Nuevo presidente promete reconciliación y mano dura contra la violencia en Egipto

Desde el golpe que depuso a Mursi, ha reprimido duramente a los opositores

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El Cairo. AFP. El nuevo presidente de Egipto, Abdel Fatá al-Sisi, quien prestó juramentó ayer con un compromiso con la reconciliación y una promesa de que no habrá “laxismo contra aquellos que recurran a la violencia”.

En un discurso a la nación, al-Sisi también se comprometió a trabajar en favor de la “reconciliación”. Pero no con aquellos que tengan “sangre en las manos”, advirtió.

Al-Sisi juró su cargo ante la Corte Constitucional Suprema, en una ceremonia que fue seguida por una recepción en el palacio presidencial Itihadiya, en El Cairo, a la que asistieron el presidente palestino, Mahmud Abás; varios representantes de las monarquías árabes del golfo Pérsico, el rey de Jordania y tres mandatarios africanos, pero destacó la ausencia de líderes occidentales, cuyos países estuvieron representados por diplomáticos.

El nuevo mandatario egipcio ya ejercía “de facto” como máximo líder tras el derrocamiento, el 3 de julio del año pasado, de Mohamed Mursi , primer presidente electo democráticamente.

“Juro en nombre de Dios todopoderoso preservar el sistema republicano, proteger la ley y la Constitución para velar por los intereses de la población, y preservar la independencia de la nación y su integridad territorial”, recitó Sisi ante los jueces de la Corte Constitucional, en una ceremonia retransmitida por televisión.

Tras jurar su cargo, Al-Sisi abandonó, muy custodiado, la Corte, donde seguidores reunidos agitaban banderas en el exterior.

La jornada continuó con una recepción en el palacio presidencial, con la ausencia de dignatarios extranjeros occidentales.

Las autoridades egipcias habían declarado ayer día festivo para los funcionarios públicos, de manera que pudieran participar en las celebraciones.

El mariscal, quien se retiró del Ejército para participar en los comicios de finales de mayo, ganó sin sorpresas con el 96,9% de los votos frente a su único rival, el líder de izquierda Hamden Sabahi.

Al-Sisi tomó el poder por la fuerza después de que millones de egipcios salieron a las calles para reclamar la partida de Mursi, quien llevaba un año en el poder.

Sin contemplaciones. Después de la destitución y detención del presidente islamista, las autoridades reprimen con mano dura las voces disidentes, con el apoyo de gran parte de la sociedad.

Varias organizaciones no gubernamentales (ONG) de defensa de derechos humanos denunciaron que el régimen liderado por al-Sisi es “ todavía más autoritario” que el del presidente Hosni Mubárak –otro militar–, derrocado en el 2011 y quien gobernó con manó férrea durante casi tres décadas.

Los partidarios de Mohamed Mursi han sido las principales víctimas de la implacable represión lanzada por el nuevo hombre fuerte de Egipto, que ha dejado más de 1.400 muertos y aproximadamente 15.000 detenidos, cientos de ellos condenados a muerte tras la celebración de juicios colectivos.