Cartagineses salieron a disfrutar de la alerta amarilla que reabrió comercios

Pobladores llenaron calles, aceras y tiendas en el primer día con menores restricciones, luego de tres semanas de cierre; tiendas de artículos religiosos extrañaron a los romeros

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Cientos de personas que aprovecharon la apertura de comercios, por primera vez en tres semanas, llenaron las vías del cantón Central de Cartago, este sábado.

En tiendas por departamentos, carnicerías y almacenes de electrodomésticos se formaron filas de clientes que esperaban para ser atendidos, según comprobó La Nación en un recorrido por la Vieja Metrópoli.

Cartago es uno de los 17 cantones cuya alerta por la emergencia de la covid-19 bajó de naranja a amarilla este 1.° de agosto, lo cual implica una flexibilización de las restricciones tanto en establecimientos como en los horarios para circulación de vehículos.

Hacia el mediodía, en la Avenida del Comercio, se observaban transeúntes que cargaban compras o consultaban las promociones de las tiendas; otros llevaban helados o simplemente salieron, en plena pandemia, a disfrutar del día soleado.

En las calles, el flujo vehicular fue semejante al que se veía en la ciudad antes de que el SARS-CoV-2 golpeara al país.

“Son como pajaritos encerrados, les abrieron la jaula y salieron volando, porque anda demasiada gente en la calle”, dijo Natalia Monge, quien atiende el negocio familiar en la tienda de ropa infantil El Niño.

Dicho comercio, al igual que la mayoría de los que operan en Cartago centro, estuvo cerrado desde el 10 hasta el 31 de julio.

De acuerdo con Monge, la mañana del primer día de reapertura fue muy exitosa en ventas. Según dijo, es temporada de bautizos y los clientes llegaron a buscar sus regalos. Comentó que a las tiendas vecinas también llegaron muchos compradores, quienes posiblemente adelantaron las compras del Día de la Madre.

El alivio por poder trabajar, dijo, es grande. El cierre de las últimas semanas los obligó a despedir una empleada y a ingeniárselas para pagar el alquiler, la luz y el agua. Sin embargo, Monge también dijo sentirse preocupada por la actitud con la que los cartagineses recibieron la apertura comercial.

“Hoy que se abrió, gracias a Dios sí se ha visto gente. Pero más bien pienso que la gente se exagera, más bien andan demasiados. Se ven filas de filas en los locales, por ejemplo en las ventas de telas”.

“Ojalá se estén cuidando, porque por ejemplo uno se cuida y los clientes que entran, uno trata de tener el cuidado con la mascarilla y el alcohol en las manos, pero en la calle hay gente que no le importa y le da lo mismo”, comentó la comerciante.

Las filas que describió Monge, eran notables, por ejemplo, en el centro de Carnes Montecillos, diagonal al parque Central; así como en los locales de Monge, la Súper Despensa, Ekono y la comercializadora Fausto Jara, en la Avenida del Comercio.

Incluso se formaron aglomeraciones en los puestos ambulantes, en los que las mascarillas de tela y las caretas de plástico son los productos más populares.

“Está picando, hay mucha gente en la calle. Pareciera que sí hay como un desahogo de la gente en salir, por lo menos. No sé si en comprar, pero por lo menos estar afuera y andar como con más libertad viendo las cosas”, comentó Sergio Masís, dueño de la comercializadora Freddy Masís, cuya venta de productos como cremas y perfumes se ubica en el centro comercial El Dorado.

Según el comerciante, tampoco se hicieron muchísimas ventas, pero sí una cantidad importante en comparación con la dinámica de los últimos meses. La expectativa, dijo, es que suban un poco, para el Día de la Madre, aunque también señaló que las dificultades económicas que atraviesan muchas familias posiblemente incidan en las ventas.

“Hay que tomar en cuenta que hoy en día las condiciones económicas de todo el mundo no son iguales. Entonces hay prioridades, primero están los alimentos de las personas, entonces no va a ser igual, pero es una nueva adaptación que hay que hacer. No hay más, resolver y seguir”, afirmó Masís.

Pocas ventas en Los Ángeles

Unas pocas cuadras hacia el este, en la comunidad de Los Ángeles, las tiendas de artículos religiosos se enfrentan a un agosto desalentador.

Normalmente, la afluencia de romeros a la basílica genera ingresos importantes a estos negocios, pero este sábado las inmediaciones del santuario estuvieron desiertas y la tienda La Negrita, ubicada en el costado sur del templo, tuvo muy pocos clientes durante la mañana.

“Normalmente amanecíamos de ocho a 10 personas: mis hijos, las novias, un empleado con una amiga. Todo el día y toda la noche, desde la semana antes trabajábamos en horario especial, pero el 31 y el 1.° aquí amanecíamos. Como ahora está cerrado, nos sacrificaron”, lamentó Alberto Balbín, quien administra el negocio junto a su esposa Xinia Hernández.

Hay 25 cantones en naranja, aunque también en esas zonas hay fase de apertura desde este sábado y hasta el domingo 9. El lunes 10 volverían las restricciones por 12 días, incluido el Día de la Madre.