Oriente Medio mide la reacción de Occidente ante el asunto sirio

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París. AFP. Tras diez días de declaraciones tajantes sobre una posible intervención en Siria, la marcha atrás de Gran Bretaña y –si se diera– de Estados Unidos podría tener graves consecuencias para la credibilidad de esos países en otros temas internacionales, como el programa nuclear iraní.

“En una época, el Líbano, Siria, Egipto temblaban cuando Washington hablaba. Ahora todos se ríen. En Oriente Medio ya nadie toma en serio a Estados Unidos: su credibilidad está cuestionada. Y bastaba con ver (al presidente Barack) Obama el sábado para comprender por qué”, escribió ayer un editorialista del diario británico The Independent .

El periódico italiano Corriere della Sera se congratuló por “la revancha de los Parlamentos” en Gran Bretaña y en Estados Unidos, pero evocaba al mismo tiempo un “debilitamiento de los poderes ejecutivos”.

El rotativo francés Le Parisien señalaba que en las redes sociales israelíes al mandatario Obama se lo califica de “cobarde”. Detrás de Siria, es Irán y sus instalaciones nucleares las que están en la mira, agregó.

Improvisación. Algunos expertos estiman que “la improvisación” constatada desde el ataque químico del 21 de agosto, atribuido al régimen de Bashar al-Asad, se anuncia ya como problemática para la gestión del tema nuclear iraní. Desde hace años, las potencias occidentales presionan a Irán , acusándolo de querer dotarse del arma atómica, lo que Teherán desmiente.

“Por medio del asunto se está enviando un mensaje a Teherán. La idea de los bombardeos era mostrar que Occidente no es pusilánime cuando se trata de armas químicas, que está dispuesto a reaccionar”, considera Karim Bitar, director de Investigaciones sobre Oriente Medio, del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS).

Pero, con lo que ocurre en Gran Bretaña y Estados Unidos, “se tiene una impresión de improvisación, de política hecha al día. Se ha confirmado que fue solo a último minuto que Obama cambió de opinión y decidió pedir la autorización del Congreso. Hay un cierto ‘amateurismo’ ligado al hecho de que el mundo ha cambiado mucho”, agrega Bitar.