Costa Rica y cerca de 70 países más firman tratado para proteger la altamar

Costa Rica se unió a la inciativa que busca proteger los ecosistemas marinos; la altamar abarca casi la mitad del planeta y más del 60% de los océanos

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Naciones Unidas. Cerca de 70 países firmaron un tratado este miércoles para la protección de la altamar, con el objetivo de preservar ecosistemas marinos cruciales para el planeta. Se espera que entre en vigor en 2025. Entre ellos, Costa Rica.

“Es un momento increíble estar aquí y observar tanta cooperación multilateral, esperanza y determinación para cambiar la percepción del océano, de ser un gran vertedero y un lugar para llevar cosas, a un espacio que cuidamos, administramos y respetamos”, comentó la actriz estadounidense Sigourney Weaver durante la ceremonia que reunió a los primeros países signatarios.

Vincent Van Quickenborne, viceprimer ministro de Bélgica, expresó que “es evidente que el océano requiere protección urgente, de lo contrario, el juego se acaba”.

Entre los signatarios se encuentran Estados Unidos, Australia, Reino Unido, España, Francia, Chile, China, Costa Rica, México, Noruega y Fiyi. En total, 67 países, además de la Unión Europea, suscribieron el tratado el primer día de la apertura para las firmas.

Nichola Clark, de la ONG Pew Charitable Trusts, destacó que “esto marca el comienzo de un nuevo capítulo en el que la comunidad internacional debe emprender acciones audaces”.

El texto fue adoptado formalmente por consenso el 19 de junio tras arduas negociaciones en marzo, a pesar de que Rusia se distanció del tratado.

La altamar comienza donde terminan las zonas económicas exclusivas (ZEE) de los estados, que se extienden hasta un máximo de 200 millas náuticas (370 km) desde las costas y no pertenecen a ningún país.

A pesar de su importancia, que abarca casi la mitad del planeta y más del 60% de los océanos, la altamar fue ignorada durante mucho tiempo en la lucha ambiental, a diferencia de las zonas costeras y algunas especies emblemáticas.

El nuevo tratado introduce la creación de zonas marinas protegidas en estas aguas internacionales como su herramienta principal. Actualmente, solo alrededor del 1% de la altamar está protegido por medidas de conservación, pero en la COP15 sobre biodiversidad en Montreal, en diciembre, todas las naciones del mundo se comprometieron a proteger el 30% de la tierra y los océanos del planeta para 2030.

La fecha de entrada en vigor del nuevo tratado, que ocurrirá 120 días después de la sexagésima ratificación, depende de los procedimientos de cada país.

“Carrera a las ratificaciones”

Mads Christensen, responsable en funciones de Greenpeace Internacional, hizo un llamado a los países para que ratifiquen el tratado con ambición y aseguren que entre en vigor en 2025, coincidiendo con la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos que se celebrará en Francia.

“Tenemos menos de siete años para proteger el 30% de los océanos, así que no hay tiempo que perder”, advirtió. A pesar de que se logre el umbral de 60 ratificaciones, esta cifra está aún muy lejos de la universalidad que esperan los defensores de unos océanos sin fronteras.

La ciencia demostró la importancia de proteger todo el océano, rico en biodiversidad, que proporciona la mitad del oxígeno que respiramos y limita el calentamiento global al absorber gran parte del CO2 emitido por las actividades humanas.

Jane Fonda comentó: “Lo hemos fastidiado (...) este nuevo tratado que hemos celebrado hoy tiene el potencial de ayudar a cambiar esta situación”. Además, ilustró, “¡ni siquiera los perros hacen su caca en su propia perrera!”.

El tratado también introduce la obligación de realizar evaluaciones de impacto ambiental de las actividades previstas en alta mar, que podrían incluir desde la pesca hasta la explotación minera de los fondos marinos, el transporte marítimo o las potencialmente controvertidas actividades de geoingeniería relacionadas con la lucha contra el calentamiento global.

Asimismo, establece el principio de reparto de los beneficios de los recursos genéticos marinos recogidos en alta mar, que generó tensiones hasta el último minuto de las negociaciones.