Justicia británica defiende protección de fuentes periodísticas en un caso de atentado

El periodista Chris Mullin logró impedir que la Policía de West Midlands utilizara la legislación antiterrorista para hacerle revelar una de sus fuentes

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Defendiendo la protección de las fuentes, la justicia británica dio la razón el martes a un periodista al que la Policía intentaba obligar a revelar la identidad de un terrorista responsable de uno de los peores atentados cometidos en el Reino Unido.

El periodista Chris Mullin logró impedir que la Policía de West Midlands utilizara la legislación antiterrorista para hacerle revelar quién colocó las bombas que destrozaron dos pubs de Birmingham en 1974.

Los atentados, atribuidos al Ejército Republicano Irlandés (IRA), mataron a 21 personas e hirieron a decenas. Mullin, exdiputado laborista y exministro del Gobierno de Tony Blair, escribió un libro que ayudó a conseguir la liberación de seis hombres condenados erróneamente.

Durante la investigación, el verdadero terrorista le hizo una “confesión completa”, se estableció durante un juicio celebrado en febrero en Londres. Pero el autor prometió no revelar nunca su identidad. En su sentencia del martes, el juez Mark Lucraft dio la razón a Mullin, respaldado por el sindicato de periodistas británico NUJ.

El magistrado consideró que no existe “un interés público superior al derecho de protección de la fuente periodística” en virtud del artículo 10 de la Convención Europea de Derechos Humanos. “El derecho de un periodista a proteger sus fuentes es fundamental para una prensa libre en una democracia”, destacó después Mullin, de 74 años, que acusó previamente a la Policía de no haber investigado como debía.

Si lo hubieran hecho, argumentó, “podrían haber atrapado a los verdaderos autores en primer lugar”. Esta sentencia es “un hito” para la libertad de expresión, afirmó el abogado de Mullin, Louis Charalambous.

“Si una fuente confidencial no puede confiar en la promesa de protección de por vida de un periodista, estas investigaciones nunca verán la luz”, aseguró. Para la secretaria general del NUJ, Michelle Stanistreet, “este caso amenazaba la libertad de prensa y suponía otro intento de criminalizar las acciones legítimas de los periodistas”.

Condenados erróneamente, los llamados “seis de Birmingham” pasaron 17 años en la cárcel y fueron liberados en 1991. La policía de West Midlands afirmó que “estudiará detenidamente” esta sentencia, sin precisar si contemplaba apelar.