Capilla ardiente: tradición solemne para reyes británicos y algunos plebeyos

La capilla ardiente es un honor que en Reino Unido reciben los reyes, las reinas consortes y, en ocasiones, los antiguos primeros ministros

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Londres. La capilla ardiente de la difunta reina Isabel II abrirá sus puertas este miércoles hasta su funeral, previsto el lunes para que miles de ciudadanos puedan darle un último adiós, en una tradición que remonta a varios siglos.

Pero, ¿en qué consiste la capilla ardiente? La presentación de los restos mortales al público, en un ataúd cerrado, es un honor que reciben los reyes, las reinas consortes y, en ocasiones, los antiguos primeros ministros del Reino Unido, para permitir que la población les rinda un último homenaje.

Desde 1910 y la muerte del rey Eduardo VII, Westminster Hall, la parte más antigua en pie del palacio con nombre homónimo, acoge las capillas ardientes de los soberanos. Los féretros cerrados reposan en un catafalco, en medio de este salón de 900 años de antigüedad.

Militares de la guardia real, de la infantería o del regimiento de caballería de Casa Real velarán los restos mortales de la difunta monarca, cabizbajos y de espaldas al ataúd. El público desfilará ante el féretro para rendirle un homenaje sin demorarse.

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El último precedente es el de la reina Isabel Bowes-Lyon, madre de Isabel II, que murió el 30 de marzo de 2002. Su féretro se expuso durante tres días en Westminster Hall, antes de su funeral en la Abadía de Westminster diez días después. Unas 200.000 personas se acercaron a recogerse ante su ataúd.

Otros soberanos que disfrutaron de una capilla ardiente en Westminster Hall figuran el rey Eduardo VII (1910); el rey Jorge V (1936), abuelo de la reina Isabel II; y el rey Jorge VI, su padre (1952).

Además de estos soberanos, William Gladstone, primer ministro en el siglo XIX, y el jefe del gobierno durante la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill, también se beneficiaron de este privilegio.

¿Dónde se exponía antes el féretro? Durante el siglo XIX, la población podía recogerse ante los restos mortales de los soberanos en el Castillo de Windsor, mientras que en el siglo XVIII tenía lugar en el Palacio de Kensington. La reina Victoria pidió expresamente que su cuerpo no se presentara al público.

La capilla ardiente de Isabel II ya fue puesta al público, cubierto por el estandarte real y la corona imperial. Permanecerá en Westminster Hall, la parte más antigua del Parlamento británico, hasta el lunes en la mañana, cuando se celebre el funeral de Estado y su entierro.