Xi Jinping insta a Joe Biden a trabajar juntos por la paz mundial en llamada sobre Ucrania

Esta reunión, la cuarta desde que el demócrata de 79 años asumió la presidencia de Estados Unidos, duró casi dos horas, según la Casa Blanca, que no dio detalles

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

---

Washington. El presidente chino, Xi Jinping, afirmó este viernes que las guerras “no benefician a nadie”, durante una conversación con su homólogo estadounidense, Joe Biden, que presiona a Pekín para que se distancie de Moscú desde que Rusia invadió Ucrania.

“La crisis ucraniana no es algo que hubiéramos querido” que ocurriera, aseguró Xi, citado por la televisión china. “Como miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y como las dos principales economías mundiales, nos incumbe no sólo llevar las relaciones chino-estadounidenses por buen camino, sino asumir nuestras responsabilidades internacionales y trabajar para la paz y la tranquilidad en el mundo”, comentó.

Según un breve resumen difundido por la cadena pública CCTV, el presidente chino alertó que “las relaciones entre Estados no pueden llegar al enfrentamiento armado”. “Los conflictos y los antagonismos no benefician a nadie. La paz y la seguridad son los bienes por los que la comunidad internacional debería interesarse más”.

Esta reunión, la cuarta desde que el demócrata de 79 años asumió la presidencia de Estados Unidos, duró casi dos horas, según la Casa Blanca, que no dio detalles. Biden habló con Xi desde la “Situation Room”, una sala ultrasegura de la Casa Blanca desde donde Estados Unidos lleva a cabo las operaciones más arriesgadas y las negociaciones más difíciles.

Wendy Sherman, número dos de la diplomacia estadounidense, había explicado previamente el viernes en CNN el objetivo de Washington en la conversación: “Queremos que el Partido Comunista Chino, que es una potencia muy importante en la escena internacional (...) entienda que su futuro está con Estados Unidos, con Europa, con otros países desarrollados y en desarrollo. Su futuro no es apoyar a Vladimir Putin”.

Unas declaraciones conciliadoras, tras otras en un tono más amenazante hechas el jueves por el secretario de Estado, Antony Blinken. “Nos preocupa que contemplen ayudar directamente a Rusia con equipo militar que se usaría en Ucrania”, declaró Blinken a la prensa, señalando que en su charla con Xi Biden le iba a “dejar claro que China asumirá la responsabilidad por cualquier acción destinada a apoyar la agresión rusa y que no dudaremos en imponerle costes”.

Es la advertencia más clara emitida por Estados Unidos desde el comienzo de la invasión de Ucrania, pero ya había criticado a China por su “alineamiento” con Rusia. Para Joe Biden, las dos superpotencias compiten a nivel económico y estratégico, pero deben dialogar para que esto no sea un factor de caos a nivel internacional. Pero si China apoya abiertamente a Rusia, con entrega de armas o acuerdos económicos y financieros que le permitan eludir parcialmente las duras sanciones occidentales su posición cambiaría.

‘Amistad sin límite’

Desde el comienzo de la invasión rusa el 24 de febrero, el régimen comunista chino, que mantiene una estrecha relación con Rusia, —con la que comparte una profunda hostilidad hacia Estados Unidos—, se ha abstenido de pedir al presidente ruso, Vladimir Putin, que retire sus tropas de Ucrania.

Aunque la “amistad sin límite” profesada por Pekín y Moscú está en entredicho por la guerra, y el gobierno del presidente Xi Jinping parece sorprendido por la resistencia ucraniana y la dureza de las sanciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados para aislar a Rusia de los intercambios económicos y financieros mundiales.

Xi Jinping “debe arbitrar entre varias prioridades. Concede gran importancia a la asociación con Rusia, pero no quiere socavar las relaciones con Occidente”, de las que China depende “para su acceso a ciertas tecnologías avanzadas”, explicó Ryan Hass, un experto del Brookings Research Institute y exasesor del presidente estadounidense Barack Obama sobre China.

“Los intereses de China y Rusia no están alineados. Putin quiere dinamitar el sistema internacional mientras que el presidente Xi se ve a sí mismo como el artífice de un nuevo orden internacional”, añadió.

Biden advierte a China

El presidente estadounidense también advirtió de las “consecuencias si China brinda apoyo material a Rusia mientras esta lleva a cabo ataques brutales contra las ciudades y los civiles ucranianos” en la reunión virtual de este viernes.

Ambos expresaron su deseo de “mantener abiertos los canales de comunicación”, durante la videoconferencia. Además, Biden “detalló” las duras sanciones económicas y financieras impuestas por Occidente a Rusia, insistió la presidencia estadounidense, que no especificó a qué represalias se expondría China si ayuda a Rusia.

China también pidió a Estados Unidos y a la OTAN que mantengan un “diálogo” con Rusia sobre las “preocupaciones de seguridad” de Moscú, en un comunicado del ministerio de Relaciones Exteriores divulgado después de la conversación y que retoma un planteamiento del presidente ruso, Vladímir Putin.

También hablaron de Taiwán, un tema muy polémico. Biden “reiteró que la política de Estados Unidos sobre Taiwán no ha cambiado” e “insistió en que Estados Unidos sigue oponiéndose a cualquier cambio unilateral del statu quo”. Taiwán, un país democrático, vive bajo la amenaza constante de China.

Desde la toma del poder por los comunistas en Pekín en 1949, el gobierno nacionalista huyó a la isla, que el ejecutivo chino considera una de sus provincias destinada a volver a su territorio, aunque sea por la fuerza. Estados Unidos reconoce diplomáticamente a Pekín y no a Taipéi, pero vende armas a Taiwán para que pueda defender su territorio.