La ultraderecha de Austria prepara su regreso bajo un nuevo líder

Además de su habitual oposición a la migración, el Partido de la Libertad (FPOe) ha sabido explotar la ansiedad de los votantes por la guerra de Ucrania y la inflación

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Viena. Hundida por un escándalo de corrupción hace cuatro años, la extrema derecha en Austria está recuperando el terreno perdido de la mano de un dirigente de línea dura, y lidera ahora los sondeos en el país alpino.

Además de su habitual oposición a la migración, el Partido de la Libertad (FPOe) ha sabido explotar la ansiedad de los votantes por la guerra de Ucrania y la inflación, además del enfado por las estrictas medidas anticovid durante la pandemia.

También sedujo a votantes conservadores, que perdieron a su carismático líder Sebastian Kurz cuando dimitió en 2021 ante una serie de acusaciones de corrupción.

Desde el ascenso en 2021 de su nuevo líder Herbert Kickl, antiguo ministro de Interior de 54 años, el FPÖ subió hasta el 29% de intención de voto, según encuestas recientes, claramente por encima del 16% obtenido en las últimas elecciones de 2019.

La oposición socialdemócrata y los conservadores, cuyo pacto de gobierno con los Verdes se extiende hasta 2024, van por detrás, ambos con alrededor de un 24% de apoyo en este país de nueve millones de habitantes.

Aunque Kickl no destaca por tener vínculos estrechos con otras figuras de la extrema derecha europea, su virulenta retórica no dista de otros líderes de la misma ideología.

En un mitin frente a 300 personas la semana pasada para las elecciones del estado meridional de Carintia, Kickl acusó a "las élites políticas" de desplegar "un enorme programa para desarraigar a la gente corriente".

El líder aparece en carteles por todo el estado antes de las elecciones, vestido con chaqueta militar, barba de tres días y gafas junto al eslógan: "Fortaleza Austria - Cerrar las fronteras, garantizar la seguridad".

Kickl también criticó las restricciones anticovid, incluida una ley para imponer vacunas obligatorias ahora abandonada, convirtiendo al FPO en el partido de los antivacunas.

"El FPO fue realmente el único partido aquí en Austria que se alineó con nosotros", contó en ese mitin Fabian Nicolasch, un joven de 24 años que se unió a la formación en reacción a las restricciones de la pandemia.

Mientras un grupo de folk toca bajo unas luces de neón azul eléctrico, el color del partido, Nicolasch se queja del aumento de precios causado en parte "por las sanciones contra Rusia", que hicieron el petróleo y el gas "muy caros".

Respecto a la invasión rusa de Ucrania, Kickl insiste en mantener la neutralidad militar respetada por Austria después de la Segunda Guerra Mundial. Su partido se opone a la pertenencia del país a la Unión Europea y critica la ayuda financiera del bloque a Kiev.

"Se olvida que no es jefe de Estado de un país de la OTAN", lanzó el líder ultraderechista en referencia al apoyo a Ucrania del presidente austriaco, Alexander Van der Bellen.

"El señor Kickl es honesto. A veces algo duro en la elección de sus palabras, pero siempre fantástico", opinó Iris Pirker-Fruehauf, un dirigente local del partido.

Durante mucho tiempo se consideró a Kickl como el "cerebro" del FPÖ y gran parte de su carrera transcurrió detrás de los focos.

Después de estudiar filosofía, historia, comunicación y ciencias políticas, empezó a trabajar para el partido en 1995.

Saltó a la escena nacional como ministro de Interior, supervisando una controvertida operación sobre el servicio secreto del país cuando el FPÖ ejercía de socio menor del gobierno liderado por los conservadores entre 2017 y 2019.

La alianza se desmoronó cuando se publicó un video grabado en secreto en la turística isla española de Ibiza, que mostraba al entonces líder del partido y vicecanciller Heinz-Christian Strache ofreciendo contratos públicos a cambio de apoyo a una mujer que alegaba ser sobrina de un oligarca ruso.

Strache dimitió y su número dos, Norbert Hofer, tomó las riendas hasta que la rivalidad entre él y el mismo Kickl se decantó a favor del segundo.

Bajo su liderazgo, el FPÖ "no tiene límites en intentar captar y endurecer" la opinión pública, según el politólogo Johannes Huber.

Los conservadores podrían verse nuevamente tentados de trabajar con la extrema derecha tras las elecciones si "Kickl permanece como el socio más atractivo para servir los intereses de sus electores", aseguró a la AFP.

“En este sentido, no excluiría en absoluto que tras las próximas elecciones Herbert Kickl pueda convertirse en canciller”, el cargo de jefe de gobierno en Austria.