Generales prometen “gobierno civil” en Sudán tras derrocar al presidente

Omar al Bashir fue derrocado este jueves luego de 30 años en la presidencia del país, pero los manifestantes ahora protestan contra los militares en el poder

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Jartum. Tras el derrocamiento del presidente de Sudán, Omar al Bashir, una multitud de manifestantes continuaba este viernes con las protestas en la capital Jartum, pero ahora contra los generales de la junta en el poder, que prometieron la transición hacia un “gobierno civil”.

El viernes por la mañana, durante una conferencia transmitida por televisión, el general Omar Zinelabidine intentó calmar a los protestantes, que violaron el toque de queda impuesto en la noche del jueves para expresar su rechazo a una transición militar.

Zinelabidine, presentado como el jefe del comité político del consejo militar, aseguró que el Ejército dialogará “con las entidades políticas”.

El jueves, el ministro de Defensa, Awad Ibn Ouf, anunció la instauración durante dos años de un “consejo militar de transición”, del que asumió la dirección apenas por un día, pues el viernes dimitió y nombró de sucesor al inspector general de las Fuerzas Armadas, Abdel Fattah al Burhan Abdelrahman.

La decisión fue recibida con júbilo por los manifestantes en Jartum.

Antes, los generales en el poder habían desmentido haber dado un golpe de Estado, en un intento para tranquilizar a la comunidad internacional y a los manifestantes, que acampan desde hace siete días ante la sede de la institución militar.

“Es nuestro lugar. Lo hemos tomado y no vamos a abandonarlo hasta que se logre la victoria. Hemos violado el toque de queda. Vamos a continuar hasta que obtengamos un gobierno de transición”, afirmó Abu Obeida, un manifestante.

"Estoy impresionado por lo que están haciendo aquí todos estos jóvenes", declaró Husein Mohamed, un anciano que dijo que provenía de Omdourman, cerca de Jartum.

Numerosos soldados confraternizaban con los manifestantes.

Los principales jefes del Ejército, que este jueves derrocaron al presidente, confirmaron el viernes que Al Bashir se encontraba detenido, pero que no sería “entregado al extranjero”.

En 2009, la Corte Penal Internacional (CPI), con sede en La Haya, emitió una orden de arresto contra Omar al Bashir por “crímenes de guerra” y “de lesa humanidad” en Darfur, a lo que en 2010 añadió la acusación de “genocidio”.

Integrar a los civiles

Tras el anuncio de la destitución de Al Bashir, en el poder desde un golpe de Estado en 1989, la multitud lo celebró en las calles.

Pero este entusiasmo duró poco y los manifestantes llamaron a continuar con la protesta, que comenzó con la decisión del Gobierno el 19 de diciembre de triplicar el precio del pan en pleno marasmo económico.

“La gente no quiere un consejo militar de transición” sino “un consejo civil”, declaró el jueves en un tuit Alaa Salah, una estudiante convertida en “el icono” del movimiento.

Una sesión de urgencia del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre Sudán se discutió este viernes a puerta cerrada, a petición de seis capitales, incluidas Washington, París y Londres.

Los militares serán “garantes de un gobierno civil que se contentará con ser garante de un gobierno civil que se formará en colaboración con las fuerzas políticas y las partes implicadas”, reiteró el embajador sudanés ante la ONU, Yasir Abdelsalam.

“La suspensión de la Constitución podrá levantarse en cualquier momento. Además, el período de transición podrá ser reducido en función de los acontecimientos en el terreno y con el acuerdo de las partes implicadas”, dijo el embajador, que agregó que la junta militar “se ha comprometido a respetar todos los acuerdos e instrumentos internacionales y regionales”.

“También se ha comprometido a colaborar plenamente con la comunidad internacional para garantizar la estabilidad, la paz y una transición pacífica en Sudán, basándose en nuestra herencia política en el campo de las transiciones pacíficas, tras las dos gloriosas revoluciones de octubre de 1964 y abril de 1985”, añadió Abdelsalam.

“En aquella época, el ministro de Defensa tomó la presidencia de la junta militar de transición que había llevado a cabo la transición pacífica por intermediario de un gobierno civil”, explicó. “La junta militar de transición responde así a las peticiones de cambio del pueblo sudanés y procura preservar las vidas de los ciudadanos, sus posesiones y los recursos del país”.

Estados Unidos, que siempre designó a Sudán como uno de sus peores enemigos, reclamó "una participación de los civiles en el gobierno", y celebró un "momento histórico".

En Sudán del Sur, que obtuvo su independencia en 2011 tras 22 años de conflicto, Riek Machar, jefe rebelde opuesto al poder, dijo esperar que la destitución de Al Bashir no afecte al proceso de paz en curso en su país, en guerra civil desde 2013.

Al Bashir intentó reprimir la protesta actual por la fuerza antes de instaurar el 22 de febrero el estado de emergencia en todo el país, logrando atenuar la movilización hasta el sábado pasado. Según un balance oficial, 49 personas murieron desde el 19 de diciembre.

El espacio aéreo de Sudán fue cerrado el jueves durante 24 horas, y las fronteras terrestres hasta nueva orden.

Un alto al fuego fue anunciado en todo el país, en especial en Darfur (oeste), donde un conflicto causó más de 300.000 muertos desde 2003 según la ONU.

Uno de los jefes rebeldes de Darfur, rechazó el jueves esta "revolución de palacio" y llamó a "un gobierno civil de transición".

La ONG Amnistía Internacional pidió “entregar” a Al Bashir a la CPI.