Extremos políticos lideran preferencias para elecciones en Honduras

Juan Hernández, de la derecha, y Xiomara Castro, de izquierda, son las principales figuras de la contienda

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Otros candidatos:

Salvador Nasralla

Del Partido Anticorrupción (PAC, derecha), creado tras el golpe y centrado en su personalidad. Ingeniero industrial con mucho carisma como presentador de televisión desde hace 35 años, famoso como relator de fútbol.

Romeo Vásquez

Partido Alianza Patriótica (Alianza, ultraderecha). General del Ejército que encabezó el golpe contra Zelaya, tras el cual fundó su agrupación. Se presenta como experto en seguridad para acabar con la violencia. Aparece con menos de 1% en intención de voto en los sondeos.

Andrés Pavón

Candidato de una alianza del Frente Amplio Político Electoral en Resistencia (FAPER) -que fundó tras el golpe- y Unificación Democrática (UD, izquierda). Abogado, expresidente del Comité de Defensa de Derechos Humanos. Fue cercano a Zelaya, pero sorprendió al organizar su propio partido.

Jorge Aguilar

Partido Innovación y Unidad (Pinu), una institución socialdemócrata fundada en 1978 pero que no llegó a crecer. Ingeniero industrial que en las elecciones de 2009 apenas sacó un 2% de los votos.

Orle Solís

Partido Democracia Cristiana, que participó por primera vez en las elecciones de 1981 y que tampoco llegó a crecer. Abogado y diputado.

El derechista Juan Orlando Hernández y la izquierdista Xiomara Castro llegan como los dos grandes contendientes para la elección presidencial de este domingo en Honduras, según mostraron las últimas encuestas.

Detrás de ellos hay seis candidatos más entre los que se incluyen personajes como un presentador de televisión y un general golpista.

Cuatro de los partidos surgieron tras el golpe de Estado que derrocó en junio del 2009 al presidente Manuel Zelaya, cuyo partido, Libertad y refundación (Libre), postula a su esposa, Xiomara Castro.

Hernández y Castro de Zelaya figuran como favoritos para relevar al presidente Porfirio Lobo con un empate técnico (28% contra 27%) en la última encuesta de una empresa independiente, publicada hace un mes.

Los hondureños también elegirán tres vicepresidentes, 128 diputados, 20 diputados al Parlamento Centroamericano y alcaldes en las 298 municipios del país.

Por primera vez en la historia de este empobrecido país centroamericano, el bipartidismo que ha gobernado por más de un siglo -junto a los militares- está amenazado, y por una candidatura de izquierda, además representada por una mujer, la esposa del derrocado presidente Zelaya.

Castro, aspirante de Libre, fundado por Zelaya tras volver del exilio en 2011, promete reconciliación y un "socialismo democrático a la hondureña", pero Hernández, del gobernante Partido Nacionalista (PN), ha advertido del peligro de un retorno a la "confrontación" si es elegida su rival.

Omnipresente en la campaña de su esposa, Zelaya, derrocado por una alianza de militares, empresarios y políticos de derecha tras su acercamiento a la Venezuela de Hugo Chávez, va a las elecciones como candidato a diputado, en un país donde está prohibida la reelección presidencial.

Juan Orlando Hernández (45 años) es el aspirante del Partido Nacional (PN, derecha en el poder), abogado y presidente del Congreso, desde donde ha impulsado proyectos sobre todo en seguridad, cuestionados por grupos de derechos humanos. Su principal promesa es combatir la criminalidad con los militares en las calles.

Otro mapa político. "Es de prever que tengamos un Congreso muy heterogéneo, donde ningún partido tendrá una mayoría absoluta, lo cual obligará a hacer pactos, alianzas", declaró el analista independiente Matías Funes.

Honduras va a estas elecciones generales del domingo sumida en una violencia incontrolable que lo convirtió en el país más mortífero del mundo, una crisis económica sin precedentes y una polarización política, marcada por el golpe de Estado del 2009.

Más allá de la profunda polarización política, los hondureños esperan que los comicios pasen la página y se atiendan los problemas de pobreza, violencia y crisis económica, de una gravedad sin precedentes según expertos.

"Yo no creo en nadie. Antes de entrar al poder prometen muchas cosas pero a la hora de la verdad no cumplen. No hacen nada. Los pobres somos los que pagamos. No hay trabajo y tenemos que vivir encerrados por tanta violencia", dijo a Leila Turcios, de 49 años, en el humilde barrio de Ulloa, oeste de Tegucigalpa.

En un país con el récord mundial de homicidios, 85,5 por cada 100.000 habitantes, la lucha contra el crimen centró el debate electoral. Hernández promete mantener los soldados en las calles y Castro enviarlos a las fronteras para frenar al narcotráfico y encargar a una policía comunitaria el combate a las pandillas.

"Haré lo que tenga que hacer para erradicar la delincuencia, repitió insistentemente el candidato oficialista durante la campaña. Mientras que Castro ha insistido en que lo primordial es "refundar" Honduras para acabar con la violencia y la pobreza.

Honduras es, además, uno de los cuatro países más pobres de América Latina, junto con Haití, Bolivia y Nicaragua: 71% de sus 8,4 millones de habitantes vive en pobreza, un 53% en miseria y el subempleo alcanza niveles del 40%, según la ONG local Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo (Fosado).

Por eso en las calles se respira zozobra. La policía hondureña instaló "una sala de crisis" como parte de un plan de seguridad y contingencia ante la posibilidad de conflictos.

Los comicios serán vigilados por unos 800 observadores internacionales. "El llamado es muy claro: que la votación sea libre (...) que no se dejen comprar el voto", dijo Ulrike Lunacek, jefe de la misión de la Unión Europa.

El jefe de la misión de la OEA, el chileno Enrique Correa, dijo que "nada indica que exista algún tipo de fraude".