La quema de una copia del Corán en Suecia levanta ampollas en el mundo musulmán

El iraquí responsable del acto aseguró que a pesar de las amenazas lo volverá hacer en diez días; presidente turco, Recep Tayyip Erdogan declaró que enseñará a los occidentales arrogantes que insultar a los musulmanes no es libertad de expresión

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Bagdad. La quema de un ejemplar del Corán frente a una mezquita en Estocolmo generó una fuerte reacción en el mundo musulmán, y decenas de iraquíes irrumpieron brevemente en la embajada de Suecia en Bagdad el jueves para expresar su enojo.

Este jueves, Irak, Irán, Arabia Saudita y otros países de Oriente Medio condenaron enérgicamente la acción de un Iraquí radicado en Suecia que quemó una copia del Corán, advirtiendo que esto podría “inflamar” a los musulmanes en todo el mundo.

El iraquí de 37 años declaró el jueves que repetiría el mismo gesto dentro de diez días. En una entrevista con el periódico sueco Expressen, afirmó ser consciente de sus acciones y haber recibido “miles de amenazas de muerte”.

La policía le había otorgado permiso para llevar a cabo la protesta, pero este acto generó indignación en la comunidad musulmana, especialmente porque coincidió con la festividad islámica de Eid al Ada.

El gobierno iraquí emitió un comunicado la noche del miércoles condenando enérgicamente “los actos repetidos de quemar copias del sagrado Corán por individuos con mentes extremistas y perturbadas”.

“A través de estas acciones, se demuestra un espíritu de odio y agresividad que contradice los principios de la libertad de expresión”, agregó. “Estos actos no solo son racistas, sino que también promueven la violencia y el odio”.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Irak convocó el jueves a la embajadora sueca en Bagdad para expresarle el “enérgico rechazo de Irak” hacia la autorización otorgada por Suecia a “extremistas” para quemar el Corán.

Irán también se unió a la condena, calificando la quema como “provocadora, irreflexiva e inaceptable”.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, durante una aparición televisiva, declaró: “Enseñaremos a los occidentales arrogantes que insultar a los musulmanes no es libertad de expresión”.

El gobierno talibán de Afganistán también reaccionó con furia ante la quema, a la que describió como un “desprecio abierto hacia esta noble religión y sus casi 2.000 millones de seguidores” por parte de las autoridades suecas.

Asimismo, Arabia Saudita, que acaba de recibir a 1,8 millones de peregrinos para el hach, que concluyó el miércoles, afirmó que “estos actos odiosos y repetidos no pueden ser aceptados bajo ninguna circunstancia”.

Egipto también calificó la quema del Corán como un “acto vergonzoso que ofende los sentimientos de los musulmanes” en momentos en que celebran el Eid.

La quema también fue condenada por la Liga Árabe y el Consejo de Cooperación del Golfo, así como por Marruecos, que llamó de regreso a su embajador en Estocolmo. Marruecos también criticó la “complicidad” del gobierno sueco ante la quema.

Además, la Organización para la Cooperación Islámica (OCI), convocó una “reunión de urgencia” la próxima semana en la ciudad saudita de Yedá para “discutir medidas contra estos despreciables actos”.

Arabia Saudita denunció los “actos odiosos y repetidos que incitan al odio, la exclusión y el racismo, y contradicen los esfuerzos por difundir los valores de tolerancia”.

En Líbano, el poderoso movimiento Hezbolá, respaldado por Irán, acusó a las autoridades suecas de ser “cómplices en el crimen”.

El incidente también generó indignación en Turquía, donde el canciller Hakan Fidan consideró que “cerrar los ojos ante actos tan atroces equivale a ser cómplice”.

Durante la protesta frente a la embajada sueca en Bagdad, los manifestantes distribuyeron panfletos en los que se podía leer en inglés y árabe: “Nuestra Constitución es el Corán. Nuestro líder, Al Sadr”. Además, quemaron banderas arcoíris, símbolo de la comunidad LGTBI, y escribieron “Sí al Corán” en la entrada de la embajada.

No es la primera vez que se registran este tipo de acciones en Suecia y otros países europeos. En el pasado, algunas de estas acciones fueron impulsadas por movimientos de extrema derecha, lo que desató manifestaciones y tensiones diplomáticas.

En enero, un extremista de derecha sueco-danés quemó una copia del Corán cerca de la embajada turca en Estocolmo, lo cual irritó a musulmanes en todo el mundo.