La confrontación Este-Oeste crece con caso de envenenamiento de exespía ruso en Inglaterra

Moscú se prepara para expulsar a diplomáticos británicos mientras la OTAN previene sobre una nueva guerra fría.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Moscú. Rusia advirtió este viernes que está dispuesta a expulsar “de un momento a otro” a diplomáticos británicos en respuesta a las sanciones de Londres por el envenenamiento de un exespía ruso y consideró “imperdonable” culpar al presidente Vladimir Putin por ese hecho. Mientras tanto, la OTAN trata de contener la nueva “guerra fría”.

El caso de Serguéi Skripal y de su hija Yulia, hospitalizados en estado grave tras ser envenenados el 4 de marzo por una sustancia tóxica en Salisbury, una ciudad del sur de Inglaterra, está provocando una confrontación Este-Oeste sin precedentes desde la Guerra Fría.

El caso llega a pocos días de las elecciones presidenciales rusas del domingo, en las que Vladimir Putin sale como máximo favorito para un cuarto mandato, hasta 2024.

El miércoles, la primera ministra británica, Theresa May, anunció la expulsión de 23 diplomáticos rusos y la suspensión de los contactos bilaterales con Rusia, una decisión que Moscú considera “absolutamente irresponsable”.

El Kremlin aseguró este viernes que responderá “de un momento a otro” a la expulsión de sus diplomáticos, dijo a la prensa el portavoz del Kremin, Dmitri Peskov. La respuesta será “muy pensada” y “totalmente conforme a los intereses de nuestro país”, añadió.

También consideró “imperdonable” señalar al presidente Vladimir Putin como responsable del envenenamiento en Inglaterra de Serguéi Skripal, como lo hizo el ministro de Relaciones Exteriores británico Boris Johnson.

“Pensamos que es sumamente probable que se trate de su decisión de ordenar el uso de un agente neurotóxico en las calles del Reino Unido, en las calles de Europa, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial”, aseguró Johnson.

“Cualquier mención o referencia a nuestro presidente no es nada más que escandalosa e imperdonable en términos de etiqueta diplomática”, declaró Peskov, quien reaccionaba a las declaraciones de Johnson. El ministro británico afirmó este viernes que el presidente Putin “ordenó” el uso de la sustancia venenosa contra Serguéi Skripal.

Según Peskov, la última palabra sobre le dureza de la respuesta está en manos de Putin, en plena campaña electoral. “Tarde o temprano Gran Bretaña tendrá que dar pruebas concluyentes (...) De momento no las hemos visto”, dijo Peskov el viernes.

Confrontación

Los gobiernos de Reino Unido, Alemania, Francia y Estados Unidos publicaron un comunicado conjunto en el que declaran que la responsabilidad del gobierno ruso es la única explicación “plausible” a este ataque, cometido con un gas nervioso perteneciente al grupo de agentes “Novichok” concebido por Rusia.

La primera ministra británica Theresa May anunció el miércoles una serie de sanciones contra Moscú, en particular la expulsión de 23 diplomáticos rusos y la congelación de las relaciones bilaterales.

Rusia, que rechaza estas acusaciones, prometió represalias “de un momento a otro”. El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, que participa en un reunión sobre Siria en Kazajistán, aseguró que Rusia expulsará de su territorio a diplomáticos británicos siguiendo el “principio de igualdad”.

La existencia del grupo de agentes neurotóxicos Novichok fue revelada por Vil Mirzayanov, un químico ruso refugiado en Estados Unidos, que asegura que fueron creados en los años 1980 por científicos soviéticos.

Rusia desmiente, sin embargo, que haya existido un programa para desarrollar estos gases y asegura haber destruido todas sus armas químicas bajo control internacional.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, pidió este viernes a Rusia que “coopere” y aseguró que la Alianza Atlántica no quiere “una nueva Guerra Fría”.

Sin embargo, la tensión se ha acrecentado con el anuncio de Estados Unidos de imponer sanciones a Rusia por su presunta injerencia en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016 y por varios ciberataques.

Washington congeló los haberes de 19 personas y cinco entidades (entre ellas el FSB, la agencia de seguridad nacional rusa, y el GRU, el servicio de información militar) y prohibió a las compañías estadounidense hacer negocios con ellas.

Rusia respondió asegurando que tomaría “represalias” contra Washington.

Por el momento, Vladimir Putin se ha mantenido silencioso sobre el caso y sigue en campaña, donde participa en conciertos y se hace selfis con sus votantes.

“El caso Skripal tiene muy poca influencia en la campaña electoral. Pero hay electores para quienes el eslogan ‘Muerte a los traidores’ tienen sentido, asegura el analista ruso Alexandre Baunov, del centro Carnegie en Moscú.

Putin mantiene “un silencio misterioso (sobre el caso) que le permite ganar puntos en su electorado de inspiración estalinista” que podría pensar en votar por su adversario comunista en las presidenciales, explica.