¿Jair Bolsonaro podría ir a prisión tras perder comicios en Brasil?

Desde el inicio de su mandato, el mandatario brasileño es blanco de varias investigaciones, entre otros motivos por difundir informaciones falsas

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Río de Janeiro. “Tengo tres posibilidades de futuro: ir preso, ser asesinado o la victoria”, declaró Jair Bolsonaro en agosto del 2021, poco más de un año antes de perder ante el izquierdista Lula da Silva en las presidenciales brasileñas de este domingo.

“Pero pueden estar seguros de que la posibilidad de que vaya preso no existe”, agregó entonces el mandatario ultraderechista frente a una platea de evangélicos. Pese a sus declaraciones, analistas consultados por la AFP consideran que el excapitán del Ejército, de 67 años, enfrenta posibilidades reales de encarcelamiento, aunque los procesos judiciales pueden llevar años.

Desde el inicio de su mandato, Bolsonaro es blanco de varias investigaciones, entre otros motivos por difundir informaciones falsas, y fueron presentados ante el Congreso 150 pedidos de impeachment, en su mayoría motivados por su gestión de la pandemia de covid-19, que dejó más de 687.000 muertos en Brasil.

Las amenazas contra su mandato fueron bloqueadas hasta ahora por dos personajes clave: el fiscal general Augusto Aras, quien se negó a formular cualquier denuncia penal contra el jefe de Estado, y el presidente de la Cámara de Diputados, el conservador Arthur Lira, quien tiene la llave para iniciar cualquier proceso de destitución política.

Pero la suerte puede cambiar el 1.º de enero, cuando Luiz Inácio Lula da Silva asuma la presidencia y Bolsonaro pierda sus fueros. A partir de entonces, podrá ser juzgado por la justicia ordinaria, y no por la corte suprema.

Negocios familiares

Hasta ahora, mientras Bolsonaro gozaba de esa inmunidad, la justicia brasileña ya puso un ojo en los negocios de su familia. A fines del 2020, la Fiscalía de Río de Janeiro denunció al hijo mayor del presidente, el senador Flávio Bolsonaro, por desvío de fondos públicos y lavado.

Las autoridades sospechan que cuando era diputado regional de Río, el primogénito contrataba a familiares y allegados como asesores “fantasma”, quienes a fin de mes le devolvían parte de sus salarios sin ejercer ninguna función en su despacho.

La investigación volvió a la casilla cero en mayo pasado, después de que un tribunal superior anulara todas las pruebas recolectadas por la fiscalía de Río mediante la quiebra del secreto bancario de Flávio, por considerar que el caso debería tramitarse en la tercera instancia judicial por su cargo de senador.

Pero una serie de reportajes del portal UOL revelaron que la Fiscalía reunió fuertes indicios de que la práctica era generalizada en la familia Bolsonaro e incluía también los despachos del mandatario, que fue diputado federal durante 27 años antes de ganar la presidencia.

“Cuando su mandato termine, Jair Bolsonaro podrá responder a la justicia ordinaria y la Fiscalía podría abrir nuevas investigaciones”, aseguró el jurista Rogério Dultra dos Santos, de la Universidad Federal Fluminense (UFF).

El presidente, que negó cualquier irregularidad, se dice víctima de una “persecución política”, sobre todo por las revelaciones más recientes de UOL de que entre 1990 y 2022 él y sus allegados adquirieron 51 inmuebles total o parcialmente con dinero en efectivo, por un total de $4,8 millones (¢2.457 millones) al cambio actual.

A lo largo de su mandato, Bolsonaro clasificó como reservados por los próximos 100 años una serie de documentos oficiales y personales, como su carné de vacunación o datos del organismo recaudador relacionados con la investigación de su hijo Flávio.

“Lula ha prometido que autorizará el acceso a esos documentos si es elegido. Si lo hace, esto podría tener consecuencias judiciales”, estimó Dultra dos Santos, miembro de la Asociación Brasileña de Juristas por la Democracia (ABJD).

Futuro ‘a lo Trump’

Dultra dos Santos indicó sin embargo que los procesos podrían “tardar varios años”, con múltiples recursos que retarden una eventual prisión.

Jair Bolsonaro podría beneficiarse de un cambio de jurisprudencia de la corte suprema sobre el cumplimiento de penas, que determinó en el 2019 que los condenados pueden responder en libertad hasta agotar todas las instancias judiciales.

Esto devolvió por ejemplo la libertad a Lula tras 18 meses en prisión por condenas de corrupción en el caso Lava Jato, que meses después fueron anuladas por problemas procesales. Bolsonaro sorprendió en setiembre al decir que pretendía “pasar la banda (presidencial) y apartarse” de la vida política en caso de derrota.

“Me parece poco probable que abandone la política después de la elección. Le veo más un futuro a lo (Donald) Trump, que sigue teniendo una influencia considerable en la política estadounidense a pesar de su derrota en el 2020″, evalúa la politóloga Mayra Goulart, de la Universidad Federal de Río de Janeiro.