Franz Beer: ‘La arquitectura es evolutiva, siempre cambiante’

Beer preside la empresa Ingenieros y Arquitectos Consultores S.A. desde 1982

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San José

Franz Beer Chaverri no solo es un reconocido arquitecto que ha diseñado cientos de estructuras en el país durante sus más de 40 años de experiencia, también es un libro abierto en temas de filosofía, arte, meditación, jardinería y hasta de física cuántica.

Ello se debe quizás a su fascinación por la lectura, pasión en la que no discrimina temáticas cuando se trata de escoger un título: lee ciencia ficción, tecnología y textos de Stephen Hawking.

Tal es su amor por las letras que desde la mañana dedica entre cuatro y cinco horas diarias a esta actividad. Entre sus favoritos hay varios autores franceses como Gilles Deleuze y Arthur Rimbaud.

El sábado pasado, este polifacético excatedrático de la Universidad de Costa Rica (UCR), exdirector de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad Nacional y exdirector de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Veritas, fue galardonado con el Premio Nacional de Arquitectura José María Barrantes, que otorga el Colegio de Arquitectos de Costa Rica.

El reconocimiento se entrega cada dos años para distinguir a aquellos profesionales de esta disciplina que tengan una reconocida trayectoria y quienes hayan brindado un aporte desde su trinchera. La premiación se realizó durante la XIII Bienal Internacional de Arquitectura en el Museo de los Niños.

"Un arquitectoconsecuente con su acción y su pensamiento, abierto a apoyar y despertar nuevas actitudes y formas de pensar constructivas, en la búsqueda de los valores en la arquitectura responsable. Por ser un ser humano auténtico con actitud solidaria, con un aporte fluido y constante en cada acción realizada", justificó el jurado dentro de sus razones para elegirlo como ganador.

Sus inicios. En su época universitaria, Beer se matriculó en Química Industrial en la UCR. Sin embargo, abandonó la carrera pues su verdadera vocación era la Arquitectura, que debió estudiar en el extranjero, concretamente en la Universidad Autónoma de México, ya que en el país no se impartía esta disciplina.

Posteriormente, hizo un posgrado en Estrategias para el desarrollo en planificación de la educación en la Universidad de Londres, en Inglaterra.

Beer está casado con la artista Margarita Fuscaldo, tiene tres hijastros (Sebastián, Adriana y Gloriana), cinco nietos y otro que viene en camino.

Desde 1982, es presidente de la firma Ingenieros y Arquitectos Consultores S.A. (ICESA), en la que trabaja con otros arquitectos, entre ellos su hijastro Sebastián Alfaro Fuscaldo y Cristian Cambronero Herra.

Algunos de sus trabajos incluyen, la Casa Spi, ubicada en Heredia. Esta, según dice, es una de sus obras favoritas. En la elaboración de los planos invirtió un año y tres meses.

En la lista de trabajos realizados desde su empresa (y en los que intervinieron él y otros profesionales) incluyen: Auditorium Veritas, Ocotal Beach Resort, Beer-Fuscaldo Beach House, Caño Negro Lodge, entre otros.

Travesía

Beer, quien también disfruta de la jardinería y practica la meditación, nació en Heredia el 28 de julio de 1937. Sus padres fueron Arnoldo Beer, un mecánico dental, y Alice Chaverri, una "enfermera nutricionista".

Cuando tenía cuatro años de edad, debido a “complicaciones políticas” en el país, su familia emigró hacia San Francisco (California), Estados Unidos, país en donde fue testigo de los efectos nefastos de la Segunda Guerra Mundial.

Allí presenció barcos que entraban a la bahía "maltratados por enfrentamientos bélicos, muchos aviones que entraban y salían", y pudo ver a personas mutiladas.

"Recuerdo en las casas que ponían estrellitas por cada hijo muerto en las ventanas. Veía esas estrellitas cuando iba de camino a la escuela. Era un poco fuerte para la edad que uno tenía".

Esta cruda realidad luego la plasmaría en sus libros de dibujo, una habilidad que desarrolló desde muy joven.

Pero también vio cosas positivas: fue testigo de la arquitectura de San Francisco, que capturó su atención.

El inglés se convirtió en su primer idioma, pues poco tiempo después de que llegó a la nación norteamericana estuvo en un internado "un año y pico" y allí "perdió el lenguaje".

Al regresar a Costa Rica, alrededor de diez años después, tuvo que aprender español y cursó sus estudios de secundaria en el Colegio Seminario, en el que también jugaba baloncesto.

A continuación, ofrecemos un extracto de nuestra conversación sostenida con el arquitecto este jueves 12 de mayo en su casa de habitación 'Beer-Fuscaldo' –otra de sus obras- en Escazú.

¿Qué es para usted la Arquitectura?

“Para mí es algo evolutivo, siempre cambiante. Creo que la arquitectura tiene mucho que ver con lenguaje. Es una manera de expresar espacio, tiempo, movimiento, un sinfín de cosas. Pero, yo creo que hay muchas posibilidades y definiciones para hacer arquitectura. La que yo favorezco es de multiplicidades interactivas, como en un rizoma, donde todo crece a la misma altura. No hay nada dominante, ni jerárquicamente superior, sino que todo se combina en el mismo nivel, sin darle más importancia a un aspecto sobre otro…”.

¿Cuáles son algunas obras arquitectónicas en el mundo que llaman su atención?

“Hay obras que me parecen sorprendentes, depende de si uno va a la historia o se quiere ubicar en lo moderno. En la historia, para mí Santa Sofía (en Turquía) es una obra magnífica. En Venecia, toda la relación de las partes de (la Basílica) de San Marcos es de una belleza increíble. La Catedral de (Antonio) Gaudí es la obra más impactante, es impactante, Gaudí es impactante, Gaudí es excepcional.

“Me encantan cosas de Frank Lloyd Wright. La Casa de la Cascada de Wright es algo que habla de su pensamiento, él es un arquitecto orgánico”.

Y en Costa Rica, ¿qué obras le gustan?

“Una muy buena obra aquí es la Plaza de la Cultura, lo que pasa es que ha sido muy intervenida. Hay una serie de obras de Víctor Cañas que me parecen de altísimo nivel de diseño. Me gusta mucho su oficina. Víctor tiene muchos proyectos de habitación”.

¿A qué arquitectos nacionales admira?

“Bueno, ya le dije Víctor Cañas. También Rolando Barahona, Jorge Bertheau, Fausto Calderón”.

¿Qué retos enfrenta la Arquitectura actual y, en general, las nuevas generaciones de arquitectos?

“Creo que están en varias categorías. El exceso de énfasis de la sociedad hacia lo económico; eso debilita la búsqueda de una arquitectura más esencial, porque la razón primordial se vuelve lo económico y creo que es la más destructiva.

"Pienso que la evolución de la inteligencia artificial, la computación… El director de la Universidad de la Singularidad (en Sillicon Valley, Ray Kurzweil) es una persona que está tratando de detectar cuáles son las proyecciones y el futuro de la inteligencia artificial, la computación, la tecnología en general. Él siente que para finales de 2020, en 2027, 2028, la inteligencia artificial habrá alcanzado la inteligencia humana…

“Al haber una tecnología muy evolucionada, la participación de la inteligencia humana, del arquitecto, de la persona que está creando potenciales para hacer una arquitectura, son arrolladas por una inteligencia (artificial) porque en el 2047 o el 2048 él calcula que la inteligencia artificial será mil millones de veces superior a la humana… ¡Qué complejo para las disciplinas esto! Claro que las herramientas van a ser tan extraordinariamente reales, que vas a tener construcciones virtuales de lo que vas a habitar y vas a poder transitarlo. Sin embargo, toda nueva tecnología trae una profunda dificultad de adaptación para poderla utilizar o volverse parte. Yo sospecho que esto es una de las grandes dificultades.

"La otra dificultad que yo encuentro es el lenguaje. Crear lenguajes en la arquitectura que no repitan todos los mismos errores, todos los mismos desaciertos que se tienen, porque se tienen, es indispensable. Entonces, la creación de herramientas que puedan aportarle a la arquitectura nuevos rumbos, nuevas posibilidades que estén al servicio del urbanismo, de la sociedad, del bienestar general de las personas y, sobre todo, de los más limitados en cuanto a recursos económicos, los que están socialmente marginados. Debe haber un énfasis muy intenso hacia eso…”.

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Su casa de habitación forma parte de sus obras arquitectónicas.

Más allá de los reconocimientos y de lo que digan otros, ¿cuáles son para usted sus mejores trabajos?

“De la que estoy más orgulloso es de la Casa Spinelli. Le puse Casa Spi. En esa casa duré un año y tres meses en los planos y la construcción duró un año y tres meses. Es de madera, era de un francés (al final, se fue a otro país), con apellido italiano, está en Heredia, arriba en las montañas.

“Le mandaba a él lo que estaba haciendo por fax. Él estaba en una isla Fiji, en el Pacífico, muy lejos, entonces hicimos el proyecto por fax.

“Es interesante, él me mandaba lo que le parecía, lo que no le parecía y, al final, mandó a su hija cuando estaba en la construcción. Estuvo tres meses y ella dijo: ‘estoy perdiendo el tiempo, todo el mundo trabaja bien, la cosa va bien’.

“Es una casa compleja, pero que no salió tan cara, ahí se hizo mucha experimentación. Lo experimental es la base de la ciencia, la ciencia registra experimentos, a base de experimentos evoluciona.

“Creo que la arquitectura ha dejado la experimentación muy en manos de la empresa privada. La educación se ha marginado del todo de la experimentación. Entonces, otra obra de la cual estoy más orgulloso que ninguna es cuando trabajé en la Veritas e hicimos una educación de carácter experimental, en la cual participaron todos los profesores, fue un experimento colectivo, pero que tuvo -a mi juicio- mucha trascendencia para la formación de una nueva generación de arquitectos.

"Por supuesto que esto tiene sentido en que aprendí muchísimo en la Universidad de Costa Rica de educación. Entonces, gran parte de los méritos de esto son los procesos interactivos de aprendizaje con estudiantes, con profesores. Yo creo que la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Costa Rica es muy, muy buena, de alto nivel…”.

Volvamos a la Casa Spi. ¿Me puede hablar más de cómo es? ¿Qué quiso plasmar?

“…En la arquitectura griega, el teatro griego se funda en la rotación de tres triángulos equiláteros. Los tres triángulos equiláteros rotan entre sí, creando una intensa asociación, o un intenso campo asociativo entre la gente y el coro. El coro es la voz del pueblo, el pueblo es la gente que está asistiendo. Entonces, en esta casa cogí la idea del teatro griego y puse una serie de configuraciones alrededor de ese pensamiento para que la luz, las columnas, las texturas, el color, los ritmos, los balances, todo, trabajaran conjuntamente para alcanzar una multiplicidad de diferentes relaciones entre sí, con base en esa tensión de campo.

"El mayor elogio que recibí de esta casa fue de la señora de la casa, quien no participó en el diseño, que me dijo: ‘tengo cinco años de vivir aquí y no conozco la casa’. Porque siempre estaba cambiando. El cambio me parece un factor muy importante en la arquitectura. Tal vez por eso tengo un especial aprecio por esa casa”.

Después de todos estos años de ejercer la arquitectura, ¿hay alguna obra que usted diga: ‘me faltó hacerla y quiero efectuarla’?

“Sí, una iglesia. Lo espiritual es una dimensión difícil de alcanzar. Me encanta la naturaleza de ese reto. ¿Cómo conceptualmente acercarse a Dios? ¿Cómo conceptualmente rendirle homenaje a Dios a través de tonterías construidas? La esencia de un ser supremo es muy complejo. Sin embargo, las obras que he visitado a nivel internacional, las que más me han impactado –como le comenté- han sido obras religiosas…

"La Catedral Chartres –en Francia- tiene un rosetón, esa cosa de colores que ponen al frente, es la experiencia más cercana a ver a Dios que he tenido. Ese rosetón es asombroso…”.

Hoy día, Beer sigue diseñando proyectos y también dirige tesis de estudiantes.

Una de sus metas a futuro es volver a las aulas a enseñar, pues siente cierta "nostalgia" tras abandonar esa labor.

Por ello, “estudia tanto”, dice, para regresar a otra de sus muchas facetas: la de profesor.