Mundial 2034 en Arabia Saudita: sus desafíos y oportunidades de cara al deporte

Antes del Mundial 2034, este país tiene planeado llevar a cabo varios proyectos espectaculares, incluyendo NEOM, una futurista megaciudad de 170 kilómetros con un costo $500.000 millones

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Riad. Ser el único país candidato para organizar la Copa Mundial de fútbol de 2034 es un gran éxito para Arabia Saudita en su plan de reestructuración económica y mejora de su reputación internacional. Esto es lo que varios analistas señalaron tras el anuncio de la FIFA este martes.

Oficialmente, el reino ultraconservador aún no es designado como sede para el Mundial 2034, pero en realidad hay pocas dudas al respecto. La FIFA ya comunicó que su candidatura es la única en consideración.

El asesinato del periodista Jamal Khashoggi a manos de agentes sauditas en octubre del 2018 en Estambul llevó al aislamiento del reino por parte de varios líderes occidentales.

Cinco años más tarde, a pesar de que la cuestión de los Derechos Humanos sigue siendo motivo de preocupación, Arabia Saudita, bajo la dirección del príncipe heredero Mohammed Ben Salman, está mejorando su reputación internacional a través del deporte, según destacan los expertos consultados.

“Ser anfitrión del Mundial en 2034 marcará el punto culminante del programa de transformación de Arabia Saudita en la era de MBS (Mohammed Ben Salman), pasando de ser un paria internacional a convertirse en un miembro confiable y legítimo de la comunidad mundial”, afirmó Simon Chadwick, profesor de Economía del Deporte y Geopolítica en la Skema Business School de París, a esta agencia.

Transcurrieron 27 días desde el anuncio de la candidatura saudita el 4 de octubre hasta el comunicado de la FIFA que señala a Arabia Saudita como la única aspirante para el Mundial 2034. Esto culmina un año marcado por fichajes espectaculares en el fútbol, como los de Cristiano Ronaldo o Karim Benzema.

El país también realizó inversiones significativas en otros deportes, como el golf y la Fórmula 1.

El pasado sábado se llevó a cabo en Riad un combate de boxeo entre Tyson Fury, campeón mundial de los pesos pesados, y Francis Ngannou, estrella de las artes marciales mixtas, que ejemplifica perfectamente su nuevo posicionamiento en el mundo del deporte.

Beneficios en términos de imagen

Estos movimientos no son simples excentricidades, sino que forman parte de un programa destinado a atraer a turistas e inversores en un país profundamente conservador, que no permitió la entrada de visitantes no musulmanes hasta 2019.

Con la mira puesta en el Mundial 2034, que se celebrará un año después de que Catar, vecino y rival, fuera la sede del Mundial 2022, Arabia Saudita continúa avanzando hacia varios de sus objetivos, según enfatiza Simon Chadwick.

“Traerá beneficios en términos de imagen, reputación, influencia y promoción de la marca Arabia Saudita, así como algunos beneficios económicos que Mohammed Ben Salman espera para su país a través del deporte”, enumera este profesor.

Para lograrlo, será necesario dotar al país de las infraestructuras necesarias para un evento de tal envergadura, con la participación de 48 equipos, lo que representa un desafío en términos de estadios y transporte.

“En la actualidad, el país no está preparado para albergar este torneo. La red de transporte, por ejemplo, no es lo suficientemente eficiente y sus instalaciones no están adecuadamente adaptadas”, señala Chadwick.

Antes de que llegue el Mundial 2034, se deben llevar a cabo varios proyectos espectaculares, incluyendo NEOM, una futurista megaciudad que se extiende a lo largo de 170 kilómetros a un costo de aproximadamente $500.000 millones.

El proyecto NEOM es el buque insignia de la “Visión 2030″, el ambicioso programa de Mohammed Ben Salman para diversificar la economía saudita y reducir su dependencia del petróleo.

En Riad, la capital, se encuentra en construcción un nuevo aeropuerto internacional con el objetivo de competir con el de Dubái como la principal plataforma de transporte aéreo regional. Las autoridades sauditas confían en recibir 150 millones de visitantes cada año a partir del 2030.

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Vigilancia intensa durante eventos deportivos

“Involucrarse tan profundamente en el deporte, como lo hicieron recientemente los sauditas en el fútbol, el golf, los eSports y los videojuegos, es una forma de llegar a una audiencia masiva en todo el mundo y contar la historia de una Arabia Saudita que está experimentando cambios”, afirmó Kristian Ulrichsen, investigador asociado especializado en Oriente Medio en el Baker Institute.

Al igual que le sucedió a Catar con el Mundial 2022, Arabia Saudita tendrá que hacer frente a acusaciones de ‘sportwashing’ (usar el deporte para mejorar su imagen internacional).

El Mundial también llevará a Arabia Saudita a ser examinada en cuanto a su historial de Derechos Humanos, comenzando por sus leyes contra la homosexualidad, las desigualdades de género y el uso de la pena de muerte. Arabia Saudita está entre los países que aplican más condenas a muerte.

“La organización de estos megaeventos conlleva una intensa vigilancia, algo que no será diferente en el caso de Arabia Saudita”, pronostica Simon Chadwick.