Clases a distancia dejaron a estudiantes a la suerte

Aprendizaje depende de compromiso del docente, acceso a conectividad y participación de padres

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Luego de dos años difíciles por las huelgas de docentes, llegó la pandemia con otros dos años todavía más complicados, sin que a la fecha haya claridad de cómo vendrá el próximo.

Estudiantes de escuelas y colegios quedaron a la suerte. Sí, si tenían suerte de tener un maestro comprometido. Si tenían suerte de tener Internet y computadora. Si tenían suerte de que alguien en el hogar pudiera ayudar a entender la materia.

Así se desprende de los testimonios recogidos por La Nación entre madres de escolares .

Yesenia Montoya Navarro, por ejemplo, cuenta que su hija Giulliana tuvo un primer grado muy complicado en el 2020. Hubo que darle mucho apoyo en la casa con las bases para que aprendiera a leer y escribir.

Este año, contó la mamá, las cosas han mejorado luego de un cambio de escuela y el regreso parcial a las aulas.

“Ella el año pasado se me estaba quedando rezagada y le afectó mucho por ser primer grado. Este año en la escuela que está la veo muy motivada.

“Siento que ahora que van presencial han aprendido más, al ser combinado entre presencial y virtual sí avanzan. No es lo mismo para un niño de esa edad aprender a leer y escribir estando en el aula que de manera presencial,”, expresó.

La niña acude a clases tres horas y 20 minutos cada día, cuatro días a la semana. Ella estudia en la Escuela Domingo Faustino Sarmiento, de Dulce Nombre de Cartago.

Otra es la historia que compartió la madre de una niña de 9 años, quien prefirió mantener en reserva su nombre, pues también es educadora.

“Lo que han vivido en estos años (los estudiantes) ha sido muy lamentable, pues se han preocupado por dar y dar contenidos muchas veces sin una explicación de por medio, por cumplir con los aprendizajes establecidos por el MEP para ese nivel, sin embargo, no hay aprendizaje”, expresó.

La crítica principal está en el envío de las guías de trabajo autónomo o GTA, que son largas asignaciones de temas que no conocen. Por eso, la participación de papá, mamá o hermanos es clave. Si no hay quién pueda explicar la materia, el alumno estará perdido.

Según dice, siendo ella educadora, ha tratado de no cometer el mismo error, aunque reconoce que sus estudiantes van rezagados.

“Sé que no voy a cumplir con el programa si los he visto durante la presencialidad 1 vez por semana durante dos horas aproximadamente, pues trabajo por áreas.

“A todo esto podemos agregar la gran inmadurez que tienen muchos y exceso de dependencia; hay niños de tercero actualmente que son como de segundo”, aseveró.

Otra madre, explicó, terminó por buscar un tutor para contrarrestar el “desastre que ha sido este año” cuando su hijo cursa el cuarto grado. Le preocupa que el próximo año el niño se enfrentará a las pruebas nacionales FARO.

Agradece, sin embargo, que él tuvo una maestra que no se unió a las huelgas de 2018 y 2019, y durante el 2020 estuvo muy presente.

“El desastre se dio este año, cuando se supone que cuarto es la base importante para los siguientes años. Creo que la pandemia no se va a ir por un buen rato por lo que se debe seguir adelante de manera presencial con todos los protocolos.

“Desgraciadamente, la educación pública de forma virtual no es una opción, no todos tienen las mismas facilidades.

“El problema está muchas veces en las cabezas que dirigen los centros (educativos) y la responsabilidad y dedicación de los maestros, a algunos parece no importarles la educación”, lamentó.

Fiorella y Valentina Meoño, en cambio, tuvieron la suerte de tener maestras muy comprometidas, según cuenta su mamá, Stephanie González.

Dicho compromiso, afirmó, y la ayuda externa que buscó es lo que ha permitido salir adelante, pues la educación a distancia nunca será como la presencial, y los papás no siempre saben cómo ayudar.

“Estos últimos años han sido difíciles, pero con apoyo de la maestra que siempre ha estado presente para aclararles dudas y tratar de todas las maneras posibles para que ellos saquen adelante los temas. Además, ellas cuentan con apoyo por fuera en sus materias.

“De alguna manera presencial o no, he buscado apoyo por fuera para que mis hijas comprendan mejor la materia y refuercen lo que aún les está costando”, narró.