en cada materia. No obstante, en el país, actualmente, no se aplican tras la eliminación de las pruebas Fortalecimiento de Aprendizajes para la Renovación de Operaciones (FARO).
La ministra explicó que el plan que ella está trabajando para el rezago educativo es un reforzamiento “focalizado no necesariamente en reforzar temas específicos sino en la forma en que se conduce el proceso”.
“No es que hay un plan de antes y después, es que vamos reforzando el plan, no tanto el contenido como tal, porque eso ya viene caminando, sino en la parte emocional, de socialización, de que todos los chicos puedan tener un proyecto de vida, que podamos reforzar el componente vocacional, que haya una apertura de la comunidad local, para que los chicos vean cómo funciona el panadero y el veterinario, porque esos son competencias que van a permitir que los alumnos sientan la utilidad de estar en el centro educativo”, declaró la jerarca .
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Agregó que, el próximo año, como parte del proceso remedial se incluirá el tema de competencias, aplicando la materia en la vida diaria de los alumnos, con la elaboración de proyectos.
“Por ejemplo, un proyecto de organización de un evento donde los chicos tienen que hacer un presupuesto ahí, entra la Matemática, lo que queremos es meter el tema de las competencias para poder reforzar el interés en por qué les sirve esa materia, sobre todo en secundaria, donde hay pocos jóvenes que terminan los ciclos”, añadió.
Preocupación por lectoescritura
La jerarca admitió su preocupación de que actualmente haya niños que pasen a tercer grado sin saber leer ni escribir.
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Lo anterior, como efecto de la reforma al programa de Español del 2014, que permite a los alumnos de primer grado pasar a segundo aunque no sepan leer ni escribir. Sin embargo, según investigaciones, ese desconocimiento se extiende incluso a tercer grado.
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“Vamos a tener una discusión con casi 400 docentes y personal administrativo que nos van a alimentar de cuáles son las competencias positivas o negativas de eso (la reforma), para ver qué medidas vamos a recomendar, especialmente en lectura y escritura”, adelantó la ministra.
En su criterio, una reforma de este tipo funciona cuando es el mismo docente que lleva los tres niveles (primero, segundo y tercer grado), porque va midiendo el momento oportuno en que el niño aprende a leer y escribir.
“Lo que pasa es que el sistema que tenemos no siempre permite que eso sea así: estamos retomando información de la gente que está pasando por ese proceso para que nos digan qué cosas hay que corregir”, concluyó.