Palestinos boicotean productos israelíes en Cisjordania

Palestinos impulsan un boicot a los artículos israelíes en la región de Cisjordania mediante una campaña publicitaria destinada a fomentar el consumo de productos locales

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A medida que se intensifica el llamado a boicotear productos israelíes a nivel global, en la ocupada Cisjordania, una campaña publicitaria promueve el consumo de productos locales como alternativa. Los palestinos buscan opciones distintas a los productos israelíes que son omnipresentes en sus tiendas.

“Para los palestinos y hecho por palestinos. Nuestro producto es suficiente”, proclaman los afiches, folletos y adhesivos en los supermercados de Cisjordania.

“La idea es destacar los productos palestinos”, explica Omar Bawatneh, encargado de una tienda en Ramala.

Agua, leche, detergente o papel higiénico con la etiqueta “Hecho en Palestina” ocupan un lugar destacado en su establecimiento.

Según estimaciones de la cadena de tiendas, el consumo de productos israelíes descendió del “90% al 60%” desde el 7 de octubre, fecha del inicio de la guerra entre Israel y Hamás, desencadenada por un violento ataque del movimiento islamista en suelo israelí que resultó en 1,140 muertes, en su mayoría civiles.

En represalia, Israel juró “aniquilar” a Hamás, en el poder en Gaza desde 2007, bombardeando el territorio sometido a un asedio total desde el 9 de octubre.

Estas operaciones provocaron más de 20,900 muertes, principalmente mujeres, adolescentes y niños, según el último informe del Ministerio de Salud de Hamás.

Entre los clientes, se encuentran “jóvenes que desarrollaron una conciencia política y cada vez más optan por lo ‘palestino’”, señala Bawatneh.

“Revisan las etiquetas y buscan en internet la lista de productos a bloquear”, agrega el responsable de la tienda, refiriéndose al movimiento internacional “BDS” por ‘boicot, desinversión, sanciones’ contra Israel.

Lanzada en 2005 por organizaciones de la sociedad civil palestina, esta campaña ha sido acusada regularmente de antisemitismo, especialmente por el gobierno estadounidense e Israel.

“El movimiento BDS se opone firmemente a todas las formas de racismo, incluida la islamofobia y el antisemitismo”, explica su cofundador Omar Barghuti, inspirado en el movimiento antiapartheid sudafricano para exigir derechos para los palestinos.

Los iniciadores tienen tres demandas: “el fin de la ocupación militar israelí de 1967, el desmantelamiento del sistema de apartheid contra los árabes y el respeto del derecho de los refugiados palestinos a regresar a sus tierras”.

Con este propósito, BDS aboga por un boicot a productos israelíes, así como deportivos, culturales y académicos, y pide presionar a empresas extranjeras que “colaboran” con Israel.

Dieciocho años después de su inicio, la campaña adquirió dimensión internacional con unas 40 antenas en el extranjero.

“Apoyo este movimiento porque solo podremos cambiar las cosas mediante la presión internacional”, declaró Ofer Neiman, miembro israelí del grupo.

“La campaña utiliza los principios de no violencia y derechos humanos para provocar un cambio y brinda a todos, en todo el mundo, la oportunidad de participar”, añade el activista de izquierda.

“Intento evitar los productos de los asentamientos israelíes que salpican los territorios palestinos, pero es ‘imposible prescindir’ de la mercancía israelí en la vida cotidiana”, asegura el propietario de una ferretería en el centro de Ramala.

Las bañeras y tuberías son israelíes. “Mis clientes desean el mejor producto para su hogar”, implícitamente “israelí”, indica el comerciante palestino bajo anonimato. “Se puede consumir productos palestinos, pero no aún no desarrollamos nuestra industria”, analiza.

“Todos los proyectos de inversión y desarrollo están sujetos a la aprobación israelí”, subraya el Banco Mundial, señalando que los territorios palestinos dependen en gran medida de la ayuda internacional.

En la tienda de comestibles de Mohamedi Alí, en Al Bireh, ciudad gemela de Ramala, no hay “ninguna producción israelí desde hace 10 años”.

“Me niego a contribuir con dinero que eventualmente irá a manos de militares israelíes que luego matarán a palestinos”, afirma. Cuando tiene que abastecer su pequeña tienda, “compra solo productos turcos, jordanos o chinos”, y su pan envasado al vacío es francés.