Ultraderecha de Austria impugna resultado de elecciones presidenciales

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Viena

El Partido Liberal de Austria (FPÖ, ultranacionalista) impugnó este miércoles el resultado de las elecciones presidenciales del 22 de mayo al argumentar que hubo "innumerables irregularidades" en un proceso en el que su candidato perdió por tan solo 30.000 votos frente al progresista Alexander Van der Bellen.

"No somos malos perdedores. Aquí se trata de los fundamentos de la democracia, que deben quedar garantizados", explicó el jefe del partido, Heinz-Christian Strache.

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Según Strache, sin esas irregularidades y errores, el aspirante de su formación, Norbert Hofer "podría haber sido presidente".

El líder ultraderechista indicó que, en caso de que el Tribunal Constitucional acepte la solicitud de impugnación, está por ver si el resultado será una repetición parcial o total de las elecciones.

Base del alegato. El FPÖ centra sus acusaciones de irregularidad en el recuento del voto por correo, que dio finalmente la victoria a Van der Bellen con apenas 30.863 votos de ventaja, solo el 0,6 % del total de papeletas escrutadas.

Hofer ganó el recuento del voto en urna con un estrecho 51,9%, pero el resultado giró a favor de su oponente progresista al añadirse al día siguiente el voto por correo (un 14% del total del censo) hasta quedar en el resultado final del 50,3% a favor de Van der Bellen.

El FPÖ afirma que muchas de esos sobres se abrieron antes de tiempo o fueron contados por personal no autorizado.

En su escrito de impugnación, de 150 páginas, el partido ultranacionalista habla también de que han detectado indicios de que menores de 16 años, la edad mínima para votar, o incluso personas sin nacionalidad austríaca participaron en las elecciones.

"Por ese motivo, me siento obligado a impugnar las elecciones", justificó Strache su rechazo al resultado de la segunda vuelta de las elecciones, a la que llegaron Hofer y Van der Bellen, tras haber dejado atrás a otros cuatro candidatos en la primera ronda.

Dieter Böhmdorfer, antiguo ministro de Finanzas y asesor jurídico del FPÖ, afirmó el miércoles al presentar la impugnación que esas irregularidades son solo "la punta del iceberg" y que no pueden hacer público todo el contenido de su solicitud de anulación de las elecciones para no entorpecer la investigación.

Strache, por su parte, no quiso acusar a nadie de haber cometido esas irregularidades con intención.

El FPÖ, una formación ultranacionalista y con un discurso xenófobo, considera que hasta 570.000 votos enviados por correo pueden estar afectados por esas irregularidades.

Ahora, el Tribunal Constitucional tiene que decidir sobre la impugnación ante del 8 de julio, fecha en la que estaba previsto que el ganador de las elecciones, Van der Bellen, asumiera oficialmente el cargo de presidente de Austria.

¿Nuevos comicios? Strache consideró como "muy realista" que los comicios se repitan ya que una situación tan "dramática", dijo, no se puede pasar por alto.

El propio Hofer considera que la posibilidad de que se repitan los comicios es "exorbitantemente alta" ya que ha quedado documentado que se produjo una vulneración de la ley.

"Se trata de medio millón de votos que no han sido escrutados de forma correcta", denunció el candidato que perdió las elecciones.

Además, indicó que de aceptarse la petición de anulación de las votaciones, no bastará con realizar un nuevo recuento de los sufragios.

Hofer afirmó no estar especialmente feliz de tener que impugnar las elecciones: "Pero no me quedaba otro remedio", aseguró.

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El candidato llegó a comparar la situación en Austria con el referendo celebrado en Crimea por el que esta región ucraniana fue anexionada por Rusia, en un proceso denunciado como ilegal por la comunidad internacional y en la que participaron como observadores electorales representantes del FPÖ.

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"No se puede criticar el proceso electoral en Crimea si esto se permite", dijo.

Según expertos citados por la agencia austríaca APA, los jueces del Alto Tribunal podrían en caso de encontrar violaciones relevantes de la ley electoral, siempre y cuando tengan un impacto decisivo sobre el resultado, anular parte de los comicios.

Eso podría significar repetir la votación o el recuento en algunos lugares, aunque no en todo el país.

El FPÖ comenzó a lanzar insinuaciones de posible fraude o irregularidad electoral desde la misma noche electoral, cuando ya se podía intuir que el voto por correo, que ya en la primera había perjudicado masivamente a Hofer, iba a provocar el vuelco electoral.