Desempleo angustia a pobres; la inseguridad, a los ricos

La escasez de trabajo preocupa más en zona rural, a jóvenes y a mujeres

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Dos jóvenes de 24 y 22 años, uno del rural Aguirre y otro de un acomodado barrio en Curridabat, reflejan las dos caras de las mayores preocupaciones nacionales: el desempleo y la inseguridad.

Danny Mesén, de Matapalo de Savegre, Aguirre, ya ha probado el sabor amargo de no conseguir trabajo. El otro joven, quien pidió solo ser identificado con su apellido, Ramírez, ha sido víctima de tres asaltos y le resulta difícil dejar de lado el temor.

Ambas realidades están reflejadas en la más reciente encuesta de Unimer para La Nación .

El 23% de los consultados citó la desocupación como el principal problema nacional; el 21% mencionó la inseguridad.

Los dos indicadores crecieron dos puntos porcentuales con respecto al estudio de febrero (18% inseguridad y 21% desempleo).

Solo 9,8% ve el costo de la vida como un problema país.

La angustia por la falta de oportunidades laborales se acentúa entre los jóvenes de 18 a 29 años, los residentes de zona rural, las personas con nivel de ingreso y de educación bajos y las mujeres.

Costa Rica tiene unos 280.000 hogares pobres, 20,6% de las familias. Las regiones Brunca y Chorotega reportan las mayores carencias.

El puntarenense Danny Mesén no conoce de estadísticas, pero sí de las dificultades de la vida en el campo, incluso para quienes lograron terminar el colegio.

Ha pasado por labores agrícolas, de construcción, jardinería y comercio, pero no tiene empleo fijo.

“Vivir en una zona rural hace que conseguir trabajo sea algo muy complicado. Algunos de mis compañeros de colegio se fueron a la Universidad porque tienen recursos, pero el resto hemos tenido que costearnos el arroz y los frijoles con lo que salga” , dice con una mirada clavada en el horizonte.

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), de junio, indican que la tasa de desempleo en el país descendió levemente en el primer trimestre de este año con respecto al mismo periodo de 2012; al pasar de 10,4% a 9,6%.

Sin embargo, esta baja no se da porque más personas estén ocupadas, sino porque 78.000 se retiraron de la fuerza laboral, muchos quizás, frustrados por la búsqueda.

El ministro de Trabajo, Olman Segura, reconoce que la situación laboral es la llaga sangrante del país, por encima de la propia inseguridad y el costo de vida que en el pasado concentraron la atención.

“No es extraño que la encuesta siga mostrando el desempleo como el principal problema, porque estamos en el coletazo de la crisis mundial que está afectando especialmente a la juventud”, manifestó.

Según dice, el Gobierno trabaja para revertir esa situación.

Por la vida. En la otra Costa Rica está Ramírez , quien no se cuestiona si tendrá trabajo al terminar su carrera de Ingeniería Mecánica. A él le preocupa más su vida, su familia, la casa y el vehículo.

De los asaltos que ha sufrido, dos fueron en la calle. En uno le robaron el celular , y en otro, el carro.

El más traumático ocurrió en su casa, pues junto a su papá, dos amigos y la empleada doméstica fueron amenazados con pistolas y amordazados. A la salida, los asaltantes se enfrentaron con dos policías, uno los cuales murió.

Después de esto, él sabe bien lo que significa la palabra miedo.

La inseguridad, segundo gran dolor de cabeza de los costarricenses, se convierte en pesadilla para quienes tienen un mayor nivel educativo, socioeconómico y están laboralmente activos.

En ese grupo, en el que está Ramírez, las preocupaciones por los robos, asaltos o bajonazos acaparan el 27% de las opiniones.

“Siento que hace cinco años cuando pasó esto (2007) había como un boom de andar asaltando casas. En mi casa, la más afectada fue mi mamá. Yo pasé como un año y aún escuchaba cosas. Mi casa cambió, pusieron verjas en las puertas, ventanas y alarmas”, contó.

A ellos no los consuelan la tendencia a la baja en la delincuencia. Un reporte del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) reveló que las denuncias por casi todos los delitos disminuyeron el año pasado, con respecto al 2011.

Mario Zamora, ministro de Seguridad, cree que el hecho de que la mayor parte de encuestados no sientan que la inseguridad es el principal problema está acorde con la realidad del país, pues los delitos continúan decreciendo.