Recientemente, dos activistas se dirigieron al Museo del Louvre en Francia con la intención de arrojar sopa sobre la icónica pintura de la Mona Lisa. Este acto fue llevado a cabo como una manifestación a favor de un sistema alimentario más sostenible, según informó la BBC.
La protesta forma parte de una seguidilla de incidentes similares protagonizados por activistas ecologistas, quienes reclaman por la insuficiente atención que los gobiernos del mundo prestan a la crisis climática, acelerada por la explotación de combustibles fósiles que también denuncian.
La obra de Leonardo da Vinci, resguardada detrás de un cristal, fue objeto de ataques anteriormente. El retrato de Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo, fue en un principio subestimado por su propio autor.
Durante más de tres siglos, la pintura estuvo oculta en palacios y recintos reales franceses. No fue sino hasta el año 1800 que fue redescubierta, y se presume que pasó a formar parte de la colección de Napoleón Bonaparte antes de que, tras su exilio, se convirtiera en propiedad del Museo del Louvre.
En 1911, “La Gioconda” fue sustraída del museo francés. En aquel entonces, se señaló al pintor Pablo Picasso como el posible ladrón, aunque la leyenda sugiere que fue un campesino quien se la llevó.
Este incidente contribuyó a elevar la Mona Lisa como una de las obras más célebres en el mundo del arte. Actualmente, es la atracción principal del panorama visual parisino y está resguardada con extrema seguridad.
Según la Fundación Mona Lisa, vinculada al Museo del Louvre, la autenticidad de esta obra fue sometida a diversos análisis, dado que existió la teoría de que pueda existir una copia de la misma.
Con el transcurso de los años, surgieron múltiples reproducciones de la Mona Lisa; incluso, algunas alcanzaron precios de hasta $200.000.
Naturalmente, la pintura original de la Mona Lisa no está disponible para la venta y posee un valor que trasciende lo financiero. A pesar de ello, algunos se aventuraron a calcular su valor económico.
La obra ostenta el récord Guinness como la que fue asegurada por el monto más alto: $100 millones de 1962, que ajustados a la inflación, serían poco más de $1.000 millones del 2024.
En el 2020, Stéphane Distinguin, empresario de la firma de consultoría Fabernovel, lanzó la polémica propuesta de que Francia vendiera la obra para sufragar los gastos por la pandemia de Covid-19; según su estimación, podrían recaudar hasta 50.000 billones de euros. Incluso propuso “tokenizarla” y venderla masivamente como NFT, formato digital que por entonces estaba en su apogeo.
Otros analistas valoraron la Mona Lisa en hasta $700 millones. No obstante, tales cifras carecen de oficialidad y difícilmente podrían capturar su valor simbólico en el mundo del arte.
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