Mongolia, el insólito destino del papa, con apenas un millar de católicos

Apenas 1.500 personas son católicas, más de la mitad de la población se considera budista; 86% de las exportaciones van para China y depende de Rusia que le suministra electricidad y diésel

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Ulán Bator. Una democracia ubicada entre Rusia y China, con un pasado comunista y abundantes recursos mineros, Mongolia, donde viaja el Papa Francisco esta semana, alberga solo un puñado de católicos.

Aquí tienes cinco cosas que debes saber sobre Mongolia:

Vecino democrático de China

Mongolia es un país sin salida al mar, ubicado entre dos gigantes, Rusia y China, con los que mantiene fuertes vínculos económicos.

Es una isla de democracia en la región: la ONG estadounidense Freedom House describe su sistema político como “libre”, aunque esté minado por la corrupción.

Su presidente, elegido en 2021, es Ukhnaa Khurelsukh, ex primer ministro y miembro del partido gobernante.

A pesar de sus diferencias con sus imponentes vecinos, Mongolia intenta no contrariarlos, ya que el 86% de sus exportaciones van a China, la mitad de ellas en forma de carbón.

También depende de Rusia, que le suministra electricidad y diésel. Es uno de los países que no condenó explícitamente la invasión rusa a Ucrania.

Riquezas mineras

Siendo tradicionalmente una tierra agrícola, el país experimentó un fuerte crecimiento económico gracias al auge minero, que aportó una cuarta parte del Producto Interno Bruto (PIB) en 2022.

Mongolia también es un importante exportador de cobre y mineral de hierro. Su capital, Ulán Bator, multiplicó su población por cuatro desde los años 1990, así como sus rascacielos.

Sin embargo, la reducción de la pobreza se estancó en los últimos años, y las desigualdades económicas siguen siendo altas.

Desde 1992, la tasa de empleo de las mujeres disminuyó del 72% al 53%, debido principalmente a la falta de opciones de cuidado de los hijos.

Pasado comunista

Durante mucho tiempo bajo la influencia de la Unión Soviética, Mongolia renunció al comunismo en 1992 cuando adoptó su primera Constitución democrática, dos años después de una revolución.

Hoy en día, en algunos barrios todavía persiste un aire de nostalgia por la época soviética.

Pero el país se distanció de su pasado comunista, desmontando las estatuas de Stalin y Lenin y prefiriendo celebrar ahora al héroe nacional Genghis Khan, líder del imperio mongol en el siglo XIII.

Vastos pastizales

Con solo tres millones de habitantes, Mongolia es una tierra de vastos pastos en altitud.

Su población es tradicionalmente nómada, y un tercio de ella sigue viviendo en comunidades en yurtas.

Las estepas mongolas albergan al caballo de Przewalski, una especie rara y antigua que fue reintroducida en los últimos años mediante programas de conservación, después de haber estado al borde de la extinción.

Minoría católica

La comunidad católica de Mongolia apenas cuenta con 1.500 fieles.

El budismo, prohibido durante el régimen comunista, resurgió en las últimas décadas y más de la mitad de la población se considera ahora budista, según cifras oficiales.

Por su parte, las prácticas de los chamanes, con rituales tradicionales, siguen estando bastante arraigadas.

El papa Francisco fue recibido con entusiasmo este viernes por la pequeña comunidad católica de Mongolia, en su primera visita oficial a este país de Asia central, que comenzó con un mensaje de “unidad y paz” para la vecina China, en un contexto de esfuerzos por mejorar los vínculos con Pekín.