Activistas levantaron la voz ante el patriarcado de la Iglesia

Por primera vez, 54 mujeres, tanto religiosas como laicas, forman parte de los 365 miembros con los mismos derechos de voto que los obispos en el Vaticano

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Ciudad del Vaticano. Activistas vestidas de púrpura se manifestaron en el Vaticano, alzando la voz con el lema: “¡Ordenen mujeres sacerdotes!” en un acto de protesta contra el “patriarcado” y el “clericalismo” durante la reunión de eclesiásticos en el Sínodo, que abordó el futuro de la Iglesia católica.

Entre los temas candentes discutidos a puerta cerrada en el Sínodo, se encuentra el papel de las mujeres en la Iglesia, un tema que refleja las esperanzas de los grupos feministas y las preocupaciones de los conservadores.

Durante el encuentro, una veintena de integrantes del Consejo de Mujeres Católicas (CWC), que agrupa a asociaciones de varios países, se reunieron en Roma para participar en una serie de actividades que incluyeron debates, proyecciones y liturgias.

Procedentes de Europa, Estados Unidos, Sudáfrica, Australia, Colombia e India, todas comparten “la misma frustración”: ver a las mujeres excluidas de los procesos de toma de decisiones y relegadas a roles consultivos dentro de un sistema “patriarcal y machista”.

Sin embargo, entre los 1.300 millones de fieles en todo el mundo, “la mayoría de las personas que sostienen la vida parroquial y transmiten la fe en las familias son las mujeres. Es paradójico e injusto no otorgarles el lugar que les corresponde”, afirmó Carmen Chaumet, del Comité de la Jupe.

Este comité francés, fundado en 2008, aboga por una mayor paridad en cuestiones como la función del diácono, que tiene la capacidad de celebrar bautizos, bodas y funerales pero no misas, y que está actualmente reservada a los hombres.

"Si vas al Vaticano o a una misa, ves a cientos de sacerdotes vestidos igual, pero ni una sola mujer. Tienes la impresión de que los hombres son los propietarios de Dios... No tiene sentido", reclama Teresa Casillas Fiori, una madrileña de 57 años integrante de la asociación "La Revuelta de Mujeres en la Iglesia".

“Cambiar el chip”

El Sínodo sobre el futuro de la Iglesia comenzó el 4 de octubre y se prolongará hasta el 29 de octubre, marcando un hito histórico: por primera vez, 54 mujeres, tanto religiosas como laicas, forman parte de los 365 miembros con los mismos derechos de voto que los obispos en relación a las propuestas que serán presentadas al Papa, quien tendrá la última palabra sobre las reformas.

Una “revolución” según los observadores. “Un primer paso”, afirman las asociaciones femeninas, que desearían “cambiar el paradigma en cuanto a la estructura de poder y reflexión”.

Adeline Fermanian, copresidenta del Comité de la Jupe, reconoce las “aperturas” en el discurso de Francisco sobre la delicada cuestión de la ordenación de mujeres, que continúa siendo un tema bloqueado.

El Papa Francisco fue elegido en 2013, desde entonces aboga por una Iglesia más inclusiva para los divorciados y la comunidad LGBT, con especial énfasis en las responsabilidades de las mujeres, oficializando su participación en la liturgia y nombrando a cada vez más en roles clave de la curia, la administración central del Vaticano.

Sin embargo, para algunos, estas reformas son consideradas como cambios “cosméticos” que ocultan una percepción sesgada de la mujer.

Se observa "un vocabulario de subvalorización de las vocaciones particulares de las mujeres", lamenta Adeline Fermanian.

“Es una cuestión de representación. Las únicas vocaciones que se nos dan son las de madre, esposa, religiosa. Se insiste siempre en la figura de la madre, como la Virgen María, por ejemplo. Es una perspectiva muy patriarcal”, deplora Carmen Chaumet.

“Urgencia” y “hastío”

Una realidad “frustrante” para la australiana Cathy Corbitt, miembro del consejo administrativo del CWC.

“Al igual que los hombres, tenemos muchas facetas en nuestra personalidad, muchos dones”, insistió.

Seis décadas después del Concilio Vaticano II, considerado una gran adaptación de la Iglesia al mundo moderno, muchos ahora exigen cambios “concretos”.

“Hay una cierta urgencia y hastío” ante la lentitud de adaptación de la iglesia, apunta Carmen Chaumet. “Mientras tanto, hay víctimas colaterales, frustración, católicos que se van porque ya no se sienten aceptados”.

¿Logrará el Sínodo generar cambios significativos? Los conservadores temen “seguir el camino de la Iglesia anglicana”, que autorizó la ordenación de mujeres desde 1992, según un participante que prefirió mantener el anonimato.

“No debemos olvidar que la iglesia es mundial”, recuerda un alto prelado. “Hay expectativas (entre las mujeres) en Europa”, donde la iglesia está en declive, aunque “mucho menos en Asia y África”.