Relaciones entre Venezuela y Estados Unidos seguirán en picada

Expertos ven poco sentido a sanciones adoptadas por parte de Washington

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Washington. AFP y EFE. Estados Unidos y Venezuela están recibiendo fuertes críticas por el deterioro de su relación bilateral, que, según diferentes analistas, seguirá degradándose.

Mientras el Parlamento Europeo aprobó el jueves una nueva resolución de condena contra el Gobierno de Venezuela por la “represión” y la “violación de las libertades”, la Iglesia católica venezolana consideró “inaceptable” la declaratoria de Washington sobre el país sudamericano al que considera una “amenaza inusual y extraordinaria” para su seguridad.

El arzobispo de Caracas, cardenal Jorge Urosa Savino, hizo un llamado a la “sensatez” y la “cordura” entre los dos países.

De hecho, diferentes analistas creen que el paquete de sanciones anunciado esta semana por Estados Unidos contra siete funcionarios venezolanos es contraproducente y representa un golpe a la relación bilateral.

“¿Hacia dónde va esta relación entre Estados Unidos y Venezuela? Cuesta abajo”, sintetizó Peter Hakim, presidente emérito de Diálogo Intramericano , para quien el contacto entre los dos países es “totalmente anormal”, y se torna difícil vislumbrar una salida.

Sanciones inútiles. La Casa Blanca sancionó a siete funcionarios venezolanos, cuyos eventuales bienes en territorio estadounidense serán congelados, una medida que no afectará los sectores de energía o petróleo de Venezuela, pero que enturbia aún más una relación política ya conturbada.

Venezuela “usará las sanciones para fortalecer su discurso. Las sanciones son contraproducentes en este momento, se podría haber coordinado con la comunidad internacional. Ya hemos impuesto sanciones antes y no funcionaron”, dijo la experta Sarah Kinosian, del grupo Center for International Policy (CIP) , en una referencia a Cuba.

En ese sentido, indicó que resulta paradójico que la Casa Blanca exprese su intención de desactivar el embargo a Cuba para no ofrecer a la dirigencia de La Habana una excusa para elevar el tono en las relaciones bilaterales, y al mismo tiempo ofrezca precisamente esa oportunidad a los gobernantes venezolanos.

Como respuesta a estas sanciones, el gobierno de Nicolás Maduro llamó a consultas urgentes al encargado de negocios su encargado de negocios en Washington.

Para Hakim, la dirigencia política venezolana está convencida “de que Estados Unidos está comprometido con sabotear su economía e instalar un nuevo gobierno oligárquico. Es difícil imaginar en qué forma esta relación podría mejorar ahora”.

Con esa convicción, añadió el experto, el Gobierno de Caracas “puede estar exagerando un poco, pero debe haber algún otro elemento en todo esto que no estamos captando”. De igual forma, añadió, este paquete de sanciones “no hará que nadie cambie de política”.

Munición para Caracas. Éric Farnsworth, vicepresidente de Americas Society, coincidió con esa apreciación. Manifestó: “Nadie tiene la ilusión de que estas sanciones cambiarán la economía de Venezuela o la dirección política. Por eso, la medida es contraproducente, y además dará más munición al gobierno (de Maduro)”.

Farnsworth cree que la relación seguirá deteriorándose, pero Washington no adoptará sanciones amplias contra Venezuela ni cortará el comercio petrolero.

“Pienso que Estados Unidos está perdiendo la paciencia con América Latina” por lo endeble de sus esfuerzos para buscar una solución a la situación política en Venezuela, dijo Hakim.

Los países de la región, “en algún sentido, están ausentes. Estas sanciones pueden ser una señal, pidiendo que hagan algo, que encuentren formas de construir una solución, que no se alejen del problema”, añadió.

Los cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) tenían previsto reunirse en Uruguay para tratar la situación política de Venezuela, pero Montevideo suspendió la cita luego de que la cancillería expresó su “malestar” ante declaraciones del presidente Nicolás Maduro. El martes, Maduro calificó de “cobarde” al vicepresidente uruguayo, Raúl Sendic, por haber dicho que no tenía pruebas de la injerencia de Estados Unidos en la política de Venezuela.