Turcos discrepan sobre llamado de Erdogan a boicotear productos franceses

Es difícil anticipar el impacto que pueda tener en el intercambio comercial, de alrededor de $17.000 millones en el 2019

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Ankara. Una “buena lección” que “tardó demasiado” o, por el contrario, una medida “ilógica” e “imposible de aplicar”: los turcos estaban divididos el martes, al día siguiente del llamado de su presidente Recep Tayyip Erdogan a boicotear los productos franceses.

Por el momento, la llamada del jefe de Estado a desdeñar bienes de Francia parece tener relativamente poca repercusión.

Clientes con mascarillas entraban como de costumbre en una tienda Carrefour, situada en un barrio animado del distrito de Sisli en Estambul.

Daim Kara, de 51 años, salía con los brazos cargados de productos. Sorprendido en el acto, este partidario del boicot se defiende: “Compro en Carrefour, pero son productos turcos” dice, mostrando sus compras. “Apoyo el llamamiento al boicot, porque amenazan a Turquía. Desprecian a los musulmanes”, afirma.

Las relaciones entre París y Ankara, ambos miembros de la Organización del tratado del Atlántico Norte (OTAN), se han tensado mucho desde el año pasado, debido, en particular, al apoyo francés a las milicias kurdas sirias y a los desacuerdos sobre Libia y el Mediterráneo oriental.

Y la presión sigue en aumento. Después de que Erdogan puso en tela de juicio la “salud mental” del presidente francés, Emmanuel Macron, Francia ordenó el sábado el regreso de su embajador en Ankara.

El lunes, el dirigente turco renovó sus ataques personales, acusando a Macron de llevar a cabo una "campaña de odio" contra los musulmanes debido a su apoyo a la libertad de caricaturizar al profeta Mahoma, cuya representación es tabú en el islam.

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Para Mahmut Atilla, jubilado de 70 años, el llamado de Erdogan no cambiará nada. “De todos modos ya boicoteo los productos franceses. También boicoteo los productos estadounidenses puesto que no bebo Coca-Cola. Tenemos jugo, jugo de naranja local. Prefiero beber esto”, comenta.

En Twitter, los partidarios de Erdogan publicaron listas de marcas francesas que debían evitarse, olvidando, como lo señalan otros internautas, incluir la marca de lujo Hermes, muy apreciada por la primera dama de Turquía.

¿Cuánta repercusión?

El impacto del llamamiento de Erdogan sobre el comercio entre Turquía y Francia, que representó cerca de 15.000 millones de euros ($17.700 millones) de intercambios el año pasado, es difícil de anticipar.

Pero esta vez no parece que haya suscitado el mismo entusiasmo que su llamado, en el 2018, a hacer caso omiso de los aparatos electrónicos estadounidenses durante las tensiones entre Ankara y Washington. En ese momento, muchos turcos fueron filmados rompiendo su iPhone. Esta vez nada comparado con eso ocurrió.

Hay que decir que las tensiones entre Francia y Turquía se producen en un momento en el que la economía turca, duramente afectada por la pandemia del nuevo coronavirus, se tambalea.

La libra turca, que ha perdido más del 25% de su valor frente al dólar desde principios de año, se hundió aún más el martes hasta alcanzar 8,15 libras contra un dólar a las 11 GMT (5 a. m. hora de Costa Rica), una nueva baja histórica.

En este contexto, el llamamiento al boicot de los productos franceses corre el riesgo de "tener repercusiones negativas para Turquía", se inquieta Güzide Kosifoglu, empleada del sector turístico, para quien esta decisión "ilógica" ha sido "tomada bajo el golpe de la emoción".

"No hay que olvidar que numerosos productos de las marcas francesas se fabrican aquí. Esto da empleo a muchos turcos", añade.

Desde el centro de producción Renault en Bursa (noroeste) hasta las innumerables tiendas de marcas francesas de lujo en Estambul, pasando por los seguros, las empresas francesas son un importante proveedor de empleo en el país.