Felipe Martínez, evaluador de educación superior en México: ‘Hay quienes ven las aulas de universidad como negocio’

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Para Felipe Martínez Rizo, especialista en revisión de la educación superior en México, no hay excusa para que una universidad huya de las evaluaciones a sus profesores, egresados, infraestructura, ni a los planes de estudio de sus carreras.

Martínez fue invitado a la sexta edición de la Cátedra Enrique Góngora, del Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior (Sinaes) en Costa Rica. Él conversó con La Nación sobre la necesidad de vigilar la oferta académica de estos centros, estatales y privados.

¿Qué requisitos debe llenar una carrera universitaria para lograr un aceptable nivel de calidad?

La calidad no es un concepto que se pueda homogeneizar, varía según la carrera que se evalúe. Pero, en general, se requieren planes de estudios bien definidos, con docentes que se ajusten a las necesidades de lo que demanda el mercado y un recurso físico adecuado para impartir las materias.

”En un segundo nivel, determinar qué se hace con los planes de estudio; es decir, la metodología de enseñanza y, en tercer lugar, medir cuáles son los resultados y el producto de sus egresados. Para evaluar una carrera, hay que conocer qué hacen los graduados. No se trata de solo emitir títulos de graduación , sin evaluar los resultados de lo que se está haciendo”.

Esa emisión de títulos de graduación sin evaluar las carreras, ¿se traduce en conceptualizar la educación como negocio?

Sí. Hay quienes ven las aulas de universidad como negocio y el Estado también es cómplice de esa situación. Como las universidades estatales no tienen los cupos suficientes para todos los jóvenes, se genera una laxitud en el control de centros privados que abren sus puertas a todos aquellos que no ingresaron a la opción estatal. Esto genera que muchas instituciones que carecen de requisitos básicos, abran sus puertas y gradúen profesionales, con serias falencias en varias áreas.

¿A qué vacíos o errores académicos y de formación se refiere?

Principalmente en las Ciencias Básicas, Humanidades y en la investigación, debido a que son materias que no son rentables. En toda América Latina, hay instituciones que son poco serias y que representan altos costos para el estudiante, comparado con lo que aprenden.

¿Cuáles acciones se deben tomar para frenar la apertura de ese tipo de universidades?

Los controles estatales del Ministerio de Educación deben ser más rigurosos. En nombre de la libre competencia entre empresas, no se debe autorizar ninguna carrera que no cumpla con parámetros básicos de calidad. Al fin y al cabo, los graduados que salen de las aulas universitarias van a atender al país, desde sus diferentes disciplinas. Ahí está el riesgo.

¿Qué hacer con las que ya abrieron y su calidad no ha sido evaluada, por lo que se desconoce si forman profesionales deficientes?

Debería existir un mecanismo de evaluación externo que sea obligatorio. No necesariamente tan elevado como una acreditación, pero en donde se revisen aspectos básicos de la oferta académica. En México, por ejemplo, existen estímulos de ingreso a bolsas de recursos para las universidades que se someten a esos criterios de evaluación; eso podría ser un elemento a imitar para tener mayor control sobre lo que ofrecen las universidades y su calidad.

El hecho de que la acreditación no sea obligatoria, ¿hace que se pierda respeto al sistema de evaluación de la educación superior?

Al ser una opción, hace que algunos la ignoren. Para revertir eso, las universidades deben verlo como una oportunidad de mejora, para saber en qué están fallando y graduar a mejores profesionales.

Hay quienes dicen que el Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior (Sinaes) es un ‘monopolio’. ¿Sería viable que en Costa Rica operen otras agencias de revisión de la calidad?

En países como Estados Unidos hay varias agencias de acreditación y los resultados no son los mejores. Se desarrolla una competencia entre las agencias por ver quién acredita más carreras, y no entre las universidades por mejorar lo que están haciendo.

”En un país como Costa Rica, una sola agencia de acreditación es suficiente. No tiene por qué verse como un monopolio. Los dueños de una agencia de acreditación no son un grupito de personas, son todas las universidades que participan del proceso de evaluación. Insisto en que la revisión de calidad no se debe ver como un asunto externo, sino como un compromiso de cada centro de enseñanza superior para mejorar sus resultados”.

Algunas universidades alegan desinterés en someterse a revisión debido a que tienen mecanismos propios para evaluar su calidad. ¿Es una excusa válida?

Si usted asegura que tiene buena calidad en sus carreras, ¿por qué no someterse a una evaluación externa? Deje que un experto venga a reafirmar lo que usted dice. Puede que se lleve la sorpresa de que no estaban haciendo las cosas muy bien y solo así corregirlo.