Magnate Marcelo Odebrecht pasa a régimen de prisión domiciliaria

Estuvo dos años y medio en cárcel de Brasil

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Curitiba, Brasil. El magnate Marcelo Odebrecht, implicado en el mayor escándalo de corrupción de la historia de Brasil, salió este martes de una cárcel de Curitiba, donde purgaba una pena de 10 años.

Ahora, el hombre pasó a un régimen de prisión domiciliaria, constató un reportero de AFP.

Odebrecht, de 49 años, cuyas confesiones hacen tambalear a varios gobiernos en América Latina, fue trasladado en un automóvil 4x4 de color negro, con escolta, hasta el Juzgado, donde se le colocó una tobillera electrónica.

Desde allí fue llevado a su domicilio en Sao Paulo, de donde no podrá salir más que en contadas ocasiones y recibir un número limitado de visitas. Su traslado desde la prisión estaba ya previsto.

Apodado “el príncipe”, Marcelo Odebrecht dirigió la mayor constructora de América Latina, responsable de obras en todo el mundo, desde el estadio del equipo de baloncesto Miami Heat hasta hidroeléctricas en Angola.

Es nieto del fundador y tercera generación de presidentes del grupo que formó un conglomerado con actividades en otros sectores, como ingeniería, agricultura y petroquímica.

El derrumbe se inició el 19 de junio del 2015, cuando Marcelo Odebrecht fue detenido, en el marco de la Operación Lava Jato, acusado de pagar sobornos a decenas de líderes políticos de casi todas las tendencias para obtener contratos en la estatal Petrobras.

Tras resistir casi dos años a una lluvia de acusaciones, el grupo acordó revelar sus delitos para suavizar las condenas y poder sobrevivir.

Así, 77 ejecutivos y exejecutivos firmaron un acuerdo de delación premiada y relataron en detalle los engranajes de la corrupción.

Las confesiones condujeron a cientos de investigaciones contra ministros, diputados y empresarios de Brasil y de otros países de América Latina.

En Perú, la investigación está a punto de provocar la destitución del presidente Pedro Pablo Kuczynksi y en Ecuador ya llevó a la cárcel al vicepresidente Jorge Glas.

Marcelo pudo reducir gracias a ello a 10 años su condena inicial, de más de 19 años de cárcel.

La empresa se comprometió además a pagar una multa de 2.600 millones de dólares a los gobiernos de Brasil, Estados Unidos y Suiza.

La madeja del gigantesco esquema de corrupción de Odebrecht parece interminable.

El Cade, ente de control de la competencia en Brasil, informó este martes que investiga dos presuntas formaciones de cartel en licitaciones de obras de infraestructura y transporte ferroviario en el estado Sao Paulo. La pesquisa fue posibilitada gracias a las confesiones de Odebrecht, precisó el organismo.

El Cade había informado la víspera que otra gran constructora, Camargo Corrêa, confesó haber formado un “club” con al menos otros ocho grupos -entre ellos Odebrecht– para fraguar licitaciones de construcción de líneas de metro en ocho estados brasileños.

Esas prácticas se intensificaron entre 2008 y 2014, con los numerosos proyectos elaborados con vistas al Mundial 2014 de fútbol y a los Juegos Olímpicos de Rio en 2016.

Ahora, Odebrecht se plantea el desafío de sobrevivir.

En 2015, cuando estalló el escándalo, el grupo mostraba una facturación de 39.111 millones de dólares y tenía una planilla de 128.426 empleados, que actualmente son entre 75.000 y 80.000.

Odebrecht S.A. emprendió un proceso de renovación y anunció que a partir de ahora, el cargo de CEO no será ocupado por miembros de la familia.

Emilio Odebrecht anunció también la semana pasada que dejará en abril su puesto de presidente del Consejo de Administración.

Comparada con la celda de 12 m2 en la que pasó los últimos años en Curitiba, la nueva prisión será una jaula de oro: ubicada en Morumbí, uno de los barrios más ricos de la ciudad, la vivienda tiene 3.000 m2. Y una gigantesca piscina, según los periódicos.

Deberá pasar allí dos años y medio en un régimen donde podrá recibir a una quincena de personas, aparte de sus abogados. Seguirán otros cinco años de pena, la primera mitad con salidas diurnas autorizadas y los últimos dos años y medio con la obligación de permanecer en su hogar sólo durante los fines de semana.