Nigeria aplaza in extremis elecciones presidenciales y legislativas

84 millones de electores están inscritos para votar en estas elecciones de la primera economía de África y primer exportador de petroleo del continente.

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Abuya. La Comisión electoral de Nigeria aplazó una semana las elecciones presidenciales y legislativas de este sábado a pocas horas de su inicio, alegando problemas logísticos, una decisión mal recibida por los principales partidos.

“Para garantizar la celebración de elecciones libres, justas y creíbles, no es factible seguir con las elecciones tal y como estaban programadas”, dijo a la prensa Mahmood Yakubu, presidente de la Comisión Electoral Nacional (INEC), antes de anunciar el aplazamiento hasta el sábado 23 de febrero.

Yakubu no especificó qué problemas logísticos se presentaron, pero tres centros de su organización fueron quemados a través del país y la oposición denunció que numerosos estados no habían recibido las papeletas electorales.

Los dos principales candidatos en las presidenciales son el jefe de Estado saliente Muhamadu Buhari, de 76 años, que opta a su segundo mandato, y el líder de la oposición, Atiku Abubakar, de 72, un millonario empresario que fue vicepresidente del país entre 1999 y 2007.

El partido de Buhari, el Congreso de Progresistas (APC), se dijo “muy decepcionado” por la decisión, y pidió a la comisión que mantuviera la neutralidad, mientras que Abubakar, candidato del Partido Popular Democrático (PDP), pidió calma a sus partidarios ante esta “provocación”.

“Esperamos que el INEC se mantendrá neutral e imparcial en este proceso dado que los rumores sugiern que este retraso fue oequestado por el principal partido de oposición”, denunció Festus Keyamo, director de campaña de Buhari.

Atiku, por su parte, dijo que sus rivales del APC “saben que el pueblo nigeriano está decidido a echarlos, están desesperados y harían lo que fuera para evitarlo”.

Ochenta y cuatro millones de electores están inscritos para votar en estas elecciones de la primera economía de África y primer exportador de petroleo del continente. Los 120.000 centros electorales debían abrir sus puertas a primera hora.

Los comicios para elegir a 360 diputados y 109 senadores se celebrarán también el 23 de febrero, mientras que la elección de los gobernadores y las cámaras estatales pasa al 9 de marzo.

El portavoz del partido en el poder, el Congreso de Progresistas (APC), se dijo “decepcionado” por el aplazamiento en un mensaje en Twitter, mientras que el Partido Popular Democrático (PDP), primero de la oposición, no reaccionó de momento.

Antes del anuncio, sin embargo, la oposición denunció la falta de papeletas en numerosos estados y el partido en el poder lo atribuyó a un sabotaje de sus rivales

Yakubu dijo que la decisión del aplazamiento se tomó tras “una revisión detallada de la implementación de los planes logísticos y operativos y la determinación de llevar a cabo unas elecciones libres, justas y creíbles”.

El aplazamiento “dará a la comisión la oportunidad de abordar los problemas identificados con miras a mantener la calidad de nuestras elecciones”, añadió.

“Fue una decisión difícil pero necesaria”, sentenció Yakubu.

Tras la conferencia de prensa, el INEC publicó un comunicado informando que el sábado por la tarde se reunirá con los diferentes partidos.

Las elecciones de 2015 ya tuvieron que aplazarse, y en aquel caso se citó la amenaza a la seguridad de los yihadistas de Boko Haram.

Aquel aplazamiento de seis días se percibió como una estrategia del presidente Goodluck Jonathan de arañar votos ante el empuje de Buhari, entonces candidato de la oposición.

La oposición podría beneficiarse del mediocre balance económico del jefe de Estado saliente, marcado por una recesión económica (2016-2017) y un fuerte aumento de la inseguridad en numerosas regiones del país.

Pero la mayor amenaza que pesa sobre las elecciones es la compra de votos por los partidos políticos, que buscan así el apoyo masivo de la población.

En tiempo de ralentización de la economía, en un país donde 87 millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza, “ya se sabe lo que la gente es capaz de hacer a cambio de un saco de arroz”, comentó un agente de policía de Aba.

“Nuestro deber es garantizar que la gente pueda elegir a su candidato libremente, sin presión, sin tener que mostrar por quién ha votado, tomando una foto con su teléfono móvil, por ejemplo” agrega.

La compra de votos es una práctica habitual en Nigeria, que se efectúa a cambio de unos pocos miles de naires (de 2 a 5 euros, como máximo).

“Todos los políticos lo hacen”, lamentó un agente de la INEC. “Por eso no se denuncian entre ellos. Salvo tras la proclamación de los resultados: el que pierde sí se queja de las trampas del otro”.