Marine Le Pen: la mujer a la derecha del enfado de Francia

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Marine Le Pen no tardó mucho en regodearse del éxito electoral del Frente Nacional Francés (FN), el partido ultraderechista fundado por su padre, Jean-Marie, quien alguna vez dijo que el virus del Ébola era la fórmula para solucionar el “problema” de la inmigración.

El FN provocó un terremoto político en Francia con su triunfo en los comicios europeos del domingo anterior, victoria que Jean-François Copé, presidente del conservador UMP –uno de los caídos en el proceso–, explicó por el “enfado extremo” de los franceses contra el gobierno socialista de François Hollande.

Amén de esa ira, la verdad es que la heredera del capital politíco de su padre se esforzó en dibujarle un rostro más atractivo al extremismo y a la xenofobia de su partido.

“Desdemonizado”, el FN de Marine Le Pen incluyó sesgos sociales en sus discursos –es una oradora consumada–, se puso del lado de los trabajadores maltratados por la globalización y la “dictadura de Europa”.

“Los franceses ya están cansados de que los gobiernen desde fuera”, proclamó la mujer de 45 años en su discurso de victoria.

Ella y su partido, sin embargo, no cambian enfoques en los temas de siempre de la extrema derecha: la inmigración y el islam.

Una izquierda devaluada, una derecha sin respuestas, una situación social y económica en crisis y una dirección sin errores por parte de Marine Le Pen, explica el porqué el FN crece en cada elección: el domingo, por ejemplo, multiplicó por cuatro la votación recibida en los comicios europeos del 2009.

Eso le permite a Marine Le Pen ver la presidencia francesa para el 2017, su gran objetivo.