La guerra de las motos

Nueve muertos, 18 heridos y 170 arrestados fue el resultado de un incidente que dejó claro que, en Waco, Texas, LAS BATALLAS se dan sobre dos ruedas

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Las tiendas locales de productos Harley-Davidson le pusieron candado a sus puertas de manera indefinida en Waco, Texas.

De todas formas, la conducción de motocicletas está prohibida desde el lunes, el mismo día en que los policías y francotiradores ocuparon varios rascacielos de la ciudad. El arribo de más pandilleros al asfalto parece ser una amenaza latente.

Las condiciones actuales en las que vive la comunidad de 129.000 habitantes es rara, inédita pero no imprevista. La escalada en los niveles de violencia ligada a motorizados ha sido notoria en los últimos meses, pero tocó fondo el pasado domingo, en el bar restaurante Twin Peaks, un negocio reconocido por las meseras con indumentarias escandalosas.

“Este no es momento de venir al Central Texas Marketplace; no se acerquen a la zona. Hay personas muy peligrosas”, anunciaba con frenetismo la cuenta de Facebook de la Policía de Waco, ese día por la tarde.

El negocio ubicado en aquel centro comercial recibió ese domingo a más de 200 motociclistas pertenecientes a varias bandas.

La versión de los forajidos indica que la cita buscaba nada más establecer ciertos lineamientos políticos y legislativos de la Confederación de Clubes e Independientes de Texas. El desenlace fue otro.

“Las reuniones así se han realizado en los últimos 20 años y nunca antes había ocurrido un incidente violento como este”, dijo al Waco Trib Steve Cochran, abogado defensor de los derechos de los motociclistas en Waco, quien culpa del incidente a una sola facción de pandilleros: unos 60 miembros de los Cossacks, quienes no estaban invitados a la fiesta.

La Policía maneja dos versiones de cómo dio inicio la batalla campal que terminó en nueve muertos, 18 heridos y 170 arrestados, acusados de participar en el crimen organizado y que, dependiendo de cada caso, además podrían enfrentarse a la pena de muerte.

La primera de ellas dice que todo detonó cuando un motociclista majó el pie de un oponente con la rueda de su vehículo. La segunda hipótesis apunta a que la pelea comenzó en el baño del restaurante y luego se trasladó al parqueo.

Las balas volaron adentro y afuera, y dejaron una escena que el sargento Patrick Swanton calificó como la más violenta que ha visto en sus 34 años de servicio: “Había sangre por todos lados”, le confesó a medios locales.

Los empleados del negocio se escondían en las refrigeradoras de la cocina para protegerse de la incesante metralla. Más tarde se supo que en el restaurante aparecieron armas en bolsas de harina y empaques de tortillas tostadas.

Se encontraron pistolas debajo de los asientos y en los inodoros. También había bates, manoplas y cadenas metálicas, puñales de bolsillo y fusiles AK-47 en el decomiso de 320 armas que reportó la policía.

Se sabe que, en total, había cinco bandas en aquel lugar, pero hasta ahora la Policía solo ha querido compartir dos nombres: los Cossacks y Los Bandidos. Estos últimos actualmente comandan en Texas.

Tierra y poder

“No todos los que se ven como malos, son malos”, decía un mensaje en Facebook de los grupos que han tratado de hacerle ver a la ciudadanía de Texas que pertenecer a un grupo de motorizados en choppers y enchaquetados en cuero no implica ser criminal.

En Estados Unidos, sin embargo, desde la segunda mitad del siglo XX se han multiplicado las bandas de motociclistas que se describen como los “uno por ciento” o los “sin ley” y cuya infame reputación es la de violentos intimidadores por excelencia.

En el estado texano hay numerosas agrupaciones de motociclistas, entre las que aparecen algunos como los Bikers Against Child Abuse (Baca).

Los Legion Riders también pretenden desmarcarse de una pandilla, y más bien se describe como una hermandad que organiza actividades para veteranos y niños.

Los Bandidos, sin embargo, no tiene la intención de caerle bien a nadie, de hecho, su lema es “Somos la gente de la cual sus padres les advirtió”.

Se promocionan como “los más malos entre los malos” y se sabe que producen, transportan y distribuyen marihuana y cocaína, así como metanfetaminas. En el 2013, incluso el FBI los ligó directamente con el cartel mexicano Los Zetas.

El grupo que fue fundado en 1966 es de las bandas de motociclistas más grandes después de los Hells Angels (creada en California en 1948) y actualmente cuenta con más de 2.500 miembros en 13 países, según el Departamento de Justicia de Estados Unidos.

Los Cossacks, por su parte, son un grupo más pequeño, pero está apadrinado por los Hells Angels, que buscan fortalecerlos para que se apropien de las calles de Texas.

“Ellos han estado amenazando a otros clubes de motociclistas. Andan con sus motocicletas diciéndole a la gente que este pueblo es de ellos, que ellos mandan y que nadie que no esté en su club puede manejar por acá”, le aseguró Steve Cochran a The Guardian , quien además rechaza el rumor de que Los Bandidos le cobran impuestos a otras bandas de motorizados para permitirles transitar.

En abril, sin embargo, comenzó una guerra declarada entre bandos, tras una serie de atentados aislados motivados por las ansias de poder y una marcada lucha territorial.

Esta misma semana, la franquicia Twin Peaks le retiró el permiso de funcionamiento al restaurante de Waco. En el parqueo del centro comercial que lo alberga quedaron unas 135 choppers y 80 carros y camiones parqueados, mientras en las calles de Waco, por el momento, no se ve ni se escucha el ronroneo de una sola motocicleta.