Reforma judicial en Israel genera caos y críticas internacionales

Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí, enfrenta críticas y protestas por la polémica medida legislativa

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Jerusalén. Este martes, las protestas y huelgas en Israel se incrementaron tras la votación parlamentaria sobre una polémica reforma judicial que divide a la nación y generó críticas de aliados extranjeros.

Este lunes, el Parlamento israelí aprobó una cláusula clave de la reforma impulsada por el gobierno de derecha del primer ministro Benjamín Netanyahu, lo que ya provocó recursos judiciales y enfrentamientos en las calles.

La votación se centró en la llamada cláusula de “razonabilidad”, que limitará la capacidad de los jueces para anular las decisiones del gobierno que consideren “irrazonables”.

Críticos temen que la reforma socave la democracia al eliminar los controles y equilibrios sobre el ejecutivo.

En una alocución televisada, Netanyahu defendió este lunes la aprobación de esa cláusula como “una etapa democrática necesaria”.

El movimiento de protesta, que lleva varios meses, incluyó una huelga de médicos este martes en el servicio público, excepto para las urgencias.

“La mano tendida para el diálogo quedó suspendida en el aire”, dijo el presidente de la Asociación Médica de Israel, Zion Hagay, en un comunicado en el que anunciaba el paro.

El jefe del sindicato Histadrut, Arnon Bar David, amenazó con “una huelga general si fuera necesario” contra las reformas.

El Colegio de Abogados de Israel presentó peticiones ante la Corte Suprema para anular la nueva legislación.

“Un día negro para la democracia israelí”, rezaban las portadas ennegrecidas de tres de los principales periódicos del país.

Los manifestantes permanecieron en las calles hasta altas horas de la noche tras la votación en el Parlamento.

El estudiante Josh Hakim dijo estar “muy triste por lo que le está sucediendo al país” y señaló que “todo el mundo está muy enojado”, cerca del Parlamento en Jerusalén.

Unas 58 personas fueron detenidas en las manifestaciones, según la policía, varias de ellas en Tel Aviv, foco de uno de los mayores movimientos de protesta de la historia del país.

Los agentes utilizaron cañones de agua para dispersar a los manifestantes en una de las principales carreteras de Tel Aviv, donde la multitud ondeaba banderas israelíes.

“Una marioneta”

Netanyahu no logró apaciguar a los opositores con su discurso el lunes, en el que dijo que quería negociar con la oposición sobre el proyecto de reforma y “entablar un diálogo”.

El primer ministro, que estuvo en la votación, dio muestras de fatiga en el hemiciclo, justo un día después de una operación quirúrgica en la que se le colocó un marcapasos.

La oposición abandonó el hemiciclo para boicotear la votación de la cláusula, que fue aprobada con 64 votos en una cámara de 120 escaños.

“No hay primer ministro en Israel. Netanyahu se ha convertido en una marioneta de extremistas mesiánicos”, dijo el jefe de la oposición, Yair Lapid, en referencia a los aliados de extrema derecha y judíos ultraortodoxos del primer ministro.

Los opositores acusan a Netanyahu, quien está siendo juzgado por corrupción, de querer usar esta reforma para anular posibles juicios en su contra, lo que él niega.

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La inestabilidad política despertó preocupación entre los aliados de Israel.

Estados Unidos calificó la votación de “desafortunada” y el gobierno alemán dijo estar siguiendo con “gran preocupación” las tensiones en la sociedad israelí.

Las protestas atrajeron el apoyo de diversos sectores políticos y sociales, incluyendo grupos de izquierda y derecha, seculares y religiosos, activistas por la paz y reservistas militares, así como trabajadores manuales y del sector tecnológico crucial para la economía del país.