Venezolanos eligen presidente inmersos en una de las peores crisis de su historia

Casi todas las encuestas dan empate técnico entre Falcón y Maduro, pero la posibilidad de un alto abstencionismo favorecería al presidente, pues el chavismo tiene un voto duro del 25% del electorado.

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Los venezolanos, azotados por una de las peores crisis económicas de su historia, votan este domingo en unos comicios boicoteados por la oposición, desconocidos por gran parte de la comunidad internacional y en los que el presidente Nicolás Maduro procura reelegirse para otro mandato de seis años.

Tras votar en un colegio del oeste de Caracas, Maduro advirtió que "la voluntad del pueblo venezolano" la hará "respetar aquí y en el mundo" y exigió cesar la "feroz campaña" de Estados Unidos y de varios gobiernos en su contra.

El país norteamericano denunció la ausencia total de legitimidad en las elecciones presidenciales de Venezuela.

"Las dizque elecciones hoy en Venezuela no son legítimas", tuiteó Heather Nauert, portavoz del Departamento de Estado.

"Estados Unidos está del lado de las naciones democráticas en el mundo que apoyan al pueblo venezolano y su derecho soberano a elegir a sus representantes en elecciones libres y justas", añadió.

Estados Unidos desconoce los comicios y había pedido a Maduro cancelarlos.

Por su parte, el fundador del movimiento de izquierda radical La Francia Insumisa (LFI), Jean-Luc Mélenchon, que siempre ha expresado su apoyo al régimen de Nicolás Maduro, aseveró este domingo que los países que denuncian la elección presidencial en Venezuela son "secuaces de Estados Unidos".

"Podemos discutir una elección en Venezuela, ¿no podríamos tener este debate en Arabia Saudita?", ironizó Mélenchon, preguntado en el programa televisivo Grand Jury RTL-LCI-Le Figaro.

"Tu voto decide: votos o balas", añadió Maduro, vestido con una camisa roja distintiva del chavismo, al llamar a derrotar el abstencionismo que promueve la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

A media mañana de este domingo, la afluencia a las urnas era moderada, poca en ciertos zonas sobre todo del este de Caracas, bastión opositor. Unos 20,5 millones de electores están llamados a estos comicios adelantados y a una sola vuelta, que darán un mandato de seis años a partir de enero de 2019.

La MUD rechazó participar por considerar el proceso un "fraude" para perpetuar a Maduro. Pero el exchavista Henri Falcón se separó de sus filas y es el mayor rival del mandatario.

Con una oposición dividida y sus principales líderes inhabilitados o presos, y con un vasto poder institucional con los militares al frente, Maduro se encamina a un nuevo periodo, según expertos.

Casi todas las encuestas dan empate técnico entre Falcón y Maduro, pero una alta abstención favorecería al presidente, pues el chavismo tiene un voto duro del 25% del electorado.

"La gente no tiene fe en nada (...), por eso la apatía", aseguró el analista Juan Manuel Raffalli.

Apagones; falta de comida, medicinas, transporte y agua; precios por las nubes con un ingreso mínimo que solo alcanza para comprar un kilo de leche en polvo, abruman al venezolano y a cientos de miles que emigraron en los últimos cuatro años.

"Ya no soy un novato"

Venezuela ha vivido en el gobierno de Maduro, un exchofer de bus y sindicalista de 55 años en el poder desde 2013, una de las mayores crisis de la economía mundial en medio siglo, según el FMI, que estima la caída de su producto interno bruto (PIB) en 15% y la hiperinflación en 13.800% para 2018.

El país y la petrolera PDVSA fueron declaradas en default parcial en 2017, y la producción de crudo está en el peor nivel de los últimos 30 años.

Maduro promete prosperidad. "La economía que existe hoy no nos sirve porque ha sido infectada de neoliberalismo", sostuvo el gobernante, quien dice ya no ser un "novato" como en 2013.

Aunque el 75% de los venezolanos rechaza su gestión, Maduro se beneficia de los leales al fallecido Hugo Chávez (1999-2013) y de la dependencia que tienen sectores populares de programas sociales y clientelistas.

"Mejor malo conocido que bueno por conocer", dice a AFP Hugo Esparza, de 44 años, quien vive de la caja de alimentos subsidiados que vende el Gobierno.

Falcón, exmilitar retirado de 56 años, se propone dolarizar la economía, devolver empresas expropiadas por el chavismo y permitir el ingreso de ayuda humanitaria.

Maritza Palencia, de 58 años, dice que votará por un "cambio". "Mis cuatro hijos se fueron a Colombia para poder enviarme dinero", aseguró.

En un centenar de ciudades del mundo donde viven venezolanos están convocadas protestas para rechazar los comicios.

Muchos culpan al gobierno socialista de la debacle, y Maduro se la atribuye a una "guerra económica" impulsada por la oposición de derecha aliada con Washington.

Ante miles de fieles concentrados en la Plaza San Pedro, el papa Francisco oró la mañana de este domingo por Venezuela: "Le pido al Espíritu Santo que le dé a todo el pueblo venezolano, a todo, gobernantes, pueblo, la sabiduría para encontrar el camino de la paz y la unidad".

Futuro sombrío

Respaldando a la MUD, Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea (UE) y una docena de países latinoamericanos sostienen que la elección no es justa ni transparente y acusan a Maduro de socavar la democracia.

"Tienen que reconocernos", añadió este domingo Maduro, quien reiteró que le "resbala" que países como Estados Unidos y Francia lo tilden de "dictador".

Casi todo el círculo del gobernante está sancionado por la UE y Washington, que sumó el viernes al número dos del chavismo, Diosdado Cabello, a su lista de casi 70 autoridades venezolanas sancionadas –incluido Maduro– con bloqueo de bienes y prohibición de visa.

Estados Unidos, al que Venezuela vende un tercio de su producción de crudo, prohibió a sus ciudadanos negociar deuda venezolana y amenaza con un embargo petrolero.

"Donald Trump está decidido a aumentar la presión", cree el internacionalista Mariano de Alba.

Pero Maduro confía en la ayuda de sus aliados China y Rusia, y el apoyo, hasta ahora incondicional, de la cúpula militar.

"La crisis es tan severa que puede provocar o una fricción dentro de la alianza cívico-militar gobernante o una ruptura social de mayor escala", advirtió Crisis Group.

Más de 300.000 soldados custodiarán la jornada que se extenderá por doce horas.