Brasil en una encrucijada: ¿Por qué ocurrió el asalto en el Congreso?

Más de 1000 personas tomaron los supremos poderes de Brasil y La Nación le explica por qué

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El domingo 8 de enero Brasil vivió un episodio en su historia política que será recordado no solo por sus habitantes, sino por el mundo entero.

Los ojos de millones de hombres y mujeres, líderes políticos, e incluso religiosos, pusieron atención a las protestas en las que un grupo de personas, bastante numeroso, reclamaban una intervención militar para derrocar a Lula da Silva, quien tomó posesión como presidente el pasado día 1.° de enero.

La Nación le explica paso a paso lo que sucedió:

Lo primero es tener claro el contexto, Luiz Inácio Lula da Silva y Jairo Bolsonaro fueron protagonistas de una cerradísima contienda electoral en el último trimestre del año 2022.

El pasado 2 de octubre, Lula, del Partido de los Trabajadores, se adelantó en primera ronda sobre su principal rival, el actual presidente Jair Bolsonaro del Partido Liberal, según el recuento oficial del Tribunal Superior Electoral de Brasil.

El segundo ‘round’, y definitorio, fue el 30 de octubre y Lula se impuso de manera muy ajustada. Lula se impuso con una diferencia de menos de 2 millones de votos. A su favor se acreditaron 59,6 millones de votos. Por Bolsonaro votaron 57,6 millones de brasileños. Se trata de una ventaja sumamente ajustada, en un país de 215 millones de habitantes, según datos oficiales. El resultado es reflejo de una inmensa división en el gigante sudamericano.

Bolsonaro habló sobre su derrota 40 días después del resultadoy, horas antes de la toma de posesión de Lula, salió de Brasil para instalarse en los Estados Unidos.

Asalto al Congreso de Brasil

Los seguidores del expresidente ultraderechista, Jair Bolsonaro, tomaron las sedes del Congreso, la Presidencia y del Tribunal Supremo, en Brasilia, exigiendo una intervención militar para echar a Luiz Inácio Lula da Silva.

Los bolsonaristas, están convencidos de que les robaron las elecciones y tras la derrota electoral de octubre, muchos de ellos crearoncampamentos en ciudades de todo Brasil, algunos fuera de los cuarteles militares, pidiendo que Lula no gobierne en su nación.

El grupo de manifestantes, con camisetas amarillas, verdes y banderas de Brasil, logró llegar al corazón del poder en Brasilia desde el Cuartel General del Ejército, superando las barreras policiales para poder acceder a las sedes.

Las autoridades reportaron daños en las instituciones: cientos de ventanales quebrados, sillas arrancadas, equipos destruidos y obras de arte damnificadas.

Mientras que la edificación del Congreso quedó con letreros golpistas pintados y una patrulla policial sumergida en un estanque.

Al llegar la noche, la policía logró recuperar el control de los tres poderes.

Brasil detiene más de 1000 seguidores de Bolsonaro

Por orden del presidente de Brasil, Lula da Silva, las autoridades arrestaron este lunes, en el campamento formado hace meses, entre 1.200 y 1.400 personas, según el coronel Marcos André Benzecry.

Los datos revelan que fueron necesarios 40 autobuses para trasladar a la mayoría de manifestantes a la sede central de la Policía Federal en Brasilia.

Sin embargo, el gobierno sudamericano estima que unos 1.500 golpistas pudieron escapar antes del operativo de desalojo e identificación después de un fin de semana en que en la acampada había alrededor de 3.000 personas.

Reacciones mundiales

Las reacciones internacionales al asalto a las principales sedes brasileñas por parte de seguidores de Jair Bolsonaro no se hicieron esperar.

El primero en dar una opinión fue el presidente de Chile, Gabriel Boric, quien condenó el ataque a la democracia.

“Impresentable ataque a los tres poderes del Estado Brasilero por parte de bolsonaristas. El gobierno de Brasil cuenta con todo nuestro respaldo frente a este cobarde y vil ataque a la democracia.”, dijo Boric.

El presidente de España, Pedro Sánchez, también dio su apoyo a Lula y pidió el retorno a la normalidad democrática.

“Todo mi apoyo al presidente @LulaOficial y a las instituciones libre y democráticamente elegidas por el pueblo brasileño”, argumentó.

Incluso, este lunes, el gobierno español dijo ver un “rastro trumpista” en el asalto a las sedes del poder en Brasil, al advertir que el “resurgir de movimientos ultras dispuestos a arrollar con todo” es la mayor amenaza para la democracia.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, dijo que “las derechas no han podido mantener el pacto de la no violencia” y llamó a la Organización de Estados Americanos a una reunión urgente para tratar la situación.

“El fascismo rompe y violenta el arte. Muera la inteligencia!, gritaban en España, ahora lo hacen en la latinoamérica que vota por el progresismo”, sentenció Petro.

Desde Argentina, su mandatario Alberto Fernández, mencionó su repudio a lo sucedido y aseguró su apoyo a Da Silva, “la democracia es el único sistema político que garantiza libertades y nos obliga a respetar el veredicto popular”.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, calificó como “antidemocrático” lo que pasó en Brasil.

“Lula no está solo, cuenta con el apoyo de las fuerzas progresistas de su país, de México, del continente americano y del mundo”, advirtió AMLO.

Francia, por medio de su presidente Emmanuel Macron, hizo un llamado a respetar la democracia.

“¡La voluntad del pueblo brasileño y las instituciones democráticas deben ser respetadas! El Presidente @LulaOficial puede contar con el apoyo incondicional de Francia”, alegó Macron.

Mientras que desde Estados Unidos, su presidente Joe Biden, se refirió al “intento de golpe de Estado en Brasil”.

“Condeno el asalto a la democracia y a la transferencia pacífica del poder en Brasil. Las instituciones democráticas de Brasil cuentan con todo nuestro apoyo y la voluntad del pueblo brasileño no debe ser socavada. Espero seguir trabajando con @LulaOficial”, dijo Biden.

Rusia se pronunció este lunes por medio de la portavoz, Dmitri Peskov, quien insistió en que el Kremlin apoya “totalmente al presidente brasileño Lula da Silva”.

Misma línea que tomó China, donde el ministro de Exteriores, Wang Wenbin, aplaudió las medidas tomadas por Da Silva.

Bolsonaro y representantes hablan

El presidente del Congreso de Brasil, Arthur Lira, quien es aliado a Bolsonaro aseguró que a sus habitantes “nunca se les negó el derecho a manifestarse” pero “nunca se dará espacio a los disturbios, la destrucción y el vandalismo”.

El diputado Valdemar Costa, presidente del Partido Liberal ( fuerza política de Jair Bolsonaro) dijo, en un vídeo, que la invasión en Brasilia no los representa.

“Este movimiento en Brasilia hoy es una vergüenza para todos nosotros y no representa a nuestro partido, no representa a Bolsonaro. La policía y la seguridad, y los sectores de seguridad tienen que hacer su parte. No apoyamos estos movimientos”, sentenció.

Jair Bolsonaro, se pronunció en horas posteriores al asalto y se desligó de los hechos.

“Las manifestaciones pacíficas son parte de la democracia. Sin embargo, las depredaciones e invasiones de edificios públicos como las ocurridas hoy, así como las practicadas por la izquierda en 2013 y 2017, se salen de la regla. Además,repudio las acusaciones, sin pruebas, que me atribuyó el actual jefe del ejecutivo de Brasil”, mencionó.

Lula advierte que todos “pagarán con fuerza de ley”

Sin nombrar a Bolsonaro, Lula lo culpó de lo sucedido y dio una larga opinión en Twitter, quien dijo que los manifestantes aprovecharon el silencio del domingo para hacer lo que hicieron.

“Y saben que hay varios discursos del expresidente alentando eso. Y esa es también su responsabilidad y la de los partidos que lo apoyaron. Vamos a averiguar quiénes son los financistas de los que fueron hoy a Brasilia, y todos pagarán con fuerza de ley”, escribió el actual mandatario.

Lula también arremetió contra la policía, condenando su falta de acción cuando la protesta se tornó violenta.

“La policía no hizo nada en absoluto. Simplemente dejaron entrar a los manifestantes. Hubo mala fe, mala voluntad. Los policías que participaron en esto no pueden quedar impunes”, añadió.