Alemania va a las urnas con un escenario muy definido

Alemanes no ven diferencias entre propuestas de principales partidos

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Hamburgo. ¿Qué se juegan los alemanes hoy en las elecciones federales? Aparentemente no mucho, o al menos, parece que ni ellos pueden identificar las opciones que tienen.

Alemania no es un país polarizado. Los ciudadanos no son necesariamente ricos, pero las estadísticas muestran que la mayoría está satisfecha con su estilo de vida y su Gobierno. La actual canciller, Ángela Merkel, goza de una popularidad muy alta (58%), superior a la su propio partido (40%), según una encuesta publicada esta semana por la cadena pública ZDF.

La tasa de desempleo en Alemania es una de las mas bajas de Europa, solo inferior a la de Austria, Luxemburgo y Noruega. Su economía avanza con fuerza: desde el 2009 su Producto Interno Bruto creció mas de 8%, se crearon 1,8 millones de empleos nuevos y terminó el 2012 con un superávit fiscal del 0.2%, señala un informe del Instituto Alemán para la Investigación Económica (DIW).

A esto hay que agregarle que las dos principales agrupaciones políticas –la Unión Demócrata Cristiana (CDU), liderada por Merkel, y el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD)– tienen propuestas muy similares.

El líder del opositor SPD, Peer Steinbrück, no trajo nada nuevo a la campaña y ha tenido que moverse un poco hacia la izquierda para hacerse visible ante el electorado, o recurrir a estrategias de imagen agresivas como la de aparecer en la portada de la revista Süddeutsche Zeitung mostrándole el dedo del centro al país.

Hasta el 2009, Steinbrück integró un gobierno de coalición con Merkel; fue su ministro de Finanzas y se considera que hacían un buen equipo. Además ha apoyado los programas de rescate europeo propuestos por Merkel. Por eso, a muchos les resulta extraño verlos rivalizando en busca de votos.

Durante la campaña política, el argumento mas fuerte de Merkel ha sido la política de austeridad europea, para buscar una salida a la crisis, la negativa a emitir eurobonos para financiar el sistema comunitario y la promesa de no aumentar los impuestos en el país.

Steimbruck, por su parte, no ha propuesto ideas claras, aunque critica la austeridad impulsada por Merkel, acusándola de dividir a Europa. La campaña del opositor le ha dado mas énfasis al crecimiento económico.

---

Pocas diferencias. “El domingo, tendremos que decidir cómo Alemania se va a desarrollar durante los próximos cuatro años; con un poco más de libertad, justicia y solidaridad. La oposición quiere más paternalismo y mayores impuestos. Eso es un gran riesgo”, dijo a este diario Marcus Weinberg, líder de CDU en Hamburgo y miembro del Parlamento Federal del estado.

Pero, ¿qué significa esto realmente? Pocos alemanes lo saben.

“Es difícil sacar las diferencias entre uno y otro. Ha sido muy difícil para los votantes y los periodistas distinguirlo. Porque la oposición ha sido muy débil al confrontar a Merkel”, explico a La Nación Klaus Brinkbäumer, subdirector del semanario alemán Der Spiegel .

“Steinbrück dice que va a hacer las cosas diferente en lo que respecta a la crisis del euro. Pero nadie sabe realmente cómo”, añadió.

No obstante, la falta de polarización y la noción de que todos los partidos políticos son iguales ha tenido su efecto en los votantes en los últimos años y la asistencia a las urnas disminuyó hasta alcanzar 70,8% en la última elección general del 2009. Sin embargo, muchos creen que la elección de hoy debería servir para discutir algunos problemas que Alemania arrastra desde hace algunos años.

“La coalición gobernante ha basado su campaña en estabilidad y continuidad; su eslogan ha sido ‘salimos de la crisis en buena forma, continuemos igual’. Esto habla al estado mental de muchos alemanes que quieren calma y estabilidad. Pero también hay un segundo corazón en muchos de nosotros que cuestiona y ve que la estabilidad podría muy pronto significar un retroceso, porque estabilidad no significa grandes reformas que necesitamos”, explicó a este diario Katja Gloger, editora de proyectos especiales de la revista Stern .

Gloger mencionó el problema demográfico –los alemanes se están haciendo viejos y no hay suficientes trabajadores jóvenes– y el debate sobre la inversión y la calidad del sistema educativo del país.

El gasto de Alemania en Educación (5,3% del PIB) es inferior al promedio en los países de la Unión Europea y la OCDE (6,5%) y existe un hueco importante de inversión en la educación temprana, señaló en agosto el Instituto Alemán para la Investigación Económica.

La falta de fuerza laboral es otro asunto que preocupa. Alemania es el segundo país del mundo con la población más vieja, detrás de Japón y con una de las tasas de natalidad más bajo de la UE.

Se espera que para el 2025 el número de trabajadores se haya reducido en casi 3 millones, según cifras de la OCDE. Esto ha obligado al país a traer trabajadores extranjeros hasta alcanzar la cifra neta más alta de inmigración en el 2012: 370 mil personas, de acuerdo a un informe especial que publicó en junio el semanario The Economist.