Asociación Obras del Espíritu Santo: ‘Chalecos rojos’ recorren las esquinas de pobreza josefina

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La ruta empieza por Las Gradas de Cristo Rey, al sur de la capital. Allí los chalecos rojos son sinónimo de comida y esperanza.

Se abren las puertas de una buseta azul y salen las ollas de arroz, frijoles, sopa, pan y café. En minutos, un grupo de voluntarios de la Asociación Obras del Espíritu Santo reparte platos y mensajes de esperanza a quienes sufren las necesidades acarreadas por la pobreza y la adicción.

“Soy adicta a las drogas y al sexo. La vida es tan jodida aquí, en la calle, que cuando no he tenido qué comer, como cucarachas con alcohol de 90. Eso sí es feo”, expresó Jeanine Miranda, una mujer de 34 años que estaba en la esquina La Granja, en el barrio Cristo Rey; segunda parada del recorrido de solidaridad. “Hay gente que dice que nosotros alimentamos la vagancia y no es así. No todos los que llegan son personas que asaltan y matan. Hay testimonios de adicción, de gente buena que está enferma y que ocupa una mano”, dijo Roxana Aguilera, coordinadora en el grupo Obras del Espíritu Santo.

El camino de los martes y los viernes concluye en zona roja, en la esquina del cine Líbano, donde antes de que llegue la buseta ya hay varios en fila.

“La indigencia es un problema circunstancial; tiene muchas vertientes. Hoy es esa persona la que está en la calle: mañana podríamos ser yo... o usted”, afirmó Ramón Arroyo, del Centro Dormitorio de San José.