Europa no es el país de Nigel Farage

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Nigel Farage Imagen sin titulo - GN (Sang Tan)

Si Nigel Farage sabe de algo es de sobrevivir: de niño sorteó un atropello; de adulto, un cáncer testicular (tiene dos hijas) y un accidente de aviación en el 2010; como político, una ridícula votación del 3% en las elecciones de ese mismo año.

También es un provocador a que le gusta ir contra lo políticamente correcto, a quien le complace salir fotografiado con un cigarrillo y una cerveza en la mano. Su anhelo político, por el cual lucha desde 1993, es sacar a Gran Bretaña de la Unión Europea y es alguien que siente que la inmigración es causa de los males que aquejan a su país.

El domingo pasado, Nigel Farage y el Partido para la Independencia del Reino Unido (UKIP) se trajeron abajo el bipartidismo, vigente desde 1906, al ganar las elecciones británicas al Parlamento europeo con el 29% de los sufragios y alcanzar 22 eurodiputados, 13 más que en la pasada legislatura.

“Mi sueño se ha hecho realidad. Los británicos se han mantenido firmes, han respaldado al UKIP y hemos ganado una elección nacional”, declaró tras conocer los resultados de los comicios.

Catalogado como el más antieuropeísta desde las guerras napoleónicas, el discurso de Nigel Farage recoge el disgusto por la llegada masiva de inmigrantes europeos, los recortes presupuestarios o el alto costo de la vida.

También se cultiva en el escepticismo acerca de la conveniencia, pertinencia y beneficios de pertener a la Unión Europea.

Desposado con una ciudadana alemana, Kristen, usa su vínculo matrimonial para desmentir las acusaciones de racista, pero no oculta su molestia porque en los trenes británicos, dice él, se hable y escuche inglés cada vez menos.